Sarah Ferguson siente la presencia de Isabel II cerca de sus corgis
Desde la muerte de Isabel II el pasado 8 de septiembre, Sarah Ferguson se ha encargado principalmente del cuidado de los dos corgis que dejó atrás la soberana, acogiéndolos en su casa y asegurándose de que nunca les falta el cariño que antaño les brindaba la longeva monarca. Sin embargo, parece que los adorables perritos siguen sintiendo la presencia de su anterior dueña de vez en cuando, o eso es al menos lo que opina la duquesa de York a la hora de explicar por qué se ponen a ladrar sin motivo aparente.
"Siempre creo que cuando se ponen a ladrar, si no hay ardillas o algo que les llame la atención, es porque la Reina ha pasado a su lado", ha compartido la exmujer del príncipe Andrés, tercer hijo de Isabel II, en conversación con la revista People. La también autora de novelas ha vuelto a presumir de la estrecha relación que mantenía con su regia suegra, de la que ha vuelto a destacar su calidez, amabilidad y también su fe religiosa.
Sarah todavía se sorprende al recordar el nivel de confianza que se desprendía de su vínculo personal con la reina, cuya mera presencia solía intimidar a políticos, jefes de gobierno e incluso dignatarios internacionales. "Ella te tranquilizaba en seguida, ya que normalmente era aterrador, ¿sabes? Yo siempre pensaba: 'Oh Dios mío, para mucha gente tener una audiencia con la reina debe de ser el gran momento de su vida, y aquí estoy yo, tranquilamente, tomando el té con ella", ha señalado.
Las últimas declaraciones de Sarah Ferguson sobre la figura y legado de Isabel II se enmarcan en una gira promocional para dar a conocer su nueva novela, 'A Most Intriguing Lady'. De tintes autobiográficos, el libro cuenta la historia de la hija de un duque que, en su tiempo libre y de forma secreta, lleva a cabo tareas detectivescas para desentrañar los misterios de la alta sociedad. Sarah también demostró recientemente su talento con la poesía, dedicando precisamente a la difunta soberana, a través de una publicación de Instagram, un bello poema para rendirle homenaje y lamentar su ausencia en el día de Año Nuevo.