Raphael y el mérito de desafiar al tiempo y trascender generaciones que él considera "un milagro"

Con más de 60 años de trayectoria y en un mundo musical que ha cambiado tanto en los últimos años, mantenerse vigente entre el público es, para Raphael, un verdadero milagro. Por ello, y pese a que en un poco más de un mes cumplirá 80 años de edad, no piensa en el retiro.

“Nunca he pensado en el retiro, es algo que nunca lo haré, jamás”, aseguró recientemente en entrevista con Milenio.

Y es que hace años, en una conversación con Vicente Fernández, el “Charro de Huentitán” le aseguró que nunca se retiraría.

“A mí una vez me dijo Vicente Fernández que él se quería morir en el escenario. Eso me lo dijo a mí, estando grabando los dos en su casa, el ‘Volver, volver’, que la grabé con él en su casa”, relató.

Normalmente, cuando los artistas van creciendo y sumando años, sus seguidores también envejecen, pero en el caso del “Divo Linares” las cosas han sido muy diferentes, lo que le anima a seguir cantando y haciendo giras internacionales.

“Veo gente muy joven, niños, a veces, y gente de mediana edad, gente mayor, de todas, estoy cantando para cinco generaciones”.

“Es una cosa que es un milagro. Porque normalmente un cantante canta para su generación. Pero no se adhieren las anteriores. Pero en mi caso sí”.

De hecho, “Mi gran noche”, una de sus canciones más exitosas, se ha convertido en todo un himno para distintas generaciones y aún es coreada por jóvenes en bares y discotecas.

Raphael nació en Linares, España, el 5 de mayo de 1943; en la década de los sesenta logró gran popularidad en España, pero también en México, gracias a versiones de canciones folclóricas como “Sandunga” o “Llorona”.

Además de “Mi gran noche”, fue el responsable de otros grandes éxitos como “Yo te amo” y “Yo soy aquel”, que suman decenas de millones de reproducciones en plataformas como Spotify y Youtube.

Pero aunque Raphael atribuye su éxito y su vigencia a “un milagro”, lo cierto es que él ha puesto mucho de su parte.

“Para mí todos los días son el primero y puede que sean el último", es el mantra con el que despierta cada día, según confesó hace algunos años en entrevista con la agencia Efe.

"Me provoca siempre hacer cosas nuevas, estar en el límite, no dormirme en los laureles y empezar cada día (...) No soy adicto al trabajo, pero quiero complacer la pasión que tengo por mi carrera. Soy adicto a la pasión que siento por esto", finalizó.

Esta mezcla de trabajo, pasión y ‘milagro’ de seguir en el gusto de todo tipo de público le permiten seguir llenando grandes auditorios y plazas de toros en España y Latinoamérica.

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