Sentirse triste en Navidad es más común de lo que crees: consejos para vivirla con más calma y bienestar
Es probable que, al llegar diciembre, empieces a notar esa sensación extraña en el estómago. Puede que la reconozcas de otros años, o puede que sea la primera vez que te sucede. Las luces se encienden, las tiendas suenan a villancicos y las redes sociales y cualquier anuncio de Navidad que te encuentras en televisión, en la radio o en las pantallas publicitarias de las calles se llenan de imágenes de casas perfectas, familias sonrientes y mesas decoradas plenas de comida como si fueran de una revista.
La realidad no siempre se parece a esa postal navideña. O sí, pero no es una postal que te haga especial ilusión, e incluso puede que este año estés lidiando con conflictos familiares, recuerdos que duelen, un momento en el que no te encuentras del todo bien, pasando un bache económico que no te permite disfrutar las celebraciones como te gustaría, o viendo que algunos planes que no salen como esperabas. Sentirse así es completamente normal.
La Navidad no tiene por qué gustar a todo el mundo, y aunque suele asociarse con ilusión y reencuentros, también puede traer consigo altas expectativas que terminan siendo difíciles de alcanzar.
Mientras algunos consideran que diciembre y enero son los meses más bonitos del año, muchos nos sentimos mucho más vulnerables de lo normal al llegar esta temporada. La sensación de soledad y la tristeza aumentan, e incluso nuestra autoestima se ve más dañada si no encajamos en los moldes de esas imágenes idílicas, vemos a diario, o no podemos acudir a tantas reuniones como se supone que deberíamos. Como consecuencia, como señalan desde la plataforma de Psicología online, Unobravo, este tipo de presión puede hacer que nos enfrentemos a emociones como ansiedad, frustración o incluso una sensación de fracaso. Es como si la brecha entre lo que esperas y lo que realmente ocurre se convirtiera en un peso extra. Mientras tú tratas de pasar los días, parece que todo el mundo de tu alrededor está disfruta de las fiestas.
Teniendo en cuenta que nadie está solo en este momento (aunque pueda parecer que sí, que solo uno mismo se encuentra en ese bucle), resulta fundamental recordar que las expectativas ajenas no hay que cumplirlas, e incluso, que solo nosotros mismos somos a veces los que nos imponemos esas expectativas. Debemos permitirnos sentir lo que sea que estemos viviendo en cada momento, sin compararnos ni exigirnos demasiado. Y, aunque la teoría suena fácil, sabemos que la práctica no lo es.
¿Es posible disfrutar de una Navidad imperfecta?
Todos podemos tratar de hacer que nuestras Navidades, aunque no atraviesen el contexto que por estándar social se considera perfecto, sean un poco mejores. Desde Unobravo identifican varias estrategias que podemos seguir para hacerlo, y ganar resiliencia.
Lo primero es aceptar que la Navidad no tiene que ser perfecta para ser especial.
Hay que tomar consciencia que las cosas pueden no salir como planeabas, y que, como en cualquier otro día de nuestra vida, pueden surgir imprevistos y conflictos incluidos. Sabiendo esto, como comentan los expertos de la plataforma de salud mental, "viviremos la Navidad de forma más relajada".
Otro de los consejos que comentan, es el de saber que, aunque pueda parecerlo, no todo se reduce a lo material. "Recordar que el objetivo de la Navidad es vivirla y disfrutar, no necesariamente tener que sea perfecta o con decoraciones impecables. La gratitud por lo que sí está bien puede mejorar significativamente el bienestar emocional", cuentan. Es decir, en lugar de obsesionarte con los detalles materiales, es mejor centrarse en lo que realmente importa: disfrutar de los momentos y agradecer lo que tienes.
Una buena manera de hacer practicar ese carpe diem es desconectando un poco de las redes sociales, y, aunque sabemos que es difícil, cuando estemos scrolleando en ellas debemos recordar un tantra siempre: todo lo que encontramos ahí es solo una versión idealizada de la realidad, es lo que cada uno quiere enseñar, y no lo que realmente vive.
Además, esto también nos ayudará a poner límites y priorizar lo que de verdad nos hace feliz. Desde Unobravo recalcan que nadie necesita cumplir todas las tradiciones ni estar en todos los planes.
Al final, lo importante es conectar contigo mismo y con quienes realmente te aportan.
Pequeños gestos que ayudan a sentir la Navidad
Escapar de la Navidad es difícil. Claro que cualquiera puede comprar un vuelo y escaparse a alguna isla remota con calor donde apenas haya celebraciones navideñas. Sin embargo, no hace falta irse a los extremos. Celebrar las navidades a pesar de las adversidades que estemos viviendo es posible si sabemos cómo hacerlo.
Que no haga falta estar en todo, no significa que no podamos hacer algunas cosas que nos hagan ilusión. Podemos poner el árbol una tarde antes de que comiencen las festividades, preparar una cena con amigos, ir al cine a ver una película, o, simplemente, no hacer nada navideño, pero motivarse dándose ese capricho que llevábamos tanto tiempo queriendo.
Desde el viaje de nuestra vida, a una pequeña escapada, una tarde de spa, o, simplemente, aprovechar esos días para pasar más ratos con quienes queremos, o mimarse a uno mismo y dedicar tiempo a nuestros hobbies.
La terapia, aliada para gestionar las celebraciones navideñas
Si el malestar va más allá y nada de esto apetece, la terapia está para ayudarnos. Lo está, incluso, desde el momento en el que dudamos si queremos hacer alguna de estas cosas o no. En Unobravo así lo manifiestan:
" Cuando la presión o las emociones navideñas afectan significativamente el bienestar, buscar apoyo en terapia puede ser muy beneficioso".
¿Qué prácticas podemos seguir para tratar de mejorar nuestra salud mental y tener las herramientas adecuadas para afrontar estas celebraciones? Desde la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), que "ayuda a identificar y modificar los pensamientos y creencias irracionales en torno a la perfección y la comparación", pasando por la "Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), capaz de fomentar la aceptación de las experiencias y emociones sin juicios", hasta otras de las que hemos oído hablar infinidad de veces como el mindfulness. "Por último, enfocarnos en nuestro crecimiento personal y nuestra autenticidad, nos puede ayudar a conectar con nuestras necesidades emocionales y a definir expectativas y deseos para esta celebración", concluyen los psicólogos.