El té blanco retrasa la aparición de las arrugas
CIUDAD DE MÉXICO, diciembre 5 (EL UNIVERSAL).- El té es reconocido desde tiempos ancestrales por sus múltiples beneficios para la salud, y especialmente por sus propiedades antioxidantes que ayudan a prevenir el envejecimiento prematuro, mejorar la circulación y fortalecer el sistema inmunológico. Si bien el té verde es el más popular por sus efectos en la salud, existen otras infusiones que contienen los mismos, o incluso más, nutrientes esenciales para el bienestar general. Uno de esos tés es el té blanco, una bebida suave y rica que no sólo hidrata, sino que también combate los signos del envejecimiento.
El té blanco y sus propiedades rejuvenecedoras
El té blanco proviene de la planta Camellia Sinensis, la misma que da origen al té verde y al té negro. Su diferencia radica en la forma de cosecha, ya que se obtienen las hojas más jóvenes y delicadas de la planta, las cuales tienen una alta concentración de nutrientes y compuestos antioxidantes. Esta infusión, típica de países como China, Japón e India, es conocida por su suavidad tanto en sabor como en efecto sobre el organismo.
Según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, el té blanco posee enzimas que inhiben la degradación de colágeno y elastina, dos componentes fundamentales para la salud de la piel. El colágeno es esencial para mantener la firmeza y elasticidad de la piel, mientras que la elastina le da a la dermis su capacidad de recuperación. Al ralentizar su descomposición, el té blanco no sólo ayuda a retrasar la aparición de arrugas, sino que también fomenta la producción de colágeno, contribuyendo a una piel más joven y saludable.
Beneficios adicionales para la salud
El té blanco no sólo es un aliado para la belleza de la piel, sino que también ofrece una serie de beneficios para la salud general. Su riqueza en antioxidantes ayuda a combatir los efectos del estrés oxidativo en el organismo, que acelera el envejecimiento celular. Además, es eficaz en la reducción de la presión arterial y en la protección del sistema inmunológico gracias a su alta concentración de vitaminas C y E. Estos nutrientes no sólo protegen la piel de los daños externos, sino que también fortalecen las defensas del cuerpo, ayudando a prevenir resfriados y otras infecciones.
Por otra parte, el té blanco tiene propiedades antibacterianas, antivirales y antifúngicas, lo que lo convierte en una excelente opción para combatir bacterias, virus y hongos que pueden afectar la salud general del organismo.
¿Cómo preparar té blanco?
La preparación del té blanco es sencilla, pero es importante seguir algunas recomendaciones para aprovechar al máximo sus propiedades. Se recomienda preparar la infusión con agua caliente a 75 grados (aproximadamente) para evitar que las hojas se quemen y pierdan sus beneficios.
Ingredientes (para 1 litro de té):
8 gramos de hojas de té blanco (aproximadamente 5 cucharadas pequeñas)
1 litro de agua a 75 grados
Instrucciones:
Calienta el agua a una temperatura de aproximadamente 75 grados Celsius (no debe hervir).
Coloca las hojas de té en una tetera o recipiente adecuado.
Vierte el agua caliente sobre las hojas y deja reposar la infusión durante 5 minutos.
Una vez pasado este tiempo, el té estará listo para beber.
Es recomendable disfrutarlo sin endulzantes para aprovechar todas sus propiedades naturales, aunque si prefieres un toque dulce, puedes añadir un poco de miel o stevia a tu infusión.