Sofía Sarkany, la joven creativa y determinada que cumplió su gran sueño una semana antes de morir
Viajó por el mundo, estudió en Londres y hasta fundó su propia marca a los 25. Pero Sofía Sarkany tenía un sueño mucho más profundo: ser mamá . Determinada, luchó hasta el final para lograrlo, ni el más fatal de los diagnósticos podría con ese deseo. El 22 de marzo del 2021 nació su bebé, Félix. Una semana después, con la paz de haber conocido a su hijo y “rodeada de amor”, la diseñadora de 31 años falleció tras luchar contra un cáncer.
Sofía estaba en pareja desde hacía apenas más de un año con Tomás Allende y tenía un futuro profesional prometedor, abriéndose camino en el mundo de la moda y el diseño más allá de su apellido, cuando en el 2018 tras un chequeo ginecológico le dieron el diagnóstico menos esperado: cáncer de cuello de útero. Apenas recibió el golpe, decidió congelar óvulos y dos años después, con su novio, recurrieron a una subrogación en los Estados Unidos para poder ser esa familia de tres que tanto anhelaban. Así, entre tratamientos oncológicos y estudios, y a la vez que su enfermedad avanzaba, la Sofía era testigo de cómo su bebé crecía en el vientre de la gestante.
El deseo de ser mamá y una despedida en paz
La fecha probable de parto era el 28 de marzo, pero Félix se adelantó y nació seis días antes, el 22 de marzo a las 12:41 con un peso de 3,245 kilos en una clínica en Miami. Lejos de lo que la flamante mamá imaginaba de niña cuando jugaba con sus muñecas, no pudo estar de manera presencial en el parto, sino que lo siguió a través de FaceTime. Pero estar y cuidar no es algo que se haga solo con el cuerpo y si hay algo que a pandemia enseñó, es que a la distancia también se puede poner el corazón y el alma, y así vivió ella la llegada de su hijo.
“ Hoy se convirtió en mamá una de mis personas favoritas en el mundo. Félix, no veo la hora de conocerte y apretujarte. Amiga bienvenida a esta nueva etapa de amor y entrega. Vas a ser la mejor. Felicitaciones ”, anunció aquel día La China Suárez quien, aunque no había dicho nada públicamente, conocía como nadie todo el proceso que su confidente y compañera estaba viviendo en los Estados Unidos, a miles de kilómetros de su hogar.
Sofía estaba internada luchando contra su enfermedad y Tomás –quien desde el inicio de la historia no se despegó de su lado- fue el encargado de llevar a Félix a sus brazos. En esos instantes en los que el tiempo se detiene, ella lo alzó, lo abrazó, se miraron y mimaron. El nene, que acaba cumplir tres años, no recordará ese encuentro, pero seguro lo sentirá dentro de él durante el resto de su vida, o podrá ver en las imágenes el amor en los ojos de su mamá o cuando escuche a su papá relatar aquel recuerdo en el que es difícil distinguir entre tristeza y felicidad.
El 29 de marzo, exactamente una semana después de la llegada del pequeño al mundo, Sofía Sarkany murió, después de tres años de haberle dado batalla a la enfermedad. Al día siguiente de conocer a su hijito se descompensó. Su familia la pudo despedir y, según contó su papá, sus hermanas Clara, Josefina y Violeta y su marido la acompañaron, la acariciaron y le pusieron música mientras su pulso bajaba. Hay quienes creen en las casualidades y quienes no; para los últimos, que Félix se haya adelantado una semana o que ella falleciera después de haberlo conocido tiene un porqué y tal vez se explique con una de las últimas frases que ella dijo a sus seres queridos antes de partir: “ Viví rodeada de mucho amor, fui muy feliz ”.
El legado de Sofía
Quienes la conocieron la definen como una persona alegre, determinada y talentosa. La hija mayor de Ricky Sarkany y Graciela Papini siempre se mostró apasionada por el arte y el diseño, y apenas terminó la secundaria comenzó a trabajar con su padre. En paralelo estudió Historia del Arte en la Asociación de Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes, Licenciatura en Diseño Gráfico en la Universidad de Palermo y se perfeccionó en el Instituto Saint Martin de Londres. Con ganas de ir por más y tener un nombre propio en la industria, a sus 25 años se abrió de la empresa familiar y creó su propia marca. Una de sus modelos más conocidas era la China Suárez quien de inmediato se convirtió en amiga y compañera de viajes; también trabajó con Antonela Roccuzzo, con el fin de llevar sus creaciones a Barcelona.
“A diferencia de muchos de mis amigos, cuando éramos chiquitos yo tenía mis cuadernos de Winnie Pooh y de Hello Kitty dibujados con conjuntos de ropa, sombreros, carteras, zapatos, en vez de casitas, árboles y soles”, recordó alguna vez sobre la pasión que llevaba en la sangre. “Yo creé y decidí con total libertad, confiaba en lo que hacía y creo que, de alguna manera, él sintió esa seguridad. Somos padre e hija, ¡alguna conexión especial hay! Igualmente, como suelo decir siempre, la libertad con la que creé y decidí se basa en la educación que me dio Ricky como padre con mi mamá Graciela. ¡Son lo máximo!”.
Al poco tiempo de la partida de su amiga, la China Suárez pudo conocer a Félix, su sobrino del corazón, y escribió en sus redes: “Sofía, Ratón, amiga, compañera, ángel, madre, hermana, hija, nieta. Quería contarte que ahora le tengo un poco menos de miedo a la muerte, y es gracias a vos. Ya se armó un grupito de gente amada por allá arriba que, estoy segura, me esperan, y es un lugar maravilloso, libre de dolor, de egoísmo, de penas. Donde vamos a poder bailar y reírnos sin límite”. Tiempo después la homenajeó con un tatuaje, el dibujo de un ratón, como cariñosamente ella la llamaba, en uno de sus brazos.
La actriz continúa en contacto con el nene y cada tanto comparte fotos de esos encuentros. Ricky dijo alguna vez que uno de los grandes sueños de Sofía era ser madre y en medio de su dolor de padre se mostró agradecido de que pudiera cumplirlo. Tomás, por su parte, que aprendió a ser papá mientras convivía con una viudez prematura, pudo rehacer su vida y en el verano compartió en sus redes sociales una foto de él en la playa con su nueva pareja.
Ricky alguna vez escribió para recordarla: “Si la vida se midiera en períodos de tiempo, hasta la eternidad sería poco para compartir con vos. Si la vida se mide en felicidad, sueños y pasión, superaste el límite máximo”. También resuenan las palabras que Sofía le transmitió a un grupo de estudiantes durante una charla que encabezó: “Mi consejo es que no importa lo que hagan mientras pongan su corazón, mente y alma en eso. Creo que nuestro mayor compromiso con la vida es hacer de ella nuestra mayor obra de arte”.
Félix crece sano, feliz y rodeado de amor y es –más allá de su arte y sus diseños- el mayor legado de Sofía, quien tres meses y medio antes de morir al soplar sus 31 velitas y tal vez sabiendo cómo y cuándo sería su final, agradeció y resumió: “La vida me dio más de lo que me sacó”.