Yahoo Estilo No, las prótesis de mama no tienen fecha de caducidad
Este es uno de los falsos mitos relacionados con las prótesis mamarias. A pesar de la gran cantidad de literatura científica y médica que existe, también circula un volumen importante de información en los medios y las redes sociales, que satisfacen, a la vez, la curiosidad y la demanda. Sin embargo, entre una y otra, se cuela a veces un dato erróneo, un falso mito o, simplemente, una exageración.
"La caducidad de una prótesis de mama, cuenta el cirujano plástico Moisés Martín Anaya, podría entrar ya dentro de los falsos mitos. Como tampoco es cierto que existan unas prótesis más ligeras que otras, ni mejores ni peores para la práctica deportiva".
Más bien al contrario, Anaya cree que se podría decir que las prótesis de mama "son para toda la vida y que requieren, eso sí, unas revisiones acordes con las de la mujer, que según la edad pueden ser cada año o dos años".
Si es preciso, no obstante, seguir unas pautas de control postoperatorio tras la intervención de las prótesis de mama que se prolongan desde que a las 48 horas se retira el vendaje hasta los tres meses. En el intervalo se van retirando las suturas y asegurando que todo esté correcto.
Antes, en consulta, además de la elección de los implantes, el cirujano deberá explicar a la paciente dos posibles problemas asociados a la colocación de las prótesis para aumento y elevación de pecho. El primero es la contractura capsular, que consiste en que el endurecimiento y engrosamiento de la cápsula que se forma de manera natural alrededor del implante. Este problema puede obligar a su retirada.
El segundo asunto, irrelevante para las estadísticas, es el rechazo al cuerpo extraño que es, en definitiva, una prótesis.
Pero en sí, las prótesis de mama o implantes mamarios no tienen una fecha de caducidad. Lo que ocurre es que el tipo de prótesis que se utilizaba hace 10 o 15 años, en su mayoría de suero fisiológico, implicaba un paso por el quirófano cada diez años aproximadamente. Y eso se ha quedado ahí como fecha límite.
La principal diferencia entre las antiguas prótesis de mama y las actuales se encuentra en su contenido, es decir, en el material que las compone. Antes las prótesis estaban compuestas por silicona líquida o semi líquida, por tanto, un gel de baja cohesividad que proporcionaba ciertos riesgos. Este tipo de silicona hace que en el implante se formen arrugas por lo que aumenta su probabilidad de romperse. Otro problema derivado de este tipo de implantes es que tienden a producir fugas por las que la silicona se escapa por fuera del bolsillo del implante. Estas dos circunstancias eran las razones por las que era conveniente cambiar las prótesis cada 10 o 15 años.
De hecho, algunos médicos difundieron que las prótesis de mama o implantes de pecho debían cambiarse a los 10 años por la alta incidencia de roturas a partir de este límite así como por el peligro que podría suponer para la salud de la persona una prótesis rota. No obstante esta recomendación ha sido desmentida por la mayoría de cirujanos plásticos y reflejada en un comunicado de la SECPRE (Sociedad española de cirugía plástica, reparadora y estética): si una prótesis no ha dado ningún problema, no hay ninguna necesidad de hacer un recambio preventivo.
Y es que los avances tecnológicos han llevado a la creación de una nueva generación de implantes elaborados con gel de silicona cohesivo que han sustituido a las antiguas prótesis y están garantizados casi de por vida. Se trata de un gel de silicona con aspecto de goma y esto quiere decir que aunque hubiese un caso de rotura del implante, el contenido no se esparciría ni se deformaría. Esta característica hace que las nuevas prótesis de mama tengan una gran durabilidad y, en ocasiones, no sea necesario cambiarlos nunca.
Lo que sí debes considerar es que a pesar de la evolución tecnológica en los nuevos implantes mamarios, existen otros condicionantes externos a la cirugía que pueden influir en su durabilidad y ocasionar la necesidad de un recambio protésico.
En este sentido, los cambios físicos que sufre el cuerpo de la mujer a lo largo de los años pueden afectar a la vida del implante tras una intervención de aumento de pecho. Por eso, tras la lactancia o los cambios hormonales durante la menopausia puede ser recomendable una nueva intervención. Estas operaciones podrán ser para revisar el estado, por un recambio de las prótesis y otras veces, simplemente, para una elevación de pecho.
De ser necesario, el recambio de prótesis es variable y depende del tipo de implante, de la capacidad inflamatoria de cada organismo y de otros factores que desconocemos. El cirujano valorará personalmente en cada caso cuál es la mejor opción.
Por otro lado, es importante tener en cuenta la edad con la que se realizó el aumento de pechos. Es decir, si la intervención se produjo cuando la paciente tenía unos 20 o 25 años no es raro pensar que necesitará pasar por el quirófano al menos una vez más en la vida.
Pero si la paciente ha decidido ponerse unas prótesis de mama a una edad más avanzada probablemente no necesite de un recambio. "Y si el implante no está roto, ni hay contractura capsular, ni el pecho está caído no hay motivo para cambiarlo aunque hayan pasado 20 años", aclara el doctor Gabriel Planas.
En ningún caso se puede establecer un período fijo al cabo del cual se requiera el cambio de los implantes. La mayoría de pacientes operadas hace 25 años o más no han precisado el recambio, y eso, teniendo en cuenta que la calidad de estas prótesis era menor que la de las actuales.
Aun así son necesarias mamografías y revisiones anuales de los implantes para mantener un control de los implantes y será el cirujano quien valore la necesidad o no de un recambio protésico.
Afortunadamente, existen métodos para diagnosticar la rotura del implante en fases iniciales, como son la mamografía, la ecografía mamaria y la resonancia magnética. En la Clínica Dr. Arán recomiendan evaluar la integridad de la prótesis de mama mediante una ecografía mamaria o mamografía cada 2 o 3 años durante 10 años, a los 10 años se debe hacer una resonancia magnética y, a partir de entonces, hacer las ecografías anualmente y repetir las resonancias cada 10 años.
Por supuesto, cuenta Martín Anaya, "algunas pacientes se preocupan por el cáncer de mama y, en este sentido, es necesario, no sólo recordar que los implantes no interfieren en las revisiones de la mama, sino saber que, en caso de diagnóstico de carcinoma, no es necesario retirarlos, porque, si se colocan por detrás del músculo, no entran en contacto con la glándula mamaria. Por lo tanto, se puede eliminar la tumoración sin que el aumento de pecho con cirugía sea un problema ni para la paciente ni para el oncólogo".
Por último, y con respecto a la práctica deportiva con prótesis de mama, no es cierto que unos tipos o marcas comerciales de prótesis sean mejores que otras. La mujer que se ha puesto pecho en una cirugía estética no se siente pesada. La colocación bajo el músculo pectoral es también responsable de este aspecto, así que, concluye el experto, cuando se habla de prótesis ligeras se trata de “ofrecer una solución para uno problema que no existe”.
En definitiva, lo importante es ir haciendo revisiones de forma periódica para que sea el especialista quién valore el estado de las prótesis de mama y minimice riesgos para que no haya contratiempos en el futuro.
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