La Raulito: un proyecto personal que se filmó clandestinamente y marcó la vida de su protagonista
Cuando en 1969 Marilina Ross encarnó a María Esther Duffau, conocida popularmente como La Raulito, en el episodio “Nadie” del ciclo televisivo Cosa Juzgada, nada haría suponer que ese personaje se convertiría en el más importante de su carrera como actriz.
Ross venía de protagonizar el éxito La Nena, junto a Osvaldo Miranda, una de las series más vistas de la televisión, pero quería darle un giro a su trabajo, transformarlo. Tras varias temporadas, sentía que el rumbo que iba tomando su carrera no era el que deseaba, y por eso se sumó a Cosa Juzgada, el unitario que tenía al director David Stivel como impulsor y a un grupo de actores de excelencia llamado Gente de Teatro, en el que destacaban figuras como Carlos Carella, Emilio Alfaro, Norma Aleandro y Bárbara Mujica.
Emitido semanalmente, en el programa, se recreaban historias verídicas, casos judiciales reales y relatos con contenido social. El de Duffau fue uno de los que a Ross más impactó, tanto que convenció a Gené para que ampliara lo escrito en el guion y lo convirtiera en un largometraje. Cuando tuvo una copia se acercó a varias productoras cinematográficas, hasta que finalmente la llamaron de una para concretarla.
Fueron cinco años de idas y venidas. Ningún director quería hacerse cargo del relato de esta joven que, abandonada por su padre y tras el fallecimiento de su madre, a los seis años tuvo que salir a la calle a sobrevivir como podía . La manera que encontró para seguir adelante fue “camuflarse” como un varón, con el pelo cortísimo y la inconfundible camiseta de Boca.
El actor y director Lautaro Murúa finalmente dijo que sí y fue el encargado de llevar adelante la dirección de La Raulito, una película que tuvo que ser rodada en clandestinidad debido a que Ross se encontraba amenazada por la Triple A.
“Fui quien convocó a todos para lograrlo. Fue un proyecto mío que surgió de haberlo actuado en el ciclo de TV y me enamoré de ese ser. Y quise filmarlo. Me llevó 5 años concretarlo. Lo más difícil fue cuando el director Lautaro Murúa dudaba que yo pudiera hacerlo… Hasta que me hizo una prueba y al final me dijo: ‘Hacé lo que quieras, yo te filmo’ ”, cuenta Ross a LA NACIÓN.
Como las amenazas a Ross crecían, la película comenzó su rodaje en noviembre de 1974 en secreto, con escenas callejeras que se filmaban con cámaras escondidas dentro de casetas de obras. Ross, en tanto, se quedaba esperando que Murúa dijera acción en los umbrales de edificios, como para pasar lo más desapercibida posible.
Para lograr el aspecto varonil, que definitivamente terminó protegiéndola en la calle, Murúa le pidió a la actriz que se cortara el pelo, no se lavara más los dientes, y se la terminaba maquillando con tierra de la calle y basura para lograr el efecto que el director quería.
Para construir el personaje, Ross recuerda que su primer acercamiento a Duffau fue clave. “ El encuentro con La Raulito fue en el Hospital Moyano... Fue una emoción muy grande. Le regalé una radiocassetera, y cuando la productora le preguntó qué necesitaba, ella contestó: ‘Denme lo que quieran porque lo que necesito no me lo pueden dar… Una familia' ”, cuenta la actriz, con una profunda emoción.
Mientras Ross luchaba para pasar desapercibida para poder continuar con el rodaje, las jornadas en exteriores mantenían el pulso vital de lo que acontecía en la calle. “ Lo más difícil fue cuando me echaban de todos lados, o cuando un taxista me trompeó porque le cerré fuerte la puerta filmando en Constitución, buscando propinas de la gente . Nadie sabía que estábamos filmando. El último día de rodaje un tipo me persiguió con un revólver porque entendió que yo estaba huyendo de Tribunales”, menciona la actriz.
Desde que en “Nadie” se puso en la piel de la fanática de Boca que se ocultaba en una personalidad más masculina para sobrevivir, Ross nunca pensó en otra cosa que en llevar esa historia a la pantalla grande. “ Lo más fácil fue entregar mi alma al personaje ”, concluye la actriz, pese a las dificultades que presentó el rodaje.
La película tiene un monólogo conmovedor, recordado por muchos. Para el mismo, Ross hizo lo que le pidió Murúa: leer tres páginas con la información que se tenía hasta el momento de La Raulito, y que improvisara. La improvisación duró casi 10 minutos. La actriz sentía que el director no la cortaba, y sólo lo hizo cuando ella, intuitivamente, comenzó a generar sonidos de sollozos por la emoción.
En ese monólogo, a Ross se le mezcló la ficción con la realidad: La Raulito exigía que se la deje libre, algo que ella también quería para poder actuar y cantar sin ningún temor. “ Su búsqueda siempre fue la libertad.. ¡Y le costaba tanto! La cárcel, el loquero, la calle ”, reflexiona Ross sobre Duffau.
Tras el estreno de La Raulito, tanto Ross como Murúa debieron irse del país y exiliarse en España. Allí rodaron en 1977 La Raulito en libertad, una película que funciona como epílogo, profundizando en algunos aspectos de la mujer que dejó todo por Boca y que terminó de cerrar una historia de amor por un personaje tan particular.
Tal es el recuerdo y la influencia del trabajo de Ross y Murúa en la película, que Natalia Oreiro, en los últimos Martín Fierro al cine, recordó a la prensa que “la Cholito”, su personaje en la telenovela Muñeca Brava, fue lo que fue porque ella le pidió consejo a Ross. “Marilina me ayudó a componer el personaje; yo había visto La Raulito y la llamé. No había hecho casi nada, pero ella me preparó el té y me contó cómo había preparado el personaje”, relató la estrella uruguaya.