Recordamos el vestido de novia de Charlene de Mónaco, un look bordado con 40.000 cristales de Swarovski
Este 2 de julio se celebra el decimotercer aniversario del enlace entre el príncipe Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock. Este enlace tuvo lugar, como ocurre en todos los enlaces de los royals monegascos, un día después de su unión civil, en la que lució un sorprendente traje azul celeste de dos piezas firmado por Akris, la misma que escogió para anunciar su compromiso matrimonial y que sigue siendo una de sus preferidas hoy en día. Sin embargo, en su boda religiosa quiso optar por una imagen más tradicional y atemporal con un precioso diseño obra de Giorgio Armani que hoy recordamos.
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La nueva princesa de Mónaco eligió para su gran día un diseño de corte minimalista con escote Bardot, el mismo que años después utilizaría Meghan Markle en su boda con el príncipe Harry. Este se trata de un corte muy favorecedor puesto que marca la clavícula y estiliza la figura. El vestido contaba, además, con cuerpo entallado y falda recta hasta los pies finalizada en una gran cola que aportaba una dosis extra de teatralidad cuando se movía.
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Bordados brillantes para un look inolvidable
Esta delicada creación estaba confeccionada en un tejido de seda duquesa en tono blanco roto de acabado ligeramente satinado y estaba embellecida mediante un precioso bordado floral frontal bordado con cerca de 40.000 cristales bordados de Swarovski.
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Sin duda, Charlene supo conseguir, junto al icónico diseñador italiano, el objetivo de toda novia, especialmente una perteneciente a la realeza: crear un modelo favorecedor, que potencie su figura y trascienda a la historia más allá de modas y tendencias.
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Charlene no renunció al complemento preferido de las novias más clásicas y atemporales, ese que marca la diferencia por completo: el velo. En su casó, llevó un diseño en un de seda que cubría su rostro a su llegada al templo y caía por la espalda más allá de la larga cola del vestido.
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Los detalles del ramo
Giorgio Armani no solo creó el vestido de novia de Charlene de Mónaco, también su ramo, aunque fueron los jardineros del príncipe Alberto quienes le dieron forma. Estaba realizado en tonos blancos y predominaban las orquídeas y los lirios del valle. Estaba diseñado con una pequeña cascada para encajara con la silueta esbelta de la novia.
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La Princesa, que, a día de hoy, es una de las royals que más arriesga en cuanto a su cabello, optó por un recogido muy clásico para su gran día. Lució su melena rubia en un moño bajo con raya lateral y volumen en la coronilla. En lugar de lucir tiara, coronó con un tocado bajo de estilo floral en tonos plateados con detalles brillantes.
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Su segundo estilismo
Hoy en día, prácticamente todas las influencers deciden cambiarse y lucir un segundo vestido de novia tras la ceremonia, pero las primeras en popularizar esta tendencia fueron las royals, y Charlene no fue menos. Tras su aplaudido diseño de Giorgio Armani que lució en la ceremonia religiosa, Charlene de Mónaco cambió de look para acudir a la cena de gala celebrada en la Opera Garnier.
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Llevó un diseño de Alta Costura del diseñador italiano, es decir, de su línea Giorgio Armani Privé. Se caracterizaba por mostrar cuello a la caja, detalles de transparencias y falda de volantes en capas con detalles de pedrería bordados. Igualmente, prescindió de joyas.
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También cambió el tocado, dejado a un lado la pieza floral del primer look por una diadema rígida que emulaba una lluvia de estrellas en tono plateado. Además, sorprendió al completar con un bolsito de mano rígido y pequeñito y sustituyó sus salones por unos zapatos de tacón estilo peeptoe.