Trata de evitar las arrugas al dormir

El seguir tu rutina de belleza por la noche, que seguramente incluye el desmaquillar tu rostro, lavar y aplicar cremas especiales antienvejecimiento, no es suficiente. La forma en la que duermes puede ser determinante en la aparición de ciertas arrugas y líneas de expresión en tu cara. Si diariamente sometes tu piel a cierta presión contra la almohada, las marcas que se forman pueden volverse permanentes. Estas últimas son las que se conocen como arrugas del sueño y pueden formarse en tu rostro, cuello y escote.

Por lo anterior, es importante que para cuidar tu piel, además de aplicar productos especiales y comer adecuadamente, pongas atención a tus hábitos mientras duermes y, si es necesario, hagas lo posible por modificarlos en beneficio de la belleza de tu cutis.

Dormir boca arriba: sin duda es la mejor opción a la que puedes recurrir, y no solo para cuidar tu piel, sino que también es una postura que puede mejorar tu respiración, proteger tu espalda y reducir la posibilidad de padecer migraña. Regresando al cuidado de tu piel, cuando duermes de lado o boca abajo la piel de tu rostro siempre queda aplastada contra la almohada y, sin duda, esto favorece la formación de pliegues que posteriormente se pueden convertir en arrugas. Dormir boca arriba ayuda a descongestionar tu cara, la cual, durante todo el día, es sometida al efecto de la gravedad. Por otro lado, el dormir en esta posición evita que exista presión alguna sobre la piel de rostro, cuello y escote.

Ahora, es un hecho que poder adoptar esta postura no es tarea fácil y quizá te cueste un poco de trabajo; por lo anterior, aquí te dejo algunas sugerencias que te ayudarán a conseguirlo:

  • Coloca un cojín a cada lado de tu cuerpo de manera que evites rodarte durante la noche. Existen unas almohadas largas que podrían ayudarte a esto.

  • Acuéstate boca arriba y coloca una almohada justo debajo de las rodillas; esto te dará una mayor comodidad y relajación cuando adoptes esta postura y no sentirás la necesidad de ponerte de lado mientras duermes.

  • Entrena la memoria de los músculos de tu cuerpo; esto hará que al acostarte boca arriba puedas conciliar fácilmente el sueño. Para lograrlo, solo necesitas dedicar de diez a quince minutos al día, tiempo durante el cual debes acostarte boca arriba en la cama y mantener la posición.

Ahora sabes bien que descansar de manera adecuada es básico para el cuidado de tu piel. Para alcanzar este objetivo, y aunado a las sugerencias hechas anteriormente, considera los siguientes puntos para obtener una experiencia increíble de sueño al momento de ir a la cama. Recuerda que dormir bien es lo más importante:

  • Cambia todas tus fundas de almohada por unas que sean de satén. La superficie resbaladiza ayudará a reducir la fricción entre tu cara y la funda de la almohada.

  • Establece horarios precisos para dormir -trata de evitar esos cinco minutos más incluso en los fines de semana-. Esto regulará tu ciclo natural de sueño.

  • Si lo que quieres es descansar, tu cuarto debe ser lo más obscuro posible. Trata de desaparecer todos los dispositivos electrónicos, ya que la luz artificial que tienen la mayoría de estos equipos limita la producción de melatonina, tan necesaria para conciliar el sueño. Si no es posible lograrlo recurre a los antifaces, los cuales son una buena opción para alcanzar la obscuridad total y descansar adecuadamente.

  • Si tienes la oportunidad y costumbre de tomar una siesta, adelante, es muy beneficiosa para el cerebro. Sin embargo, recuerda dos cosas: debes hacerla entre el medio día y las 16:00 horas, y no debe exceder los cuarenta y cinco minutos. Si no es así tu ciclo del sueño terminará afectado.

  • Controla el consumo de cafeína.

  • Utiliza un difusor con algún aceite esencial relajante; esto lo debes hacer mientras te estás preparando para ir a la cama. La lavanda es un sedante natural muy efectivo; se utiliza frecuentemente en problemas de insomnio, ayuda a balancear los estados emocionales, calma y relaja.

Recuerda que el cuidar tu piel no es una tarea fácil, pero requiere de dedicación y disciplina. Aunado a lo anterior, no olvides tu rutina de limpieza habitual y el cuidado de tu alimentación.

Recuerda… ¡tú generas el cambio!