El signo de meningitis bacteriana que lo distingue de un virus corriente

La meningitis bacteriana meningocócica es una infección muy contagiosa que afecta, principalmente, a niños, adolescentes y adultos jóvenes. Identificarla a tiempo es vital. Se manifiesta con signos como cefalea, fiebre, náuseas y vómitos, sensibilidad excesiva a la luz... y rigidez de nuca. (Foto: Getty)
La meningitis bacteriana meningocócica es una infección muy contagiosa que afecta, principalmente, a niños, adolescentes y adultos jóvenes. Identificarla a tiempo es vital. Se manifiesta con signos como cefalea, fiebre, náuseas y vómitos, sensibilidad excesiva a la luz... y rigidez de nuca. (Foto: Getty)

Parece un virus corriente porque muchas veces se comporta como tal provocando los síntomas típicos de un resfriado o una gastroenteritis, pero la meningitis es una infección rara pero grave de las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal.

Puede ser causada por un virus o por una bacteria, y detectarla a tiempo es fundamental para sobrevivir y evitar las secuelas. Entenderlo es más fácil con testimonios como el que traigo hoy. Después de que su hijo muriera de meningitis, una enfermera de Sydney insta a los padres a estar atentos a los signos de esta infección aguda grave.

Blake había estado tenido resfriados y otros virus desde que comenzó a ir a la guardería y su madre, Michelle Murrell, pensó que la historia se repetía cuando el niño de 13 meses enfermó de nuevo en verano. "Acababa de recuperarse y comenzó a vomitar, así que asumí que era otra cosa de la guardería", cuenta la madre en declaraciones a una emisora local.

Por desgracia, los padres no cayeron en que podría ser otra cosa diferente a un virus normal. Al ser enfermera, su madre le hizo varias pruebas de Covid-19 y le dio medicación para controlar los síntomas hasta que detectó un signo clave de meningitis. "Me di cuenta de que sostenía la cabeza de forma extraña y la rigidez del cuello es una de las cosas en las que piensas con la meningitis", explica.

En el hospital confirmaron que era meningitis bacteriana, más grave que un ataque viral ya que se desarrolla rápidamente y puede causar la muerte o provocar una discapacidad. Los bebés y los adolescentes corren mayor riesgo, pero puede afectar a cualquiera.

"Los primeros síntomas de una meningitis pueden ser inespecíficos y confundirse con los que pueden ocurrir al inicio de una gripe, por ejemplo (malestar general, fiebre…). Sin embargo, la aparición de cefalea intensa, distinta a la habitual, vómitos “en escopetazo”, y la rigidez de los músculos del cuello deben alertarnos de que puede tratarse de una meningitis", advierte el doctor Pablo Irimia Sieira, especialista en Neurología de la Clínica Universidad de Navarra (CUN).

Algunas vacunas cubren cepas comunes, pero no siempre detienen la enfermedad. Es el caso de la enfermedad meningocócica o neumococo, que puede causar meningitis bacteriana. Cuando el meningococo infecta las meninges cerebrales se produce una meningitis; cuando invade la sangre y se disemina por todo el organismo puede producir un cuadro más grave llamado sepsis.

Existen varios tipos de meningococo los más frecuentes son los meningococos B y C. La meningitis y la sepsis no son muy frecuentes, pero sí son enfermedades graves.

El meningococo se puede propagar al toser, estornudar y besar, pero no es tan contagiosa como la gripe. Es necesario un contacto muy estrecho y continuado para que se produzca, ya que el meningococo no puede vivir fuera del cuerpo humano; se destruye rápidamente al contacto con el medio ambiente. La transmisión es más frecuente en colectividades cerradas como colegios, cuarteles etc. La mayoría de las personas expuestas a esta bacteria no se infectan y de las que lo hacen, solo un pequeño porcentaje desarrolla la enfermedad.

Si se detecta a tiempo, se puede tratar con antibióticos. De hecho, los médicos ya le habían recetado antibióticos a Blake antes de que llegaran los resultados de la prueba, con la esperanza de tratar la infección antes de que fuera demasiado tarde. Pero poco tiempo después, les dijeron que había causado demasiados daños y que no había nada que pudieran hacer.

Los síntomas de la meningitis bacteriana suelen ser similares a los de la gripe con secreción nasal, irritabilidad, sensibilidad a la luz, fiebre y posibles convulsiones o rigidez en el cuello.

Los vómitos, la mirada fija o la expresión en blanco, y el dolor muscular o articular también son otros signos, junto con manchas en la piel o sarpullido, que suele ser el último síntoma en aparecer.

Los síntomas específicos de los bebés incluyen una fontanela abultada (el punto blando en la cabeza de un bebé), arqueamiento de la espalda, aversión a que lo toquen, llanto inusualmente agudo, pérdida de apetito y retracción del cuello con arqueamiento de la espalda.

El meningococo puede habitar de forma natural en la faringe de algunas personas que por su estado inmunitario o de defensas no desarrollan la enfermedad, ni ningún tipo de síntomas, son los denominados "portadores sanos". Sin embargo, estas personas juegan un papel muy importante en la transmisión de la enfermedad. Hay otras personas que al adquirir el meningococo en vez de convertirse en portadores sanos sí desarrollan la enfermedad (meningitis o sepsis).

En algunos casos de meningitis bacteriana, la bacteria llega hasta las meninges a partir de un traumatismo craneoencefálico grave o de una infección local grave, como una infección de oído o de senos nasales (sinusitis).

Ten en cuenta que los síntomas son muy variados pero, en general, el comienzo es repentino, con fiebre, dolor de cabeza intenso, náuseas, vómitos, rigidez de nuca y, frecuentemente, manchas en la piel. Pueden surgir delirio y coma y, en ocasiones, pueden ocurrir casos fulminantes con caída repentina y shock.

Pero mientras que en los lactantes (niños menores de dos años) las manifestaciones clínicas de meningitis pueden ser fiebre alta, somnolencia o irritabilidad excesivas, inactividad, llanto constante y rechazo de la alimentación; en ancianos puede presentarse únicamente alteración del nivel de conciencia, sin fiebre ni rigidez de nuca.

Es vital que los padres, abuelos y otros cuidadores conozcan los signos de meningitis para que puedan actuar de inmediato y buscar atención médica urgente. "Si te envían a casa con un 'virus' y tu hijo continúa deteriorándose rápidamente, vuelve al médico de cabecera o a Urgencias, no esperes a que aparezca la erupción, ya que a menudo es la última señal", concluye Murrell.

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