Bajo el escenario de Gran Hermano (Telefe), Santiago del Moro ha estado protagonizando una inusual, amena y divertida interacción con Agostina y Rosina, participantes del reality. Entre risas y halagos, la complicidad entre ellos ha dejado a más de uno cuestionándose sobre el estado sentimental del conductor. A pesar de las especulaciones, Del Moro no tardó en aclarar el panorama emocional que comparte con su esposa, María José Sánchez.

En una sesión de preguntas y respuestas en Instagram, un seguidor no dudó en indagar sobre el estado civil de Santiago del Moro: “¿Estás soltero?”, preguntó. La respuesta fue tan clara como emotiva, ya que el presentador optó por compartir una instantánea romántica en la que aparece junto a su esposa, María José, sellando la declaración con un beso en la mejilla. “No”, sentenció, despejando cualquier duda sobre su situación sentimental actual.

Santiago del Moro y María José Sánchez construyeron su lazo desde su adolescencia, convirtiéndose en una de las parejas más queridas y respetadas del espectáculo. Padres de tres niñas: Catalina, Amanda y Santa, la familia es el pilar de su felicidad, según él mismo destaca.

En múltiples ocasiones, Del Moro reveló el papel fundamental de su esposa como su principal fuente de apoyo en el mundo del entretenimiento. Más allá de los reflectores y las cámaras, la pareja demostró que su amor es la fuerza detrás de los éxitos profesionales del conductor. No es simplemente una relación, sino un sólido vínculo que ha resistido el paso del tiempo y ha sido testigo de los logros compartidos.

La romántica selfie compartida por Santiago del Moro revolucionó las redes ya que el conductor no suele compartir muchas imágenes de su intimidad.

Un participante atendió el teléfono rojo y todos quedaron nominados

A pesar de los inicios cargados de controversias en la última edición de Gran Hermano, el rumbo del reality tomó un giro inesperado debido a la falta de contenido de algunos participantes, según señaló Santiago del Moro. La aparición de “Las Furiosas” inicialmente prometía una dosis extra de emoción, pero la producción notó que varios concursantes no estaban aportando lo esperado, llegando incluso a comparar su actitud con la de estar de vacaciones.

Ante esta situación, la producción tomó medidas drásticas esta semana a través del icónico teléfono rojo. La decisión fue enviar a todos los participantes a la placa del domingo y del lunes, planteando así una doble eliminación que mantendría la tensión en la casa. Esta jugada estratégica no solo buscaba reactivar el interés del público, sino también dar un giro significativo a la dinámica del juego.

La gala del miércoles agregó un elemento adicional a la trama, abandonando el tradicional proceso de nominación. En cambio, los concursantes fueron desafiados a votar por dos compañeros a quienes querían salvar de la inminente nominación. Este enfoque novedoso añadió una capa de incertidumbre al destino de los participantes, generando expectación entre los seguidores del programa.