Cualquiera diría que Terry Gilliam vivía en otro mundo en 1986 ante el rodaje infernal vivido por una actriz infantil

En 1987 Terry Gilliam nos ofreció Las aventuras del barón Munchausen, una cinta de fantasía bajo una estética steampunk y el estilo personal que tanto caracteriza a este mítico cineasta británico. En su reparto se encontraba Sarah Polley, actriz que por entonces tenía 9 años y que interpretó al personaje de Sally Salt, un papel que no le fue sencillo de desempeñar. Y es que Polley, en su nuevo libro Run Towards the Danger, ha acusado a Gilliam de crear un ambiente inseguro en el set que la puso en peligro durante el rodaje.

Terry Gilliam en Londres en marzo de 2020 (Foto: Gareth Cattermole/Getty Images)
Terry Gilliam en Londres en marzo de 2020 (Foto: Gareth Cattermole/Getty Images)

En un extracto recogido por The Guardian puede leerse como fue esta experiencia, lo que choca valorando que por aquellos años, a mediados de los 80, la exposición a los peligros de las estrellas infantiles era algo mirado con lupa tras el accidente mortal que asoló el rodaje de The Twilight Zone en 1982. Pero Terry Gilliam no pareció entrar a valorarlo, puesto que a Polley la puso a correr entre explosivos sin las medidas de seguridad adecuadas.

Polley, en sus palabras, admitía que en aquel momento estaba encantada de trabajar con una leyenda como Gilliam, con quien en sus primeras conversaciones tuvo un trato agradable. Pero una vez iniciadas las grabaciones se percató de que la forma de proceder del cineasta no era la idónea. Y no solo por la falta de prevención de riesgos.

“A medida que entramos en producción, las cosas comenzaron a desmoronarse rápidamente”, escribió Polley. Terry era errático, un soñador, alguien que no vivía en el mundo de la 'lógica y la razón', al igual que el propio Barón. Escuché al equipo quejarse de que los planes, que llevaban meses en preparación, de repente se cambiaban en el último minuto con impulsos salvajes y ambiciosos que les ejercían una enorme presión sobre ellos el presupuesto y el cronograma”.

Pero esto no fue nada comparado con lo que sucedió en la escena por la que acusa al director de no garantizar su seguridad, un instante de Las aventuras del barón Munchausen en la que debía correr por el escenario de una ciudad bombardeada. Polley relata que la avisaron de que habría explosivos en el set, que irían explotando según iba avanzado. Pero de lo que no era consciente es que las explosiones iban a ocurrir a una gran dimensión y sin un control claro. Y la única precaución que tomaron al respecto fue darla dos bolas de algodón para que el estrepitoso sonido no ensordeciera sus oídos.

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Cuando estábamos a punto de rodar una secuencia que involucraba explosivos, Terry me llevó por una ruta por la que tenía que correr: el escenario de una ciudad bombardeada. Me dijeron que explotarían explosivos mientras corría, pero no me preocupé. Todo sería perfectamente seguro, me dijeron, escribía. “Me dieron dos bolas de algodón para ponerme en los oídos en caso de que el sonido fuera demasiado fuerte para mí. Después de que Terry gritara '¡Acción!' Comencé mi carrera como me indicaron”.

“Explosiones de escombros explotaron en el suelo a mi alrededor, acompañadas de estallidos ensordecedores que me hicieron sentir como si yo misma hubiera explotado”, continuaba. “Un tronco bajo el que iba a correr estaba parcialmente en llamas. Las explosiones gigantes continuaron y sacudieron todo a mi alrededor. Corrí aterrorizada directamente hacia la cámara, tropezando con las vías de la plataforma rodante”.

Lo peor llegó cuando Polley se dio cuenta de que Gilliam había planeado la escena de la forma que todo transcurrió, un caos que generará la estupefacción y el asombro en ella. Y desde luego, a efectos cinematográficos se consigue un efecto perfecto en pantalla, pero cuando se pone en juego la vida de una niña de apenas 9 años esta idea no debería ni de plantearse. Y mucho menos después de las tres muertes que ocurrieron en 1982 en el rodaje de la película The Twilight Zone donde las explosiones las causantes de la tragedia.

La actriz Sarah Polley de joven (Photo by Keith Beaty/Toronto Star via Getty Images)
La actriz Sarah Polley de joven (Photo by Keith Beaty/Toronto Star via Getty Images)

Si recordamos, el actor Vic Morrow y dos niños pequeños murieron tras ser golpeados por hélice de un helicóptero, vehículo que fue alcanzado por la explosión de un decorado durante las grabaciones. Este incidente tuvo tanto calado que incluso llevó a cambiar las leyes de seguridad de Estados Unidos respecto al trabajo en rodajes, sobre todo en lo que refiere con la participación de niños. Pero Gilliam, tal vez porque Las aventuras del barón Munchausen es una producción europea realizada en Reino Unido, no valoró ninguna de estas implicaciones. Y es que cualquiera diría que el director vivía en otro mundo.

“No parecía posible que este pudiera haber sido el plan, que las cosas no hubieran salido terriblemente mal. Pero lo habían hecho. Este era el plan. Y acababa de arruinar la toma”, continuaba Polley. “Tomó mucho tiempo restablecer la toma y aunque Terry no mostró ninguna frustración por la demora, tampoco pareció darse cuenta de lo asustada que estaba”, matizaba sobre la reacción de Gilliam al incidente.

La actriz concluía sus palabras admirando el trabajo del director británico, pero le cuesta creer que merezca la pena exponer a los intérpretes de semejante manera para alcanzar la magia de sus películas. “Aunque él era mágico y brillante e hizo imágenes e historias que vivirán por mucho, mucho tiempo”, escribía. “Es difícil calcular si valieron el precio del infierno por el que tantos pasaron a lo largo de los años para ayudarlo a hacerlos”, concluía.

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