"La ternura", la puesta en escena para morir de risa

CIUDAD DE MÉXICO, marzo 1 (EL UNIVERSAL).- Alejandro Calva se había enfocado en el último año en hacer series y televisión, hasta que llegó la invitación de la casa productora Mejor Teatro para integrarse en un proyecto que lo sacaría de la inercia en que ya estaba, se trata de la puesta en escena "La Ternura", la cual es la primera apuesta del 2024 de esta empresa y que lo llevará al género de la comedia con una historia entrañable.

"El texto me enamoró, la manera en que está contada la historia, los recursos teatrales que tiene son de morirse de la risa, aquí no se requieren muchos despliegues escenográficos y cuando te llega algo así te hace pensar, qué divertido hacer teatro así, esto es como volver al gimnasio o volver a las clases de teatro donde te decían, tienes este bloque que es tu palacio, te subías y en verdad lo era; este tipo de cosas el público lo agradece, porque en un mundo lleno de tecnología hablar de cosas tan esenciales como la guerra entre hombres y mujeres, es maravilloso", dijo el actor Alejandro Calva sobre "La Ternura", la cual estrenará el 21 de marzo en el Nuevo Teatro Libanés.

La historia de "La Ternura" es la siguiente: Una reina odia a los hombres porque siempre han condicionado su vida y le han quitado la libertad, así que no está dispuesta a que sus dos hijas tengan el mismo destino que ella, cuando fueron comprometidas en matrimonios arreglados con nobles ingleses; es por eso que planea un escape y termina con ellas en una isla donde no hay hombres, pero no contaba que ahí estaba un leñador con sus dos hijos, quien no quería saber más de las mujeres; entonces ellas deciden disfrazarse de hombres como medida de protección, pero el amor surge entre ellos, lo mismo que las confusiones.

El productor Morris Gilbert explicó que justo antes de la pandemia pudo ver esta obra en Madrid, entonces al ver lo buena que era la historia decidió traerla a México, proyecto que tuvo que esperar cuatro años para que fuera realidad, pero además sirvió que para que él volviera a trabajar con un amigo de toda la vida, el director Benjamín Cann, a quien conoce desde la infancia y con quien no había trabajado desde hace más de 35 años.

"Le dije, 'tengo la obra que nos va a reunir'. Estoy en una etapa en la que quiero hacer las cosas de manera artesanal, y esta obra usa la imaginación del espectador, los efectos y todo lo demás se construyen a partir de la imaginación de los actores, aquí dependemos mucho menos del tamaño de las producciones y podemos concentrarnos en la esencia del teatro, que es el texto", señaló Morris Gilbert.

Una idea que le agradó a Benjamín Cann, no sólo por el reto de realizar una obra al más puro estilo isabelino, sino también porque tendría que manejar un género que le gusta mucho.

"La comedia para mí es el género más difícil, no reírnos nosotros sino hacer reír a quién vaya a vernos, pero con puntualidad no con chistosadas, sino por el vehículo de un texto debe ser el humor, lo que implica hacerlo con mucha precisión y eficacia, ensayarlo mucho. Es muy reconfortante cuando vas al teatro y sabes que algo está bien porque la gente se conmueve con la risa y piensa que valió la pena ir al teatro", expresó Benjamín Cann.