Fallece Sasha Montenegro, la actriz que llegó al cine con una mentira y se hizo estrella
Creció en Argentina y quería ser periodista, pero en una visita a México le llegó la oportunidad de actuar por accidente y le cambió la vida
La vida de Sasha Montenegro fue más interesante de lo que se cree. Lejos de las polémicas derivadas por su matrimonio con el expresidente José López Portillo y del estigma que pesó sobre ella como estrella del cine de ficheras, la actriz fallecida este 14 de febrero a los 78 años, fue protagonista de eventos dignos de un thriller.
Hija de inmigrantes yugoslavos, nació en Bari, Italia, el 20 de enero de 1946. Fue registrada como Aleksandra Acimovic Popovic.
Su nacimiento en territorio italiano fue consecuencia de las misiones encomendadas a su padre, Zivojin Acimovic, un hombre que trabajó para el servicio de inteligencia británico en la Segunda Guerra Mundial. Como agente, o espía, debía trasladarse a distintos lugares en aras de obtener información de seguridad para el Reino Unido. En julio de 1946 fue asignado a la región de Sudamérica, específicamente Argentina.
Aleksandra creció entre Mendoza y Buenos Aires. Quiso estudiar Periodismo, una carrera que le atrajo por la amplitud que ofrecía, pues siempre sintió gusto por la cultura. Mientras cursaba los primeros semestres de la licenciatura fue detenida de manera arbitraria junto a otros estudiantes universitarios por policías y militares del régimen del dictador Juan Carlos Onganía.
En 1969 aumentó la tensión. Fue en este periodo cuando se registraron las llamadas "puebladas", es decir, las insurrecciones populares contra el gobierno de facto surgido de un golpe de Estado. La respuesta gubernamental consistió en ataques de sus fuerzas represivas contra el pueblo, incluidos estudiantes. Ante esa situación, y luego de ser puesta en libertad tras comprobarse que no era participante en las manifestaciones, Aleksandra recibió la orden de su madre de ir a Nueva York con la encomienda de alejarse del peligro y estudiar inglés. La chica aceptó. Pero primero debió hacer escala en México.
"Mi sueño era conocer México", ha reiterado la actriz en diversas ocasiones. Maravillada por lo que leyó y vio en su adolescencia y juventud, Aleksandra decidió pasar unos días en suelo mexicano para conocer lo más que se pudiera. Fue albergada por un matrimonio argentino que sin querer le cambió el porvenir cuando la invitaron a una comida en los Estudios Churubusco.
Allí se encontró con gente de la producción de Un sueño de amor (Rubén Galindo, 1972), película que estaba por filmarse y contaba con José José y Verónica Castro como protagonistas. La directora de casting Blanca Estela Limón la presentó como "una famosa actriz argentina" y le propusieron integrarse al reparto.
En un principio rechazó la propuesta. Sin embargo, en cuanto le informaron la paga, aceptó: "Era una millonada". También le ofrecieron el tercer crédito estelar. Con ese dinero tendría más opciones de recorrer México, así que decidió iniciarse en la actuación por accidente.
🕊️Descansa en paz🕊️ Muere a los 78 años la vedette Sasha Montenegro, viuda del expresidente José López Portillo pic.twitter.com/T0CyKMezGr
— El Gráfico (@elgmx) February 15, 2024
Sin que nadie supiera que en realidad no era actriz, se hizo llamar Sasha Montenegro, tomando como apellido artístico el nombre del país de la península balcánica honrando sus raíces maternas.
Con el estreno de Un sueño de amor en 1972 inició formalmente su carrera actoral. Lo hizo con el papel de Graciela, una joven que muere frente a los ojos de su amado David (José José). Después de esa aparición comenzaron a llover ofertas para que hiciera más películas. Fue coprotagonista de El Santo en Santo contra los asesinos de otros mundos (1973) y Santo contra la magia negra (1973).
Productores mexicanos creyeron la versión de que era una celebridad en su tierra natal y jamás lo pusieron en tela de juicio.
Ya no se fue a Nueva York. Tampoco retornó a Argentina. Se quedó en México ante el inesperado cambio de planes de su destino. Dejó atrás los efectos de la guerra en su familia, la enigmática vida de su padre al servicio de la inteligencia británica, la dictadura argentina y su intención de ser periodista. Simbólicamente enterró a Aleksandra Acimovic Popovic para ver nacer a Sasha Montenegro.