Teatro Sanitario de Operaciones. Un happening inmersivo de la contracultura que también invita a cenar

Prohibido, la última creación del Teatro Sanitario de Operaciones (TSO)
Prohibido, la última creación del Teatro Sanitario de Operaciones (TSO) - Créditos: @PimientaNegraph

“¿Cuál es el límite? ¿Dónde empieza el terreno de lo prohibido?”. A partir de este interesante planteo inicial, Prohibido, la última creación del Teatro Sanitario de Operaciones (TSO) indaga en algunas relaciones familiares que derivan en decisiones extremas, con el encierro de la última cuarentena como telón de fondo.

Con entrada sólo por invitación, una de las particularidades del espectáculo o happening teatral, es que, hasta el mismo día de la función, el público desconoce la locación precisa donde se desarrollará la obra. “Prohibido es una intervención para un sitio específico, no utiliza el teatro convencional como espacio escénico, sino que interviene un lugar y su misma arquitectura da la narrativa de la obra y su anacronismo . El público transita el espacio en sus diferentes niveles, donde suceden escenas en forma de actos que luego se ordenan hacia el final. También utilizamos el happening, cuyo significado es “algo que sucede”, apunta Kike López, director del colectivo artístico creado en 1996 a raíz de un seminario dictado por el reconocido grupo catalán La Fura dels Baus, y que desde diciembre último presenta este espectáculo con localidades agotadas.

Justamente, una de las marcas del TSO es la utilización de espacios no convencionales para desarrollar sus espectáculos, donde el púbico es un actor más dentro de la escena y es invitado a desplazarse por diferentes ambientes y atmósferas , interactuar con los actores y dejarse llevar por los estímulos que reciben sus sentidos, desde la música y los visuales, el diseño de luces y sonido, hasta el gusto y el olfato. Una experiencia inmersiva que también incluye la degustación de una cena recién preparada .

“Comencemos por la muerte”, proclama la mujer sentada en una sala mortuoria ubicada varias escaleras arriba, en un ambiente aislado que se propone movilizar la fibra interior con cierta atmósfera ceremonial, una experiencia intensa, no apta para todo público.

El público es parte activa en los espectáculos del Teatro Sanitario de Operaciones (TSO)
El público es parte activa en los espectáculos del Teatro Sanitario de Operaciones (TSO) - Créditos: @PimientaNegraph

Claramente, uno de las claves del espectáculo es la extrañeza frente la serie de situaciones que se presentan, del hiperrealismo a otras más jugadas y oscuras, que el público irá descubriendo a medida que recorre los distintos niveles del espacio, ubicado en el barrio de Chacarita.

De esta manera, sin butacas ni escenario que delimiten el espacio, el público es libre de moverse entre los personajes para transformarse en un testigo privilegiado de lo que allí sucede . Claro que, una vez que comienza la función, los roles empiezan a desdibujarse, y el espectador como tal deja de existir para ser parte del asunto. Hay un texto que se completa con la acción de cada participante, que a su vez es individual y colectiva. Todos los elementos propios del lenguaje escénico están permanentemente alterados.

“El público es parte de la obra. Puede ser la visita que despide a un ser querido, el comensal en una cena familiar hasta un voyeur en una escena tecno privada. Queda inmerso en la obra, se lo coloca en el marco de una escena, pero sin incomodarlo. Se mantiene el diálogo constante para explicar y trasmitir el argumento, no desde la exclamación, sino desde el dialogo directo”, señala López.

Ahora bien: ¿Por qué mantener en secreto la locación hasta el mismo día de la función, cuando los espectadores reciben un mensaje por WhatsApp con las coordenadas? “Nos gusta que el público salga de una zona de confort, y lo prohibido tiene una suerte de seducción por su carácter de oculto. Desde de ahí decidimos organizarlo así: damos la locación aproximada que es el barrio de Chacarita, pero no el lugar específico. Prohibido es una obra para gente curiosa, dirigida a un público al que la intriga lo atrapa. Trabaja con lo oculto, aquello que sucede más a menudo de lo que la gente piensa, pero que no se dice, y que genera atracción. También trabaja sobre un mandato social (que no lo nombro ya que es parte del suspenso que conlleva la obra), un mandato que en unos años tal vez deje de existir, en futuras generaciones, o no, que hace desencadenar la tragedia”, sigue el director.

Hay que decirlo, en la poética de Prohibido resuenan ecos del under ochentoso, suma de expresiones de irreverencia y rebeldía , cuando la llegada de la democracia sacó a la luz el trabajo de muchos artistas que hasta entonces se movían en la clandestinidad para cruzar el límite de lo prohibido y experimentar con lo que se tenía a mano. Una trinchera contracultural de producción artística y encuentro, que desde sus inicios se propuso mostrar aquellas cosas que no cabían en ningún otro lugar. Prohibido tiene un poco de todo eso, del happening teatral, del Parakultural, de la experiencia performática que plantea diferentes conflictos a través de situaciones y momentos bien definidos.

Así, ya avanzada la función llegará el ansiado momento de la cena, una bacanal para disfrutar del encuentro con comida y bebida bien servida. Vale preguntarse entonces, ¿qué rol juega la comida en medio de todo esto? “Hace tiempo que queríamos agregar el sentido del gusto a alguna de nuestras creaciones, y por un hecho fortuito, nos encontrarnos con que el espacio tenía los utensilios de comida necesarios para prepararla. Entonces decidimos armarlo, diseñarlo y montarlo de esa manera. La idea es darle de comer al público, y que el público coma, se sirva, tome, hable y dialogue, se distienda un momento para de esta forma poder acércanos a los participantes, sentarnos y comer con ellos, contarles lo que sucede. La gente con la comida se olvida de todo, y si tiene hambre sólo puede pensar en el hambre”, reflexiona el director sobre su forma particular de sentir y transitar el teatro. “ El TSO realmente logra que el público sea parte activa de la historia, de la imagen, del relato, porque eso es otra característica del grupo. Contamos cuentos, argumentamos, no somos solo esteticistas ”.

El grupo comenzó a mediados de los años 90, y con el auge de las fábricas recuperadas que marcó los años posteriores a la crisis de 2001, desembarcó en el Centro Cultural de IMPA (La Fábrica) . Desde entonces está identificado con ese espacio, del cual forma parte activa, brinda talleres y presenta obras. Luego llegó la pandemia, y al iniciarse tareas de mantenimiento decidieron buscar un nuevo espacio para continuar de forma temporaria con sus clases y talleres de entrenamiento físico actoral. Y este mismo espacio de Chacarita fue la fuente de inspiración que brindó las primeras pistas de la dramaturgia de “Prohibido”, que hoy les permite indagar en las relaciones familiares que conllevan a decisiones extremas. Una experiencia no recomendable para noches de tormenta.

PARA AGENDAR

Prohibido. Por el Teatro Sanitario de Operaciones. La obra tiene 40 localidades, y las próximas fechas disponibles programadas son el 15, 22, 29 de abril, a las 21. La locación es en el barrio de Chacarita y se revela por WhatsApp el mismo día de la función. El valor de la entrada es 4500 pesos (doble 8000 pesos), más cargo de servicio (por teatrosanitario.com.ar).