Si tienes diabetes, así es como debes cuidar tus pies
Una de las complicaciones asociadas a la diabetes, tiene que ver con la salud de los pies de los pacientes. Tanto es así que, desde el Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV), se ha advertido de que entre el 15% y el 25% de las personas con Diabetes Mellitus padecerán una úlcera en el pie a lo largo de su enfermedad. Un problema que no hay que pasar por alto, pues en un 85% de estos casos la complicación deriva en una amputación de alguna parte de los miembros inferiores.
Lee también: ¿Sabías que la diabetes puede dar la cara con estos otros síntomas menos conocidos?
Una zona especialmente sensible
El conocido como pie diabético es una alteración de origen neuropático inducida por la hiperglucemia, que convierte a la extremidad en una zona de riesgo a la hora de padecer lesiones y úlceras difíciles de curar y que pueden llevar a la amputación del miembro en los casos más graves. Estos datos se traducen en que la diabetes es la causa más frecuente de amputaciones no traumáticas. “Debemos tener en cuenta que un pie diabético tiene una vulnerabilidad aumentada a las lesiones. Unas lesiones que el paciente tarda en sentir debido a esa neuropatía periférica que le hace ir perdiendo sensibilidad en los pies”, señala la Dra. Delfina Romero, Directora Médico de Biobarica España.
Claves para prevenir problemas
Para que las personas con este problema puedan prevenir complicaciones, como pueden ser las úlceras, que especialmente para ellos suponen un problema, pues suelen tener problemas de cicatrización, desde el ICOPCV resumen en un decálogo sus consejos para cuidar los pies de los pacientes diabéticos:
Deben vigilar a diario el estado de sus pies, para observar si tienen ampollas, grietas o erosiones.
En el caso de que se desgarre la piel de esta zona, conviene que se limpie con jabón y agua, para después aplicar un antiséptico y cubrirla con un apósito estéril. Eso sí, recomiendan no poner el esparadrapo directamente en la piel, ni tampoco enrollar los dedos, porque al hacerlo estaríamos dificultando la circulación.
En estos pacientes, las visitas periódicas al podólogo se convierten en necesarias, y deben hacerse de forma inmediata si apareciera una úlcera, ampolla, herida o cualquier otra alteración, aunque sea indolora.
Siempre es importante mantener los pies limpios, secos y suaves, para prevenir problemas, por ejemplo, los temidos hongos. Éstos se han de lavar con un jabón neutro y secarse exhaustivamente sin frotar, especialmente entre los dedos para evitar la maceración de la zona y esos problemas de omicosis.
Los expertos del ICOPCV recomiendan hidratar los pies adecuadamente, excepto entre los dedos. Y para que la crema haga efecto, recomiendan no dar paseos largos justo después del baño para que la piel se recupere y la crema, además, se reabsorba.
Uno de los problemas son las heridas, que suelen requerir de curas. Por eso, es importante prevenir antes que curar. ¿Cómo? Hay que evitar todas aquellas situaciones que puedan provocar lesiones en los pies. Por eso, es recomendable no utilizar instrumentos cortantes o punzantes (tijeras, cuchillas, cortaúñas, agujas, etc.), y es preferible que las durezas y las uñas sean cortadas por el podólogo. Conviene también evitar el uso de agentes químicos como los callicidas porque pueden producir quemaduras y no caminar descalzo.
Las temperaturas extremas no son buenas en su caso, por lo que deben evitarse. Ahora, en los meses de frío, es aconsejable mantener los pies calientes con calcetines de lana y algodón y no aplicarles calor directo mediante bolsas de agua, mantas eléctricas, etc.
Precisamente sobre los calcetines, los expertos apuntan que las personas que padecen pie diabético nunca deben ir sin medias o calcetines y éstos han de ser anchos y sin costuras para no restringir la circulación.
¿Y la elección del calzado influye? Así es. Y conviene apostar por un calzado de puntera redondeada, acordonado, con suela antideslizante y tacón bajo. Lo ideal es que esté confeccionado en materiales naturales para favorecer la transpiración y ser flexible para que se amolde perfectamente al pie.
Hay que tener mucho ojo al comprar los zapatos nuevos. Hay que tocar con la mano en su interior para detectar costuras o cualquier otro elemento que pudiera causar erosiones o laceraciones. Además, hay que utilizarlos poco a poco para que se amolden al pie y revisar después de su uso si hubieran provocado ampollas o zonas rojas.