Existen 5 tipos de relaciones de pareja, ¿cuál es el tuyo?

tipos de relaciones de pareja
El problema no son las diferencias, sino la manera de gestionarlas. [Foto: Getty images]

Cada persona es un mundo, cada pareja también. No existen dos relaciones idénticas. De hecho, si repasamos nuestro historial amoroso, es probable que no encontremos dos relaciones iguales. Algunas relaciones habrán sido cortas e intensas, otras más largas pero aburridas y otras más cálidas y maduras.

Sin embargo, algunos patrones relacionales se repiten y determinan el éxito o el fracaso de la pareja. Conocer esos patrones es importante porque pueden ser una señal de alarma que nos indique que no vamos por buen camino en la relación o, al contrario, nos confirmen que la persona con quien estamos podría ser nuestra “alma gemela”.

Las relaciones se definen por la manera en que abordan los conflictos

No existe un modelo de pareja perfecto, pero si amamos a una persona y queremos envejecer a su lado, es importante evitar las críticas destructivas, la actitud defensiva, el desprecio y la actitud evasiva. [Foto: Getty Images]
No existe un modelo de pareja perfecto, pero si amamos a una persona y queremos envejecer a su lado, es importante evitar las críticas destructivas, la actitud defensiva, el desprecio y la actitud evasiva. [Foto: Getty Images]

Los psicólogos siempre han intentado comprender las relaciones de pareja analizando la manera en que interactúan y los factores que vaticinan la ruptura. Sin embargo, nadie se ha acercado tanto a lo que ocurre realmente en las relaciones como John Gottman, quien ha dedicado 40 años de su vida a investigar las relaciones de pareja, la estabilidad conyugal y el divorcio. En su “Laboratorio del Amor”, ubicado en la Universidad de Washington, ha visto cómo las parejas interactúan y afrontan sus diferencias, lo cual le ha permitido detectar cinco tipos de relaciones:

1. Parejas validadoras

Estas parejas son capaces de recrear un entorno lo más parecido posible a un edén de calma y estabilidad. Discuten y se enfadan, por supuesto. Pero se esfuerzan por comprender el punto de vista del otro y suelen ser muy empáticas con los sentimientos de su pareja. De hecho, su punto fuerte es la validación emocional. Suelen llevarse bien porque, aunque tengan diferencias, son capaces de abordarlas con madurez.

Este tipo de parejas suelen elegir las batallas que merece la pena luchar, por lo que evitan inteligentemente otras fuentes de conflictos menores que podrían desgastar la relación o generar un clima afectivo tóxico. En algunas ocasiones, pueden llegar a ser muy competitivas, pero luego se calman e intentan llegar a acuerdos, comprometiéndose con la parte del cambio que les corresponde. También suelen ser muy sensibles, por lo que se dan cuenta de que han herido a su pareja e intentan reparar el daño inmediatamente.

2. Parejas evitativas

Estas parejas se caracterizan por evitar los conflictos y maximizar los puntos en común. Prefieren ignorar las discrepancias y enfocarse en las áreas de acuerdo. Ese estilo evitativo suele hacer que no expresen de manera tan abierta sus emociones, necesidades y divergencias. De hecho, a menudo estas parejas se sienten incómodas ante la idea de presionar al otro o pedirle un sacrificio.

Son parejas que valoran la reciprocidad, la congruencia y la independencia. Tienen límites claros y mantienen espacios separados pues están convencidas de que es importante que cada persona cultive sus intereses y pasiones de manera independiente. No obstante, en las áreas de interdependencia suelen conectar y estar de acuerdo. En este tipo de relación, la pareja no lo comparte todo, pero cada miembro se siente feliz así porque mantiene un equilibrio satisfactorio preservando un espacio privado al margen de la vida en común.

3. Parejas volátiles

Estas parejas no tienen claros sus límites, por lo que sus mundos suelen yuxtaponerse y a menudo discuten sobre sus roles y tareas. De hecho, son el extremo opuesto de aquellas que evitan los conflictos. Las relaciones volátiles son muy intensas y competitivas, por lo que cada quien defiende a capa y espada su punto de vista. No rehúyen las divergencias, sino que las subrayan porque un buen debate las energiza.

Aunque estas parejas se involucran emocionalmente en las discusiones e intentan disuadir al otro, no llegan a insultarse ni despreciarse, sino que son capaces de gestionar sus diferencias desde el respeto mutuo. En algunas situaciones pueden expresar mucho afecto negativo, incluyendo ira y sentimientos de inseguridad, pero rara vez se critican porque ponen el énfasis en la conexión y la honestidad. Además, se apresuran a reparar cualquier daño que haya podido causar la discrepancia.

4. Parejas hostiles

Este tipo de parejas suelen vivir en un Día de la Marmota marcado por la hostilidad. Tienen las mismas peleas una y otra vez porque ambos creen tener la razón, de manera que esa negatividad en bucle termina desgastándolos, generando ira y desprecio.

En su relación priman los desencuentros y las diferencias. Durante el conflicto, cada persona se pone a la defensiva, se limita a repetir su punto de vista y no cede ni un milímetro, de manera que hay poco espacio para el apoyo y la comprensión. A menudo se produce un fuego cruzado de críticas y reproches generalizadores como “tú siempre” o “tú nunca”.

Cuando se produce un desacuerdo, dedican demasiado tiempo a defender su postura y muy poco en intentar entender el punto de vista del otro. Sin embargo, estas relaciones saben modular la negatividad para que no se descontrole por completo, de manera que logran mantener un equilibrio precario que les permite seguir juntas, a pesar de no ser felices.

5. Parejas desapegadas y hostiles

Estas parejas son como dos ejércitos que se enfrentan continuamente sin llegar a tener un vencedor claro. Se involucran en una guerra de trincheras que solo sirve para aumentar exponencialmente el nivel de hostilidad, por lo que la relación suele ser mutuamente frustrante ya que cada discusión termina en un callejón sin salida.

En este tipo de relación de pareja ambas personas se atacan prácticamente por cualquier motivo. A la larga, esa hostilidad sistemática termina erosionando la confianza, matando el cariño y produciendo un ambiente de desapego emocional e indiferencia.

Por esa razón, estas parejas suelen criticarse mutuamente con un desapego frío, en lugar de expresar una emoción honesta. Así permanecen enojados y atrapados en un bucle de frustración y lucha. De hecho, muchas de estas parejas terminan desarrollando comportamientos de abuso emocional. Son lo que otros psicólogos han calificado como “parejas estancadas”, que podrían llegar a ser el 23% de las relaciones.

¿El secreto de una relación feliz? Generar 5 emociones positivas por cada emoción negativa

Podemos discutir, pero también debemos asegurarnos de disculparnos y sanar las heridas. [Foto: Getty Images]
Podemos discutir, pero también debemos asegurarnos de disculparnos y sanar las heridas. [Foto: Getty Images]

No existe un modelo de relación de pareja perfecto ya que todo depende de las necesidades, expectativas y personalidad. Sin embargo, si amamos a una persona, queremos madurar a su lado y cuidar la relación, es importante que evitemos lo que Gottman calificó como los “Cuatro Jinetes del Apocalipsis”: las críticas destructivas, la actitud defensiva, el desprecio y la actitud evasiva, ya que esos patrones relacionales aumentan la probabilidad de ruptura.

Esa forma de relacionarse conduce a una “cascada de distancia y aislamiento”, en la que una de las personas se siente sobrepasada por la actitud de la pareja y empieza a considerar que los problemas son demasiado graves como para solucionarlos. Cuando se tira la toalla y cada quien emprende vidas en paralelo las diferencias se profundizan y la ruptura es inevitable.

Gottman afirma que para que una relación de pareja sea satisfactoria necesitamos experimentar cinco emociones positivas por cada negativa. Eso significa que podemos discutir, pero también debemos asegurarnos de disculparnos y sanar las heridas. Debemos conectar más, escuchar al otro y ser más empáticos, atentos y cariñosos. Necesitamos crear un clima de comprensión, respeto y validación en el que a ambos les apetezca estar porque, a fin de cuentas, el amor es como una planta que hay que regar cada día.

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