Sonia Furió, la hermosa actriz cuya honestidad valiente selló el destino de su carrera

La llamaron "las piernas más hermosas del cine mexicano" y era verdad: Sonia Furió tenía unos atributos que, junto con su carisma y su profesionalismo, le brindaron un paso por el estrellato por un par de décadas, permitiéndole dejar huella en el panorama del cine y las telenovelas de una época considerada "de oro", aunque fue precisamente por ser una mujer honesta consigo misma que tuvo que pagar con su carrera el precio de vivir a su manera.

Nacida en Alicante el 30 de julio de 1937, era hija de Nicolás Furió Cabanés y María Flores Guillén. Tenía 2 años de edad cuando su familia emigró a México a causa de la Guerra Civil Española, con el 'Exilio Español' que apoyó el Presidente Lázaro Cárdenas. Rubia, ojiverde y muy simpática, Sonia se convirtió en ciudadana mexicana naturalizada el 2 de mayo de 1952 a los 14 años y ya desde entonces estaba empezando su carrera, que inició como bailarina.

Su deseo principal era ser bailarina de ballet, pero centímetros de más le cortaron las alas a su sueño, por lo que decidió alternar su trabajo como bailarina del coro en algunos centros nocturnos, con estudiar teatro en Bellas Artes y en la ANDA, para hacer su debut en cine dirigida por Alejandro Galindo en 1955 en la película 'Mañana serán mujeres': a partir de ahí su rostro de facciones clásicas figuró en otras cintas. Su primer protagónico llegó 1957, cuando tenía 20 años, y lo hizo al lado del famoso comediante Germán Valdés “Tin Tan” en la cinta 'El campeón ciclista', con quien trabajó en otras cuatro producciones.

Mucho se habló de que el comediante la pretendía — esto mientras estaba casado con Rosalía Julián, su última esposa, madre de sus hijos más jóvenes—pero ella no lo aceptó. No se aclaró nunca, pero pasó a formar parte de la leyenda del cómico, mientras que a Furió se le asoció con otros atractivos actores de la época con los que compartió créditos como Carlos Navarro o Aldo Monti, aunque estos solo eran rumores publicitarios y la Furió, que también cantaba boleros, pasó los años 50 y 60 como rubia inalcanzable, pero no revelaba gran cosa de su vida privada.

Y no es que ocultase algo; siempre fue muy honesta y abierta acerca de su orientación sexual. De acuerdo con numerosas figuras que compartieron escena con ella, en su juventud sostuvo relaciones sentimentales de diversa duración —eso sí, solo una a la vez— con hombres y con mujeres, sin que esto le causara un conflicto y hacia el final de su vida en 1996 no convivía románticamente con nadie.

El ser franca en este sentido era algo que nunca causó ningún revuelo, al menos en sus años de mayor auge, a diferencia de cómo su lesbianismo atormentaba a Maricruz Olivier, con quien compartió créditos en la cinta de Carlos Enrique Taboada 'El deseo en otoño', que tanta controversia causó en 1970, cuando se estrenó ya que planteaba un triángulo amoroso entre los personajes interpretados por ellas, con el de Guillermo Murray, pero en un subtexto lésbico.

La película se volvió de culto y aunque a Olivier le causaba cierta incomodidad — inexplicablemente en 1979 aceptó aparecer en el filme de Abel Salazar 'Tres Mujeres en la Hoguera', en la que su personaje era abiertamente lesbiano —se recuerda como una de las mejores apariciones de la Furió, plena de ambigüedad, ambivalencia y matices. Poco después tuvo su última aparición en cine en 'El esperado amor desesperado', con Ofelia Guilmáin y Fernando Balzaretti, en la que interpretaba a una solterona que se enamora de un hombre más joven que solo se comunica con ella por cartas.

En el terreno televisivo, tuvo una más amplia gama de personajes y papeles: fue la pérfida esposa del atormentado cantante vernáculo interpretado por Cuco Sánchez en 'Fallaste corazón', y también la protagonista de 'Mi primer amor', con Raúl Ramírez y Ana Martin (en su debut en TV) y fue una de las actrices principales de 'Vivir enamorada', que fue su última telenovela como protagonista y que además, fue un punto de inflexión para el final de su carrera.

Transmitida entre 1982 y 1983, esta telenovela giraba en torno al personal de una revista femenina y sus tribulaciones emocionales y en ella compartían créditos la Furió, Alma Muriel, Karina Duprez, Leticia Perdigón y Blanca Sánchez — con Mariana Levy en su primer rol dramático—, la serie tuvo un éxito moderado, y Carlos Piñar, el protagonista masculino, la dejó abruptamente.

Esto se debió a una petición de la entonces primera dama de la nación, Paloma Cordero de De la Madrid, quien era muy reticente y conservadora, hecha (está documentado) a través del DIF, agencia gubernamental que ella presidía, a Televisa solicitando la remoción del aire de actores que eran "reputadamente" homosexuales. Aunque la lista solo incluía varones —entre ellos Piñar, y los extintos Enrique Álvarez Félix y Antonio Valencia, entre otros—la orden ejecutiva fue inmediata y fulminante y esta purga hecha para "defender los valores familiares" dejó sin trabajo por espacio de varios años a numerosos actores.

En respuesta a esto, Sonia Furió se mostró muy molesta y en protesta, apenas terminó de grabar la telenovela, renunció a la televisora y no volvió a hacer telenovelas en Televisa hasta más de cuatro años después (pasó ese tiempo haciendo teatro) y ya no como protagonista, sino en papeles de soporte. A la actriz, que siempre fue solidaria con todos sus compañeros, le ofendió profundamente que se discriminara y se violentaran las libertades individuales de sus colegas. Donde la Olivier guardó silencio y se mantuvo al margen, varias actrices que discretamente habían sido LGBTQ se apartaron del medio por un tiempo, protestando por esto y algunas (como la propia Furió y Regina Torné) buscaron revertir el daño hecho.

La carrera de la Furió nunca se recuperó del todo, y al hacerse mayor se encontró que los papeles escaseaban, aunque en lugar de deprimirse, buscó la manera de seguir vigente, trabajando más en teatro, dando clases de arte dramático y luego incorporándose a la primera oleada de actores que se fueron a TV Azteca, donde apareció por última vez en un melodrama en 'Con toda el alma', al lado de Andrés García y Gabriela Roel.

El 1 de diciembre de 1996, Sonia Furió murió, a los 59 años de edad, a consecuencia de una neumonía, dejando su imagen en más de 50 películas, en las que consta su belleza y su carisma y sobre todo, dejando un legado de honestidad valiente, sin que le importara el precio que pagó por ser sincera.

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