El rostro de La Esperanza, reconstrucción objetada

CIUDAD DE MÉXICO, marzo 7 (EL UNIVERSAL).- El diseño del nuevo rostro y la cabeza de la escultura de La Esperanza, perteneciente al conjunto escultórico de las tres virtudes teologales de la Catedral Metropolitana, esculpido por Manuel Tolsá, fue aprobado por todas las instancias correspondientes, entre las que se incluyen la Dirección General de Sitios y Monumentos de la Secretaría de Cultura federal, el Instituto Nacional de Antropología e Historia y las autoridades eclesiásticas, aseguró a EL UNIVERSAL la restauradora Marina Straulino, quien lideró el proyecto de restauración de esa pieza y el de las otras dos.

Después de la colocación y develación de la pieza el 27 de febrero pasado, restauradores criticaron los resultados, señalaron que la pieza no conservó los rasgos neoclásicos y que se aplicó una estética nacionalista.

Ante los señalamientos, la especialista afirmó que lo que se hizo con la pieza no fue una restauración, "porque no se podía restaurar", sino que fue una "reconstrucción" de la cabeza y el rostro.

Marina Straulino indica que el punto de partida para la propuesta del diseño del rostro que presentó a las autoridades vino de un fragmento de cabeza que se desprendió de la escultura cuando cayó por el terremoto del 19 de septiembre de 2017.

"El único vestigio que teníamos fue ese pequeño fragmento que no se quebró, pero nos dio bastantes elementos para trabajar", afirma.

La restauradora agrega que se siguieron parámetros internacionales para la "reconstrucción" de la pieza. "Dichos parámetros son que la intervención sea reversible, que se identifique la intervención y que no se falsifique a la pieza".

Straulino apunta que no se podían tomar en cuenta fotografías anteriores a la caída de la pieza, porque no son una referencia viable debido a que "no mostraban la cabeza original".

"No falsificamos la pieza, porque incluso las fotos que habían antes de la caída de la pieza, imagínate, 100 años con esa contaminación, con ese polvo, con la altura, ya no mostraban a la escultura original", agrega la especialista.

Ante las críticas de algunos restauradores sobre el cambio de la escultura, Straulino señala que las fotos divulgadas en algunos medios y en las redes sociales no corresponden con lo que en realidad se trabajó, ya que se "deformó" el rostro de la escultura.

"Yo no sé de dónde sacan eso, hay fotos ahora donde la pieza se ve perfectamente y donde no se ven esos rasgos indígenas que tanto critican, yo no sé porque lo dicen, eso no es verdad, esos rasgos no existen y lo que publicaron (en redes y medios) es una foto deformada", expresa Straulino.

Detalla que otro criterio que siguen los restauradores es no intervenir la pieza por falta de elementos, pero, en ese caso, la escultura se habría quedado sin cabeza y sin rostro.

"Tuvimos dos opciones, o la dejábamos sin cabeza, o hacíamos una cabeza lo más parecido y cercano a los vestigios que tuvimos. No la podíamos dejar descabezada, por lo que hicimos una nueva con el único fragmento que teníamos, el cual conservaba un pedazo del rostro y el cabello", explica.

Ante las críticas de otros restauradores, la especialista señala que no había forma de hacer una restauración de la cabeza de la pieza porque ésta ya no existía, sino que "restituyeron" lo faltante para que La Esperanza pudiera volver a la Catedral Metropolitana.

"Cada cabeza es un mundo y puede opinar lo que quiera, pero se siguieron los lineamientos, se hizo una licencia, se hizo una supervisión permanente del INAH y la Secretaría de Cultura, y claro, otra persona lo puede hacer y saldrá un rostro diferente, y también lo habrían criticado; yo pude hacer la cara de esa manera, no fue un asunto de la empresa o mío, fue completamente conversado, aprobado y acordado con los lineamientos necesarios, yo creo que en gustos se rompen géneros, pero aquí no es una cuestión de gustos, es una cuestión de lineamientos", enfatiza.

Además de la cabeza y el rostro de La Esperanza, las otras dos esculturas, La Fe y La Caridad, tuvieron intervenciones menores y un proceso de resanamiento en algunas partes dañadas por el tiempo y la contaminación.

Marina Straulino expresa que a las tres piezas se les colocó un sistema especial de fijado, que consiste en la colocación de pernos que aseguran la estabilidad de las esculturas en caso de un sismo.