Salma Hayek y la aparente decepción en los Óscar que tiene explicación

Antonio Banderas y Salma Hayek presentando uno de los premios Oscars de este año. (Photo by Kevin Winter/Getty Images)
Antonio Banderas y Salma Hayek presentando uno de los premios Oscars de este año. (Photo by Kevin Winter/Getty Images)

Salma Hayek deslumbró una vez más en los premios Óscar. Desde su llegada con su hija Valentina Paloma Pinault, a su estilismo y belleza, o por correr rápidamente para no perderse el posado con el actor de moda, Pedro Pascal, antes de que empezara la ceremonia, Salma volvió a robarse todas las miradas como de costumbre. Sin embargo, también generó conversación por una aparente reacción que no pasó desapercibida, sobre todo ante la atenta mirada de los espectadores latinos.

Y es que cuando la actriz mexicana apareció acompañada por Antonio Banderas, la ilusión latina se encendió de repente. Porque, que eligieran a dos actores hispanos para dar a conocer a la ganadora del premio a Mejor Película Internacional, solo podía significar que querían repetir la historia de Penélope Cruz leyendo el nombre de Pedro Almodóvar. Que la ganadora podía ser Argentina, 1985 a pesar de que todas las papeletas fueran para Sin novedad en el frente. Pero no. La cinta alemana se alzó con la estatuilla y la voz de Salma leyendo su nombre con sobriedad y seriedad total, se convirtió en el reflejo del tsunami de decepción que se sintió por toda Latinoamérica.

Las redes sociales no tardaron en dar repercusión a la reacción de la actriz, comentando prácticamente de manera unánime que leyó el nombre ganador con la decepción de alguien que esperaba la victoria de la candidata argentina.

Sin embargo, si piensas lo mismo, lamento decirte que dudo mucho que fuera el caso.

Y básicamente porque la actriz veracruzana padece de pánico escénico. Lo admitió ella misma en varias ocasiones. Por ejemplo a la revista Hola! USA (vía Daily Mail) asegurando en 2017 que "nadie se daría cuenta, pero lo sufro muy mal. Si te llevas la cámara y me pones frente a un público, me moriría".

"Una vez que estoy en el escenario, no te das cuenta. Pero después no puedo hacer nada más el resto del día porque me quedo exhausta" añadió. Mientras que durante la promoción de su nueva película, Magic Mike's Last Dance, repitió la historia a Jimmy Kimmel al recordar el pavor que vivió en los premios SAG de 2022.

Hayek había anunciado a Michael Keaton como ganador del premio a Mejor Actor de una Serie Limitada por Dopesick cuando, de repente, se dio cuenta de que el intérprete no subía y ella estaba sobre el escenario con todas las miradas posadas en ella y sin saber qué hacer. "No estaba por ningún lado. Y dije algo como 'Ay Dios mío, por favor que alguien venga a buscar esto que tengo miedo escénico". Keaton había ido al baño en el momento menos oportuno.

Este pavor personal podría explicarnos la sobriedad y seriedad de Salma a la hora de leer el sobre con la ganadora del Óscar a Mejor Película Internacional. Incluso existen más ejemplos. Solo hay que remontarse a otra ceremonia de los premios Óscar para comprobarlo. Fue hace 20 años, cuando le tocó leer la ganadora de la misma categoría en la ceremonia 75 de la Academia. Esa noche estaba nominada la película mexicana El crimen del padre Amaro, sin embargo, la ganadora fue la alemana En algún lugar de África. Y Salma leyó el título con la misma sobriedad, compostura y tonalidad que vimos en la victoria de Sin novedad en el frente.

Evidentemente lo más fácil sería deducir que en ambos casos reflejó decepción al no poder dar la victoria a una película latina, pero creer que su presentación refleja su tristeza personal, menospreciando el momento protagonista de los ganadores, me parece que es leer demasiado entre líneas. Sobre todo porque Salma es una actriz profesional, acostumbrada a este tipo de eventos. Una persona que conoce las mieles del éxito y fracaso, y la expectación e ilusión que vive en el corazón de cada nominado en ese momento. Dudo mucho que dejara salir su decepción empañando la victoria del ganador.

Al contrario, creo que ambos casos resumen la sobriedad que quiso transmitir en cada momento y con el miedo escénico como contexto primordial, asegurándose de no equivocarse al leer el nombre del director y título ganador, que en dar a conocer cualquier emoción que llevara por dentro. Es más, cuando presentó premios de sonido en 2005 junto a Penélope Cruz lo hizo con la misma tonalidad y reacción.

Es decir, que en lugar de la decepción que tanto comentan en redes sociales (que probablemente sintió, pero dudo mucho que la transmitiera abiertamente empañando la alegría del ganador), se trata de una evidencia más de la profesionalidad de Salma. De la elegancia y sobriedad que aplica en cada aparición suya en el escenario de los premios Óscar, enmascarando su temor para cumplir su labor.

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