RESEÑA: Los años más bellos de una vida | La magia del cine para volver inmortal el amor
Han pasado 56 años desde que el cineasta francés, Claude Lelouch, presentó en Cannes la cinta Un hombre y una mujer (87%). Una película que le valió la Palma de Oro en dicho Certamen y posteriormente un premio Óscar y un Globo de Oro como Mejor película extranjera. La cinta catapultó al éxito la carrera de este director, la de sus dos protagonistas Anouk Aimée y Jean-Louis Trintignant y del compositor Francis Lai. En Un hombre y una mujer (87%), Lelouch narró la historia de dos viudos, un piloto de carreras y una cineasta que se conocen por casualidad una tarde de domingo, tras este encuentro se vuelven cada vez más cercanos y la pasión de ambos crece sin medida hasta que ella le revela que ya no puede tener un amante debido a que el recuerdo de su marido ocupa una gran lugar en su memoria.
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En 1986, Lelouch intentó replicar el éxito con Un homme et une femme, 20 ans déjà, una secuela que tanto el realizador como la prensa prefieren olvidar por honor a la primera entrega. Finalmente, en 2018, este director francés decidió arriesgarse una vez más y reunirse con Trintignant, quien murió apenas en junio de este año, y Aimée para darle continuidad a una de las películas más emblemáticas en la historia del cine romántico. El resultado del reencuentro de está triada es Los Años Más Bellos de Una Vida (82%).
El guion de Los Años Más Bellos de Una Vida (82%) está firmado por Lelouch y Valérie Perrin . La trama se centra en un expiloto de carreras que está perdiendo la memoria, sin embargo, todavía no ha podido olvidar a una mujer que tuvo que dejar ir hace décadas. El hijo de este hombre comienza una búsqueda para tratar de reencontrar a esta mujer y así ayudar a su padre. Trintignant y Aimée vuelven a interpretar a la mítica pareja confirmada por Jean-Louis y Anne.
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A pesar de que en el cine existen numerosas propuestas sobre personajes que padecen demencia senil, esta propuesta del cine francés resulta ser un elegante homenaje para sus actores protagonistas y para el clásico que es Un hombre y una mujer (87%), incluso la cinta utiliza imágenes de archivo del filme original y la música de Francis Lai. Los Años Más Bellos de Una Vida (82%) es una secuela que resulta totalmente inesperada, pero que encaja perfectamente con estos tiempos de nostalgia.
La cinta está llena de conversaciones románticas y melancólicas. Son diálogos que se construyen a partir de la poesía y el sentimiento de añoranza entre dos personas que a pesar de la distancia mantienen una fuerte conexión. La química y la esencia que emanan los protagonistas es inquebrantable a pesar del paso de los años. Gracias a las excelentes interpretaciones de Trintignant y Aimée, la audiencia puede creer que el amor es más fuerte que el tiempo y la edad. Ambos intérpretes logran envolvernos en la dinámica de su relación y logran que este reencuentro se sienta tan cálido como la primera vez que se conocieron. Es realmente conmovedor ver a dos actores de la tercera edad interpretando los mismos papeles que desarrollaron en su plena juventud.
La película nos recuerda que la memoria puede llegar a hacer malas jugadas en la vida del ser humano, pero que los sentimientos y los recuerdos más reales se mantienen para siempre en el corazón. La película ciertamente creara un impacto emocional en la audiencia, el cual puede ser reconfortante o devastador, ya que el director presenta sus temas con el mismo nivel de luz que de oscuridad. Aunque al final predomina una sensación de optimismo y esperanza.
La fotografía apoya la narrativa surrealista del relato y Robert Alazraki hace un gran trabajo para capturar los hermosos paisajes y para darle un aspecto muy similar al del cine de la Nueva Ola Francesa. El soundtrack refuerza los momentos más idílicos del metraje y algunas melodías transportan al público a aquella época en que la vida y las películas se vivían con más tranquilidad.
Los Años Más Bellos de Una Vida (82%) demuestra todas las locuras que puede lograr el cine a través del montaje, especialmente cuando se trata de representar el paso del tiempo. Durante 90 minutos el público será testigo de una hazaña romántica. Aunque esta secuela no logra superar la obra maestra que es la película original, es un trabajo que cumple lo que se propone, cada departamento entrega calidad para redondear y honrar el peso de esta entrañable historia.
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