En Still, Michael J. Fox abre su vida cotidiana a las cámaras en un documental sensible e inteligente
Still: Una película sobre Michael J. Fox (Still: A Michael J. Fox Movie, Estados Unidos/2023). Dirección: Davis Guggenheim. Guion: Michael J. Fox. Música: John Powell. Fotografía: Julia Liu, C. Kim Miles, Clair Popkin. Edición: Michael Harte. Duración: 95 minutos. Disponible en: Apple TV+. Nuestra opinión: excelente.
Todo empezó con un dedo meñique. A comienzos de los años 90, Michael J. Fox se sentía todopoderoso. Luego de una infancia hiperactiva y una preadolescencia donde no faltó el bullying por ser el más chiquito de su clase, llegó una juventud de trajinar castings, y aceptar papeles secundarios mientras esperaba su gran oportunidad en Hollywood. Oportunidad que llegó primero con la sitcom Lazos familiares en 1982 y a partir de 1985 con la trilogía de Volver al futuro. Cinco años después era un gigante de la industria y de los medios: el más codiciado, el más deseado, y el más querido por las productoras y el público. Pero descubrir una mañana -con la resaca de una noche de excesos- que el dedo más chiquito de su mano izquierda se movía involuntariamente cambió su vida por completo. El actor sufría la primera manifestación del Parkinson, una enfermedad degenerativa e incurable. Tenía 29 años.
Hoy, Michael Fox tiene 61 años y, con una constancia envidiable, abre su historia profesional y también su vida privada en Still: Una película sobre Michael J. Fox, el documental que acaba de estrenar Apple TV+.
Dirigido por Davis Guggenheim, el film muestra el ascenso, caída y lucha del astro desde la realidad cotidiana; por momentos divertida, por momentos descarnada. Cuesta ver al actor caerse en plena calle por no poder mantener el equilibrio, la dificultad repentina que lo lleva a no poder terminar una frase, o las permanentes sesiones de rehabilitación para recuperar un mínimo control de su cuerpo. Pero junto con ello está el optimismo, el mensaje de que siempre hay que seguir adelante, el activismo para que se avance en la lucha contra la enfermedad. El contraste entre el éxito, y la angustia de una condición que solo sabían sus afectos más cercanos marcó al actor en sus horas más felices, donde no se trataba solamente de disfrutar los aplausos sino de encontrar la mejor manera de disimular, ante las luces del set o los flashes de los paparazzis, que su cuerpo temblaba descontrolado.
Pero Still: una película sobre Michael J. Fox no es solamente un manifiesto en favor de la vida ante el avance de lo inevitable, sino una celebración de la meteórica carrera del intérprete, merced a un trabajo de archivo y edición impecables que no solo recogen imágenes inéditas y otras bastante conocidas de sus trabajos actorales, sino que las resignifican en función de las palabras del actor. Como si él se hubiese interpretado toda la vida a sí mismo; o mejor, como si no hubiera hoy en los recuerdos de Fox una distinción entre realidad y fantasía.
También, en función de la narración se suman momentos dramatizados no invasivos que -al igual que las apariciones de artista- sirven para concatenar todo el material e ir más allá de la mera biografía o la declaración de principios. No por ya vistos, la suma de recursos resulta menos efectiva.
Sensible, conmovedora, inteligente, con una enorme carga emocional por personaje e historia, Still… es una propuesta que evita el morbo pero sigue el pulso de su protagonista. Que sufre, que se angustia, que se burla de sí mismo mientras se muestra carente y vulnerable, que sigue adelante a pesar del evidente deterioro físico que lo condiciona cada vez más. “Muchos creyeron que mi enfermedad era el final, pero para mí fue un nuevo comienzo”, dice ¿Y por qué no creerle?