Tomás Fonzi habló de su pareja desde hace 15 años con Leticia Lombardi, su paso por MasterChef y su nuevo desafío actoral
‘’Lo que más me gusta de esta profesión es la posibilidad de cambiar, cambiar proyectos, personajes, compañeros, disciplinas, cada cosa tiene su particularidad y me atraen todas’', dice Tomás Fonzi, actor desde los 16 años y, a partir de 2021 también conductor y concursante en programas de tevé. ‘’Aunque la pandemia enrarece lo hecho en los últimos dos años, puedo decir que el teatro es donde más estoy trabajando y lo disfruto mucho. Estoy con ese gustito a flor de piel, el de pisar el escenario con el público en vivo, un aporte importantísimo a la experiencia teatral. Pero además me gusta la rutina del teatro, llegar con tiempo, prepararte y el salto al vacío que es la función, un vértigo que no lo genera ni la tele ni el cine’', dice Fonzi, parado en el trampolín y a punto de dar el salto: el jueves 6 estrena Somos nosotros, en el Paseo La Plaza, de Marcelo Caballero y Macarena del Mastro, y dirección de Ariel del Mastro.
‘’Estoy muy feliz, es una comedia reflexiva sobre las relaciones de pareja, sobre otras y otros en esa circunstancia, las posibilidades y las limitaciones que implica estar en pareja. No es una comedia liviana, para nada, sí muy rápida, muy ágil y nos va a hacer pensar un poco a todos’', dice el protagonista que, junto con Sofía Pachano, forman la pareja de “él y ella”, dos que pueden ser cualquiera de nosotros.
Por otro lado, en 2021 debutó como conductor en Experimentores, un ciclo sobre difusión de ciencia dirigida a la audiencia infantil en el canal Pakapaka, y es uno de los participantes de la tercera edición del reality culinario MasterChef Celebrity, por Telefe.
‘’Es una sorpresa total, la primera vez que hago algo de ese estilo, mi delantal dice mi nombre, no estoy interpretando un personaje y ese era el desafío o mi incógnita sobre si entrar o no a este tipo de programas. Pero hay que reconocer que es un certamen muy bien pensado, con mucha producción y figuras de la gastronomía’', dice sobre el jurado formado por Germán Martitegui, Donato de Santis y Damián Betular. ‘’Es una gran aventura. En cuanto a mis habilidades culinarias, tengo dos hijos y en casa se cocina mucho . En el programa tenés de todo, aparatos, materia prima, mucha disponibilidad, mucho espacio, es espectacular y eso cambia muchísimo el cocinar cotidiano de mi cocina: ahí está la gran diferencia’', asegura el actor, quien en su cuenta de Instagram postea regularmente imágenes y videos de este momento que atraviesa en su carrera, quizás el más mediático. ‘’ Las redes son una herramienta muy potente, en donde se desdibuja la fina línea entre el actor y el personaje , se muestran cosas, hay que pensarlo bien. Hay quienes son más abiertos, más frescos, pero yo busco guardar mi intimidad si bien es cierto que MasterChef apuntaló ese lado, el de mostrar mi personalidad y no un personaje. Lo personal genera más reacción que lo laboral. Como toda herramienta poderosa, puede ser usada bien y mal, hay que ser conscientes, o eso intento, tomarlo con seriedad, yo interactúo con mis seguidores, les respondo, se ha convertido en un trabajo, hay que alimentarla y lo disfruto un montón’'.
-¿Por qué las redes ‘’se han convertido en un trabajo’'?
-Manejar tus redes sociales ya tiene mucho de autogestión, el manejo de tu propia plataforma que es cotidiano y cercano pero no menos importante. En estos tiempos estuve pensando cómo hacerlo, cómo autogestionar trabajo y mi personaje público desde las redes sociales, creo que ahí hay terreno muy fértil para un montón de cosas. En paralelo, claro, siempre está latente que suene el teléfono para tener trabajo, pero hoy vivimos en ese híbrido entre que te llamen y lo autogestionado, desde cosas pequeñas hasta más ambiciosas.
En el lejano mundo sin redes sociales, Fonzi debutó en teatro a lo grande: en La tempestad, de Shakespeare, en la sala Casacuberta del San Martín, con dirección de Luis Pasqual y al lado de Alfredo Alcón. Era el año 2000, el tercero de la recordada tira Verano del 98, de Cris Morena, donde había iniciado su camino en la actuación.
‘’Trabajar con Alcón en esa obra fue una experiencia de descubrimiento absoluto, difícil y maravillosa que recuerdo con tremendo cariño. Era mucho todo junto. Era un líder positivo, de equipo, un niño más descubriendo y jugando con el proyecto y entre nosotros, derribaba los muros de distancia que uno mismo ponía porque... ¡era Alfredo!, un ser generoso y cercano que hizo que la experiencia resultara muy amena, más disfrutable y eso se vio en el escenario’', dice.
-Empezaste en Verano del 98, donde interpretabas a Benjamín, el hermano de Clara, el personaje de Dolores Fonzi, tu hermana. ¿Cuándo cortaste ese cordón artístico que los vinculaba?
-Con Dolores solo coincidimos en Verano del 98, nunca más hasta Soy tu fan (Canal 9, 2006), la serie que escribió, produjo, dirigió y actuó. No solo no coincidimos más sino que trabajamos en proyectos de otro tipo, fuimos por caminos muy diferentes. Hay muchas personas hoy que desconocen que somos hermanos, que se sorprenden y dicen: ‘’Ah, claro, el mismo apellido’'. Es una gran referente, una gran fuente de consulta e intercambio acerca de la profesión, siempre, así que quiero creer que ese cordón no se va a cortar nunca, lo quiero más vivo que nunca para siempre.
-Como tantos otros, empezaste y te hiciste conocido por las ficciones de la televisión abierta. Sin embargo, esa modalidad ha dejado de funcionar los últimos años. ¿Por qué ya no hay, ni aparentemente habrá, nuevas figuras lanzadas por la televisión?
-El concepto de ‘’figura’' está desdibujado. Las figuras hoy son los proyectos, tal o cual serie que hace furor o hay que ver, y hasta te diría que importan más los personajes de la serie que los intérpretes. El consumo audiovisual viró a las plataformas, grandes, chicas, redes y eso cambió mucho todo, se democratizaron las bocas de expendio de los contenidos. Me parece positivo porque trajo un aumento de la calidad técnica de los proyectos que son hoy, repito, los auténticos protagonistas, algo que celebro muchísimo.
-Sos papá de Violeta (11) y Teo (en enero cumple 6), ¿te gustaría verlos actuar?
-Si a alguno de mis hijos le interesa esta profesión, bienvenido sea siempre que sea disfrute, cualquiera sea la profesión quisiera que sea algo que les permita florecer. Empecé en esta actividad a los 16, ya no era tan chico, pero trabajar es entrar al mundo adulto y preferiría que habiten y transcurran su infancia y adolescencia a pleno y que se dediquen a trabajar cuando llegue el momento. Pero no me genera ningún resquemor en especial que sigan mis pasos ni tampoco un orgullo particular, sea lo que sea, que los haga felices.
Integrante desde hace un par de años de la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes (SAGAI) , la asociación que defiende los derechos intelectuales de actores y actrices, bailarines y bailarinas, Fonzi dice sentirse honrado por esa labor: ‘’Es una usina de buenas noticias, hay mucho cariño, adonde vaya, siempre se habla bien de la asociación, con una sonrisa en la cara, estoy honrado y maravillado de ser parte’'.
Otra de sus referencias entrañables es haber crecido en Adrogué, al sur del Gran Buenos Aires: ‘’Llevo al conurbano en el corazón y siento que me suma. Los años de tomar el Roca me enseñaron. A mis veinte años, veía a mis compañeros porteños en una burbuja, no habían salido de ahí, yo tenía más calle. Pero, ahora, creo que no era necesariamente así, fui cambiando esa opinión. Hoy significa el lugar al que hago referencia cada vez que puedo y que quiero mucho’'.
-¿Irte del país es un plan para tu futuro?
-Me gustaría muchísimo trabajar afuera, sería una aventura instalarme un tiempo, las veces que lo hice fue increíble. Pero no viviría en otro país, disfruto de este lugar, de pertenecer, de lo hecho acá, es muy complejo estar acá pero no creo que sea fácil afuera, irse no es zafar de los problemas, me parece que creer en eso es un error.
-En teatro, trabajaste con los directores Ricky Pashkus (Y un día Nico se fue, Yiya el musical, La fiesta de los chicos), Eva Halac (Código de familia), Gonzalo Demaria (Novia con tulipanes), entre otros. En Perfectos desconocidos, en 2019, te dirigió Guillermo Francella. ¿Es distinto cuando el director es un actor muy activo en su profesión?
-En Perfectos desconocidos, entré en reemplazo de Gonzalo Heredia; entonces, al ser un reemplazo, no había que hacer un proceso de búsqueda, la obra ya estaba parada, pero ensayamos muchísimo. Y es cierto que se nota cuando el director estuvo en los zapatos del actor. No porque el resto de los directores no tengan esa sensibilidad sino por ciertos guiños o maneras o yeites que maneja el director que es actor, creo que hay un plus de conocer desde ese lado la práctica.
-Actuaste en tres producciones con temática LGTBIQ+: en la serie Inconvivencia (Telefe, 2019) y en dos obras, Y un día Nico se fue, de Osvaldo Bazán, y en el clásico La fiesta de los chicos, de Mart Crowley, estrenada en el off Broadway en 1968. ¿Te convertiste en un actor referente en ese tópico?
-No me considero encasillado en ese rol sino que fue un momento, la coincidencia en tres personajes puntuales que abordaban temáticas similares. De todos modos, todo trabajo donde pueda echar luz sobre temas en los que necesitamos evolucionar como sociedad, bienvenidos sean y los abrazo con todo el amor del mundo.
-¿Qué cambios trajo el feminismo en el mundo artístico?
-No solo en el mundo artístico. El feminismo nos cambió como sociedad porque es la punta de lanza de muchas otras luchas de desigualdad, injusticias y sometimiento. Es un movimiento claro, cotidiano, el más irrefutable y aplicable a cada situación porque nos lleva a replantear muchos aspectos claves que nos permitirían ser mejores, tener una sociedad más equitativa.
-Hace 15 años que estás en pareja con Leticia Lombardi, la mamá de tus hijos. Y estrenás una obra sobre crisis sentimentales, infidelidades y honestidad. ¿Cómo dialogás con eso?
-Lo que más me interesa de la obra es cómo me interpela a nivel personal. Con mi mujer abrazamos el formato monogámico, supongo que en parte porque es una estructura heredada, no conocemos otra. En la obra se habla sobre la naturaleza humana, qué cosas son impuestas y qué naturales. Cada pareja es un universo con sus propias reglas de la física y los contratos entre las partes, los tácitos y los hablados, son muy peculiares a cada combinación. Todo está en cuestionamiento, es la época que nos toca vivir, no hay una única manera de amar, hay tantas como personas y eso es lo que plantea la obra.
Una comedia sobre el amor de pareja en estos tiempos
Junto con Martín Goldber y el compositor Juan Pablo Schapira (del premiado musical Lo quiero ya), el director y autor Marcelo Caballero demuestra otra vez su interés en mantener el oído atento a las voces y los reclamos de las nuevas generaciones. A cuatro manos, codo a codo con Macarena del Mastro, escribió Somos nosotros, la comedia que se estrena el jueves 6 en el complejo La Plaza, con la dirección general de Ariel del Mastro. No solo es uno de los autores: también está a cargo de la dirección de actores y comparte con Del Mastro padre, la dirección de arte.
El vínculo de Caballero con el experimentado director e iluminador viene soldándose desde hace unos cinco años, con los musicales American idiot, Aladdin y Juegos. En el camino quedaron dos proyectos truncados por la pandemia, Escuela de rock y La sirenita. Pero en medio de esa energía, entre charlas y cafés, surgió otro vínculo creativo y de amistad con ‘’Maca’', la hija y asistente de dirección de Ariel. ‘’Empezamos a intercambiar pensamientos e ideas, hablamos mucho con Maca, que escribe hermoso, y también con Ariel y Diana Frydman (mujer de Ariel y la productora artística de la obra) sobre una situación actual, qué pasa con tu pareja cuando aparecen terceros -¡hace poco tuvimos el Wanda Gate!-, qué se hace con esa relación, si es abierta o no, el poliamor, en fin, en la obra no hay respuestas sobre estos temas sino que nos instalamos en las preguntas y en qué hacer con la verdad, en guardar el secreto o participarlo, en cómo ser honestos con el otro, ubicados sobre ese carril, el de la incomodidad ante la aparición de un tercero’', dice Caballero.
Escrita durante la pandemia, de ritmo muy vertiginoso, con muchos salto en el tiempo, en Somos nosotros -que no es un musical sino una obra de texto-, hay dos parejas amigas, la de Sofía Pachano y Tomás Fonzi, llamados Ella y Él, y la de Micaela Lapegüe y Lionel Arostegui, que miran desde afuera la situación con una mirada muy opuesta. El tercero en discordia, Federico Cyrulnik, completa un elenco con distintos recorridos y llegada a diferentes públicos.
‘’Si bien es un tema instalado en parejas de todas las edades porque son muchos quienes se animan a hacerse la pregunta, elegimos un elenco joven con perspectiva actual, cercano al modo en que se construyen las relaciones, que es muy diferente a cómo era antes, y no hablo de mucho antes, sino de hace menos de diez años’', dice Caballero, muy entusiasmado con la propuesta y con el equipo, integrado además por Gigí Romano y Verónica Ayame, en diseño de vestuario, y por otro hijo del director, Anteo del Mastro, que lo acompaña en las luces, como alguna vez pasó entre Ariel y mamá Nacha Guevara.