"La tiendita de los horrores" se viste "ugly"
CIUDAD DE MÉXICO, diciembre 20 (EL UNIVERSAL).- La época navideña se siente en cada rincón no sólo por los adornos y los miles de foquitos que adornan los edificios y las tiendas en México, también por los llamados "ugly sweaters" (suéteres feos) que la gente luce con coloridos diseños de acuerdo a las festividades.
En ellos se encuentran impresos divertidos gorritos de gnomo, bastones de caramelo, copos de nieve y hasta super héroes vestidos de Santa Claus, moda que le agrega más diversión a estas fechas.
Tal ha sido el éxito de esta tendencia entre la gente, que incluso se implementó el Día del Suéter Feo (Ugly Sweater Day), el cual se celebra cada tercer viernes de diciembre, es decir, hoy, razón por la que el elenco de la obra "La tiendita de los horrores" no quiso quedarse atrás.
"Si te gusta la Navidad esto es divertido, yo que tengo hijos (Natalia, de 15 años, y Sebastián, de 10) sé que esto les encanta y lo hago por ellos", dijo Chantal Andere, quien junto a Oscar Acosta y Lorena de la Garza estelarizan el musical.
Oscar Acosta recordó divertido que cuando era niño su abuelita le obsequió uno, y aunque la impresión fue poco agradable, fingió que le había encantado y se lo puso.
"Me lo dio cuando tenía como 12 años. No era un ugly sweater como los de ahora, pero sí era muy exagerado, con colores muy raros", compartió el también diseñador de escenografía.
A diferencia de Oscar, Chantal y Lorena nunca recibieron un suéter así, y lo agradecen, porque ambas no son tan afectas a esta clase de prendas, así que Andere le pidió prestado uno a su hija Natalia y De la Garza desempolvó el único que tenía, el cual llevaba 13 años guardado en su clóset, y que compró para complacer a una amiga.
Hacer cosas como ésta dentro de la compañía es para ellos algo refrescante, porque los saca de la rutina y se divierten un rato, sobre todo cuando una historia como la de La tiendita de los horres los lleva a pasar por muchas emociones, cantando y bailando, además.
"Rompe con el estrés de todas las funciones, de la concentración que no nos permite estar jugando, y lo hacemos en estos días para tener otro ambiente más relajado", explicó Chantal.
Otra de las actividades que también se acostumbra en estas fechas son los intercambios de regalos, dinámica que lo mismo puede traer alegría que desilusión.
"En mi casa sí hacíamos, teníamos cómplices que nos decían qué le gustaba a cada uno. En los intercambios de la escuela sí eran unos regalos de, ¡ay, Dios! Una vez me dieron un disco de Guns & Roses y no me gusta el rock", comentó Oscar.
Pero en La tiendita de los horrores quisieron agregarle más emoción e implementaron el “amigo secreto”, es decir, a cada uno le tocó, mediante un sorteo, sorprender de manera anónima a un compañero con detalles pequeños durante todos los días de trabajo de diciembre. El último día revelarían su identidad dando un regalo especial a quien les fue asignado.
"Lo hicimos a través de una página de internet, donde se pueden poner varias opciones de los regalos que se quiere", dijo Lorena.
La comediante señaló que, si bien esta clase de cosas hacen que la época decembrina sea más jovial, no se debía perder de vista el motivo real de estas fiestas: celebrar el nacimiento de Jesús.
"La salud 100%, no hay otro regalo mejor en la vida", dijo Chantal. "El amor y la compañía, a mí me hace mucha ilusión la Navidad porque hay primos que nada más veo en esa fecha y son muy importantes para mí", añadió Oscar.
¿Cómo nació el Día del ugly sweater?
Durante la década de los 50, estas prendas comenzaron a aparecer en los escaparates de las tiendas, a fin de estar a tono con las fechas, pero fue en los 80 cuando se popularizaron gracias al actor Bill Cosby, quien los usaba en su programa de televisión "The Cosby Show".
Su popularidad llegó a otro nivel cuando en el año 2000 comenzaron a realizarse fiestas temáticas donde los invitados debían llevar el suéter más estrafalario. En 2011, un grupo de estudiantes de la Universidad de San Diego creó una página web para mostrar los suéteres más extravagantes. Su uso se ha convertido en una tradición.