Rosácea: Recomendaciones definitivas para tratar esta enfermedad que padecen millones de personas en el mundo
“Y cada vez que tomo una copa de vino tinto, siento que se me queman las mejillas, se encienden en dos parches rojos y siento como si mi piel estuviese irritada”, así fue como mi cuñada describió lo que más tarde le diagnosticaron como rosácea, una afección inflamatoria que se caracteriza, justamente, por la aparición de parches rojos en las mejillas que, por lo general, dejan ver los vasos sanguíneos en la piel. Pareciera algo estético, que aparece eventualmente y quizás pudiese disimularse con maquillaje, pero no. Lamentablemente no es tan sencillo.
La rosácea es una enfermedad crónica de la piel que se manifiesta, no solo por el enrojecimiento de la piel del rostro, sino que también presenta sarpullido tanto en las mejillas como en la nariz, una sensación de ardor, como si la piel se encendiera, y puede afectar nuestros ojos. Suele confundirse con alergias por lo cual es poco diagnosticada con precisión y, si no es trata adecuadamente ni se controlan sus desencadenantes, puede empeorar.
Según se explica desde el Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesquelécticas y de la Piel los síntomas más comunes de esta enfermedad pueden incluir enrojecimiento facial, generalmente en la nariz y mejillas, que puede persistir o aumentar con el tiempo; además, esto puede ir acompañado de sensaciones de hormigueo o ardor, y la piel enrojecida puede volverse áspera y escamosa.
También suelen hacerse visibles vasos sanguíneos y aparecer como líneas rojas delgadas en la nariz y las mejillas. Es posible que aparezcan erupciones cutáneas, como protuberancias rojas o llenas de pus, y granos similares al acné, y que haya un engrosamiento de la piel, especialmente en la nariz, siendo este uno de los síntomas más graves, principalmente observado en hombres.
Además, está la irritación ocular, conocida como rosácea ocular, que puede manifestarse con enrojecimiento, picazón, lagrimeo o sequedad. Ante todos estos síntomas, es esencial buscar atención médica inmediata pues, como se indicó, si no se trata, puede ser mucho más comprometedora para la salud.
Aunque no se han determinado como definitivas las causas de esta enfermedad, sí se ha determinado que puede asociarse a la ansiedad, al estrés, a la ingesta de algunos alimentos, como los picantes por ser muy irritantes, así como al consumo de ciertas bebidas alcohólicas, y fármacos. También, según el Instituto de Dermatología Avanzada, pueden influir factores como la exposición al sol, al viento, al calor e incluso se ha relacionado recientemente con el mal funcionamiento del sistema inmunitario.
Además de la sensación de ardor y el aspecto que la rosácea da a la piel, esta afección también impacta la calidad de vida de las personas pues, según la misma institución, casi del 90% de los pacientes que la padecen sienten que afecta su confianza y autoestima, e incluso el 41% de los pacientes dicen que han evitado el contacto social.
Esto quiere decir que, aunque no tiene cura, es importantísimo encontrar vías para aliviarla, y prevenir que empeore. Según la doctora Bertha Baum, miembro de la Academia Americana de Dermatología y asesora de Neutrogena, la inflamación causada por la rosácea puede provocar sensibilidad en la piel, que puede agravarse por la falta de hidratación. Esto puede resultar en una sensación incómoda y una mayor irritación.
De esta manera, la primera recomendación es tener mucho cuidado con el tipo de productos que aplicamos en la piel, debemos estar seguros de que no contienen ingredientes irritantes como fragancias y que, en el caso de los limpiadores, no tengan agentes detergentes ni jabones que resequen mucho más la piel.
“Debe utilizarse un limpiador suave y no abrasivo, preferiblemente formulado específicamente para pieles sensibles o propensas a la rosácea”, dice la experta y añade que también es muy importante aplicar un humectante suave no comedogénico para mantener la piel hidratada y prevenir la sequedad, que puede desencadenar brotes de rosácea. El tema de los exfoliantes, es mejor evitarlo para no agravar la inflamación, y en cuanto a las cremas hidratantes, se recomiendan las cremas al agua con factores hidratantes naturales.
Asimismo, la protección solar es esencial, más en esta temporada que invita a disfrutar de actividades al aire libre como festivales, visitas a la playa o a la piscina. Es importante que el producto que usemos, nos brinde la certeza de que nuestra piel estará protegida por unas cuantas horas, y aún así, comprender que debemos reaplicar protector cada cierto tiempo. De hecho, la doctora Baum, quien es dermatóloga y cirujana cosmética certificada en Estados Unidos, hace énfasis en esta recomendación.
“Se debe utilizar un protector solar de amplio espectro con SPF 30 o superior, así como también bloqueadores físicos o minerales como el óxido de zinc o el dióxido de titanio, que tienen menos probabilidades de irritar la piel sensible y que sean libres de parabenos, ftalatos, alcohol y fragancias. Hay que aplicar protector solar generosamente en toda la piel expuesta al menos 15 minutos antes de salir y volver a aplicarlo cada dos horas o con más frecuencia si suda o nada”, dice y añade que es muy conveniente que estos productos sean elaborados con fórmulas ligeras, no grasas y de rápida absorción, que ofrezcan protección sin incomodar.
Además de la selección de productos, hay otras recomendaciones que destaca la especialista. La primera es usar ropa protectora de manera casi religiosa. Si estamos al aire libre, es recomendable usar sombreros de ala ancha, gafas de sol y ropa que cubra los brazos y las piernas para minimizar la exposición a los rayos dañinos del sol. Las telas ligeras y transpirables, como el algodón o los materiales que absorben la humedad, pueden ayudar a prevenir el sobrecalentamiento y la irritación.
También hay que evitar las horas pico de sol, tratar de evitar estar al aire libre entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, pues cuando los rayos del sol son más fuertes y dañinos.
Además, se recomienda llevar a cabo medidas de enfriamiento. Esto quiere decir usar brumas faciales refrescantes o un paño húmedo para aliviar el calor o la irritación de la piel. Además, evitar el agua caliente al lavarse la cara, ya que puede exacerbar los síntomas de la rosácea.
Por último, aunque parezca algo secundario, la dermatóloga recomienda evitar los alimentos y bebidas desencadenantes que pueden exacerbar los síntomas de la rosácea, entre los que también se incluyen la cafeína y las bebidas calientes en general. Es mejor optar por opciones más frescas e hidratantes, como frutas y verduras frescas.
Este artículo tiene como finalidad ofrecer información general y educativa sobre temas relacionados con la salud y el bienestar. Sin embargo, esta información no debe ser considerada como un reemplazo del consejo de su doctor ni debe ser utilizada para realizar tratamientos sin supervisión médica. Yahoo no se hace responsable de ningún diagnóstico hecho por un usuario basándose en este contenido. Si usted está preocupado por su salud, siempre consulte a su médico de cabecera u otro profesional calificado de la salud antes de tomar cualquier acción.
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