Rosanna Falasca, la “princesa del tango” que brilló con luz propia y que murió a los 29 años tiñendo de luto a todo el país

Rosanna Falasca, la “princesa del tango” que brilló con luz propia y murió muy joven
Rosanna Falasca, la “princesa del tango” que brilló con luz propia y murió muy joven

“El tango te espera”. Esa frase, que desde hace décadas se escucha y muchos atribuyen al maestro Osvaldo Pugliese y otros al genial Aníbal Troilo, es tan cierta como otra que podría aplicarse muy bien al comienzo de la relación que Rosanna Falasca entabló con la música ciudadana: el tango te elige. Una sola aparición en la pantalla chica la llevó sin escalas a convertirse en “la princesa” del dos por cuatro , una corona que nunca había ansiado llevar, pero que le dio un cierto halo de realeza hasta el momento de su temprana muerte.

Rosanna Falasca
Rosanna Falasca

Rosanna nació en Humbold, Santa Fe, el 27 de abril de 1953. Era la tercera de los seis hijos de Ado Rino Falasca, un sastre y cantor melódico, y Filomena Paula Theler. Como le ocurriría a su comprovinciana Soledad Pastorutti medio siglo después, de muy chica demostró su pasión por el canto y encontró en su padre a su principal acompañante y mentor.

“El tema de Rosanna es así. Yo tenía dieciséis años más o menos y era líder de Adito y su conjunto, la banda con la que tocábamos en bailes. Yo cantaba, mal, pero cantaba. Y un día estaba Rosanna -Chany- con unas primas y mi viejo le escuchó el timbre de voz y le dijo vamos a probarla para cantar. Y ahí empezamos en casa, yo con el piano, y empezó a cantar en la orquesta que se llamaba Adito y Chany. Después, comenzó a ir a una profesora en Santa Fe para aprender vocalización y respiración. Aprovechábamos cuando íbamos a tocar a LT 9″, resumió hace un tiempo su hermano Adito, en una entrevista publicada en Diario La Opinión.

Los comienzos

Rosanna junto a su padre y sus hermanos Adito y Daniel
Rosanna junto a su padre y sus hermanos Adito y Daniel

Así, a los diez años se subió por primera vez a un escenario , junto a su hermano, en Estación Clucellas (provincia de Santa Fe). En poco tiempo, comenzaron a girar por localidades vecinas, a presentarse en radios y canales de televisión locales y de las provincias de Córdoba y Entre Ríos. “Rosanna cantaba y Adito tocaba el acordeón. El repertorio era melódico. Tenían shows todos los fines de semana y el éxito era tal que llegaban a tocar en dos lugares por noche”, rememoró su hermana, Cristina, en otra entrevista. Lo cierto es que debido al suceso, la familia decide probar suerte en Buenos Aires.

En 1959, el destino quiso que se presentaran en un baile de carnaval organizado por el Club Quilmes de Rafaela. Allí, Adito y Chany oficiaron como teloneros de la banda beat uruguaya Los Bulldogs. El representante del grupo los vio y les dio una tarjeta para que fueran a verlo a su oficina. La familia a pleno decidió seguir el consejo de aquel hombre y se embarcaron hacia Buenos Aires, pero al llegar a la dirección en la que supuestamente debían encontrarse con él, hallaron el lugar vacío. “Estábamos solos en la gran ciudad sin saber qué hacer. Nos recomendaron un hospedaje y fuimos al Hotel Oxford. Allí, mi padre conoció al productor artístico de muchos consagrados como Hugo del Carril, Alba Solís, entre otros, pero la verdad es que no nos dio importancia. No sé cómo apareció en nuestras vidas un señor de apellido Caputo, que era director de cámara de Canal 9 y trabajaba en el programa Grandes Valores”, rememoró Adito.

Rosanna Falasca
Rosanna Falasca

Caputo se apiadó y los contactó con Santos Lípesker, que en aquel momento se desempeñaba como director musical del canal. Fueron a verlo y le pidió a Rosanna que cantara. Ella eligió uno de los temas de su repertorio, la versión de “Zíngara” en italiano, acompañada por su hermano en el piano. Luego, le preguntó si sabía algún tango. Sorprendida, se dio cuenta que solo conocía un par y comenzó a entonar “Madreselva”, el clásico de Francisco Canaro y Luis César Amadori. Las cámaras registraron las dos interpretaciones y Rosanna, su padre y su hermano se fueron del canal sin ninguna certeza. Al día siguiente, recibieron el llamado de la secretaria de Alejandro Romay, dueño del canal. El Zar quería reunirse con ellos.

Rosanna Falasca
Rosanna Falasca

Los recibieron Romay y Jaime Yankelevich. Las noticias eran buenas: habían escuchado a Falasca y habían encontrado que tenía una voz personal y, además, una belleza innegable. El problema era que el canal ya tenía contratadas otras cantantes de su estilo, como Claudia Mores o Violeta Rivas. Y allí llegó la propuesta que le cambiaría la vida: “Hay un programa de tango y no hay figuras de tu estilo, rubia, de ojos celestes... A las tangueras se las ve siempre de otra manera”, le dijo Romay. Y agregó: “Te propongo una cosa: hay un concurso de tango, pero no quiero esperar hasta fin de año que se reúna el jurado y yo necesito una figura femenina acá en el programa. Hay un jurado, vos te presentás, yo lo único que te prometo es que si vos ganás la noche, te saco del concurso y te contrato”.

A Alejandro Romay le asombró el talento de Rosanna Falasca y su apariencia
A Alejandro Romay le asombró el talento de Rosanna Falasca y su apariencia

Por supuesto que decidieron aceptar la oferta, y Rosanna debutó en el programa, entonces conducido por Juan Carlos Thorry. Solo bastó esa única presentación para que se convirtiera en una estrella. Los jurados la consideraron ganadora de esa primera ronda y Romay cumplió su promesa: la retiró del concurso y la contrató como artista exclusiva por cuatro años.

Una carrera meteórica

Rosanna Falasca junto a Juan Carlos Thorry, el conductor del programa que la lanzó al estrellato, Grandes Valores
Rosanna Falasca junto a Juan Carlos Thorry, el conductor del programa que la lanzó al estrellato, Grandes Valores

“Fue todo muy rápido para ella porque reunía todas las condiciones: era muy linda, cantaba muy bien y tenía un ángel especial”, explicó tiempo después su hermano menor, Daniel, que siguió sus pasos en la escena musical como prestigioso bajista de cámara. “Rosanna tenía apenas 16 años y comenzó su carrera, que fue meteórica. De los programas de televisión pasó a brindar shows en todo el país y también en el exterior”, rememoró.

Tres grandes exponentes del tango: Falasca, Beba Bidart y María Graña
Tres grandes exponentes del tango: Falasca, Beba Bidart y María Graña

Efectivamente, el furor por esa nueva estrella, de hecho, trascendió las fronteras: cuando viajaba a Uruguay, a México o a Venezuela, el público la reconocía por la calle. No tardó en ser catalogada como la “princesa del tango” y en compartir escenarios con estrellas consagradas. Su primer disco lo grabó a los 17 años, Todo es amor, que incluía, entre otros temas, “La Canción de Buenos Aires” (de Manuel Romero, Azucena Maizani y Orestes Cúfaro), “Malena” (de Homero Manzi y Lucio Demare), “Uno” (de Enrique Santos Discépolo y Mariano Mores), “Sus ojos se cerraron”, (de Alfredo Le Pera y Carlos Gardel) y “Balada para un loco” (de Ástor Piazzolla y Horacio Ferrer). Por aquel tiempo formó parte de la movida Cruzada Joven del tango, junto a María Graña, entre otros, con la que se buscó revitalizar el ritmo porteño.

Lejos de considerarla una rival, los cantantes consagrados la recibieron con los brazos abiertos. “Jorge Sobral y Floreal Ruíz la querían mucho. Virginia Luque llegó a ser muy amiga de toda la familia y la misma Libertad Lamarque dijo: ‘Esta chica es el boom de mañana’”, recordó Adito. En sus diez años de carrera, “Chany” llegó a grabar siete exitosos discos de estudio y no tardó en desembarcar, también, en la pantalla grande. Su primera película fue Arriba juventud (1971), en la que compartió cartel con Fidel Pintos, Vicente Rubino y Roberto Airaldi. En 1973 protagonizó junto a Donald, Hugo del Carril, Irma Roy, Alicia Berdaxágar, Jorge Barreiro, Adriana Aguirre y Marcelo Marcote la comedia romántica y musical Siempre fuimos compañeros.

Su último film fue Te necesito tanto, amor (1976), dirigido por Julio Saraceni y con Barreiro, Elizabeth Killian, Miguel Jordán, Rodolfo Ranni, Elio Roca, Carlos Scazziotta acompañándola en los roles principales.

El final

En pleno apogeo de su carrera, un rumor comenzó a ser insinuado por los medios: Rosanna tenía cáncer . En aquel momento, ella salió a negar aquella versión, pero era cierto. La primera señal de alarma se encendió cuando comenzó a padecer pérdidas de sangre que, con el correr de las semanas, se volvieron cada vez más severas y más continuas, provocándole un cuadro de anemia. El 7 de noviembre de 1982 había recibido el diagnóstico, ese que no quería escuchar: cáncer de cuello de útero.

Cuando Rosanna Falasca se enteró de su enfermedad intentó resguardar su intimidad
Cuando Rosanna Falasca se enteró de su enfermedad intentó resguardar su intimidad

Inmediatamente, el 7 de diciembre, se sometió a una intervención quirúrgica e intentó, infructuosamente, mantener su cuadro en secreto. A pesar de los intentos, al igual que su carrera, la enfermedad siguió avanzando a pasos agigantados. A principio de 1983 su novio, el ingeniero y empresario Luis Hernández, la trasladó junto a toda su familia a una quinta en Don Torcuato, partido de Tigre, para ayudarla en su recuperación y para que sus días transcurrieran lejos de las miradas curiosas y de las especulaciones periodísticas.

Rosanna Falasca junto a otro de los exponentes del tango joven de los años ochenta, Guillermo Fernández
Rosanna Falasca junto a otro de los exponentes del tango joven de los años ochenta, Guillermo Fernández

Se sometió a sesiones de quimioterapia y radiación, pero el cáncer seguía avanzando. La noticia de su muerte llenó de estupor y dolor a todos los argentinos el 20 de febrero de 1983. Al momento de su muerte, tenía apenas 29 años.