Top Gun: por qué los herederos del periodista israelí que escribió la nota en la que se basó la película demandarán a Paramount

Top Gun: Maverick
Top Gun: Maverick

La familia de Ehud Yonay, el periodista israelí que escribió en 1983 el artículo en el que se basó Top Gun, demandó este lunes en Los Ángeles al estudio Paramount por no respetar los derechos de propiedad intelectual para la segunda parte, Top Gun: Maverick. Los herederos argumentan, según el documento presentado, que el estudio niega que la secuela derive de la exitosa película estrenada en 1986, y por ello piden que sea un juez quien determine si se infringió la propiedad intelectual.

Top Gun: Maverick, dirigida por Joseph Kosinski y protagonizada nuevamente por Tom Cruise, ha recaudado 900 millones de dólares en todo el mundo y 300 millones de dólares en el mercado de Estados Unidos y Canadá, convirtiéndose en el éxito que la industria esperaba como señal de recuperación de la pandemia.

La familia Yonay envió una carta a Paramount el pasado 11 de mayo, dos semanas antes del estreno del largometraje, donde se le informaba al estudio del posible delito. Nadie de Paramount Global se puso en contacto con la viuda Shosh Yonay o el hijo del periodista, Yuval, para readquirir los derechos. “Deliberadamente, desde el estudio ignoraron que los derechos intelectuales sobre el artículo nos habían sido devueltos el 24 de enero de 2020″, aseguran los Yonay. “La familia tiene derecho a reclamar a Paramount daños y perjuicios en forma de ingresos, ganancias y beneficios que obtenga el estudio de sus actos injustos”, estima la demanda. Paramount dijo a la agencia Reuters: “Esa queja no tiene fundamento, y nos defenderemos vigorosamente”.

Yonay publicó un artículo llamado Top Guns en la edición de mayo de 1983 de la revista California. El texto apareció en una publicación muy poco conocida y contaba, con estilo cinematográfico y referencias a De aquí a la eternidad, la historia de un piloto llamado Yogui y su oficial de comunicaciones, Possum y del equipo que conformaban. El reportaje mezclaba las vidas personales de estos militares con la historia de este cuerpo de élite. “La historia era tan humana y tan llena de energía que Paramount inmediatamente buscó al autor para hacerse con los derechos”, señala la demanda. Esta cesión llegó poco después.

De acuerdo con la versión de la familia, en enero de 2018 los Yonay comunicaron a los ejecutivos de Paramount que dos años después, en enero de 2020, terminaría la vigencia de la cesión de derechos de la historia. Desde entonces, la viuda y el hijo de Ehud Yonai son los beneficiarios. El rodaje de la segunda parte concluyó en mayo de 2021, cuando el estudio ya no contaba con los derechos de explotación de los personajes . Originalmente, la nueva versión de la película llegaría a las salas en junio de 2020, pero esta fue retrasada por la pandemia. “La explotación en la secuela en Estados Unidos constituye una infracción intencional de los derechos”, afirma Marc Tobleroff, abogado de los Yonai.

La secuela de Top Gun vuelve, 30 años después, a la vida de Pete Mitchell (Tom Cruise), conocido como Maverick, quien se ha convertido en un temerario maestro de pilotos de un joven grupo de militares. Maverick asume una nueva misión en la que tiene por encargo guiar a Rooster, encarnado por Miles Teller, hijo del antiguo compañero de Maverick, a quien culpa de los fracasos de su carrera. Producida por Jerry Bruckheimer, responsable también de la primera película, recupera muchos de los personajes de la original. Entre ellos Iceman (Val Kilmer), el exrival de Maverick, actualmente almirante, que le ofrece protección cuando otros quieren deshacerse de él. Top Gun: Maverick se ha convertido en el film más taquillero de la carrera de Tom Cruise, corriendo de ese podio a la adaptación del libro de H.G. Wells dirigida por Steven Spielberg.

Cruise se sabe el último exponente de un star system entregado al entretenimiento a gran escala, y desde ahí construye esta propuesta consagrada al espectáculo efectivo y sin fisuras. La trama promete y cumple con dos horas y pico de acción sin respiro a cargo de un héroe de sonrisa inalterable, sin claroscuros ni graves conflictos existenciales que condicionen sus acciones. Lo dicho, todo “muy ochentas””, dice la crítica de LA NACION sobre el film.