Triste noticia. Consternación por la muerte del destacado dramaturgo Bernardo Carey

El dramaturgo y escritor Bernardo Carey
El dramaturgo y escritor Bernardo Carey - Créditos: @Santiago Cichero/AFV

Las artes visuales, la literatura y, sobre todo la dramaturgia, fueron los campos que ocuparon la atención del destacado creador Bernardo Carey, quien murió en Buenos Aires a los 89 años . Argentores, la sociedad de autores, comunicó la noticia a través de un comunicado . “Siempre será recordado, no sólo por su obra, sino por su extraordinaria calidez humana y sensibilidad”, consignó el anuncio. Bernardo Carey había nacido en 1934, en Parque Patricios. Su primera obra teatral, Cosméticos, fue estrenada en 1979, bajo la dirección de Julio Ordano y desde entonces ha escrito más de veinte obras y publicó libros de novela, cuentos y artículos sobre temas culturales y políticos.

Además, fue fundador e integrante de la Fundación Carlos Somigliana (SOMI) para el estímulo del autor teatral desde su creación en 1990. A su vez, desde 1995, formó parte del Consejo Directivo y Artístico del Teatro del Pueblo e integró las comisiones de repertorio de los teatros Contemporáneo (1981-83) e IFT (1995-96). Desde 2004 integró la Mesa y la Junta Directiva de Argentores, donde ocupó importantes cargos como el de tesorero y vicepresidente, y fue distinguido con el Gran Premio de Honor de Teatro en 2018. Además fue uno de los primeros docentes en dramaturgia que tuvo el Conservatorio Nacional de Arte Dramático e integró también el equipo de trabajo del emblemático movimiento Teatro Abierto, en 1982 .

Hasta los 20 años, que escribió sus primeros cuentos, jugó al fútbol en Barracas Central como “half izquierdo”, estudió química en la escuela industrial Otto Krause y pintura en las escuelas de Bellas Artes Manuel Belgrano y Prilidiano Pueyrredón, donde su maestro Lorenzo Gigli lo conectó con David Viñas y Adelaida Gigli, quienes a su vez lo hicieron con Carlos Correas, Oscar Masotta y Juan José Sebreli, todos ellos integrantes de la revista Contorno, en boga en los círculos intelectuales del años 50. Como los fondos de la escuela Pueyrredón, en Callao y Las Heras, daban a los fondos del ex Conservatorio de Música y Arte Escénico que dirigía Antonio Cunill Cabanellas, trabó contacto nocturno con alumnos de este último.

Bernardo Carey, en 2018, recibiendo el Gran Premio de Teatro en Argentores
Bernardo Carey, en 2018, recibiendo el Gran Premio de Teatro en Argentores

El caserón donde vivía, en la calle Caseros 2034, se convirtió, entonces, en casa de ensayos teatrales con los juveniles Enrique Argenti, Alberto Busaid, Alfonso de Grazia, Miguel Carlos García, Héctor Gióvine, María Cristina Laurenz, Susana Rinaldi, Edgardo Rovezzi, entre otros; en ateneo político con el teórico Ismael Viñas a la cabeza; en reuniones de discusión literario-filosóficas e, incluso, en lugar de romances y fiestas de casamientos efímeros como el de Oscar Masotta con Nené, su primera mujer. Por fin en 1958, Carey optó momentáneamente por la literatura y comenzó a publicar ficción literaria, luego de un fugaz paso por la TV en la pionera Historias de jóvenes, que dirigía David Stivel.

Para vivir y poder casarse con su novia de barrio, Lucila Behocaray, trabajó en la Banda Municipal y se hizo cargo del turno nocturno de la mítica Librería Santa Fe de los años 60 y 70 , donde Rubén Aisenberg, su dueño, lo hizo acompañar, sucesivamente, por los entonces jóvenes Carlos “Chacho” Álvarez, “Albi” Diéguez Videla, “Charlie” Espartaco, Oscar Frías, Jorge Lewinger, Jorge López y Víctor Redondo, entre otros y algunos muertos y desaparecidos. Ahí se originaron tertulias con los nombrados Correas, Sebreli y David Viñas a la que se agregaban el poeta clochard Juan Bautista “Cabito” Bioy, el poeta Miguel Ángel Bustos, el novelista Bernardo Kordon, los historiadores Rodolfo Orteña Peña y Ricardo Rodríguez Molas, el psicólogo y pintor Juan Carlos Pizarro y algunos más. En esas circunstancias, alrededor de 1968, escribió su primera obra de teatro: El silicio de alivio. A su vez, participó de la Unión de Escritores.

En los años 70 se integró al taller que conducía la reconocida maestra Hedy Crilla. Integró algunas agrupaciones teatrales como La calle, Teatro de Cristal y Signo, mientras conformó un grupo junto a Susana Rinaldi, Héctor Giovine y Alberto Busaid, entre otros.

Cosméticos, Manzi la vida en orsai y Hormiga negra son algunas de las obras que escribió Bernardo Carey
Cosméticos, Manzi la vida en orsai y Hormiga negra son algunas de las obras que escribió Bernardo Carey - Créditos: @Santiago Cichero/AFV

Sus inicios literarios se dieron con dos novelas, Adiós a la izquierda y El largo adiós. Aunque formado teatralmente no llegó a la dramaturgia hasta 1976 cuando entabló una fuerte relación con el director Julio Ordano. El silicio de alivio había recibido numerosos premios pero no atraía a sus antiguos amigos actores aunque sí a Ordano, quien lo invitó a trabajar en su taller, ya producido el golpe de estado de 1976, en que se alejó de la Librería Santa Fe. En el taller de Ordano –un sótano como correspondía a la época– se gestó Cosméticos, su primera obra estrenada en 1979. Este breve relato, cuasi novelístico, es su formación, su “universidad” veinteañera. Lo demás fue una historia plagada de premios y reconocimientos. En esa época produjo, además, los textos La vida es bella sin embargo y El hombre de yelo.

Hace unos años contó a este diario que, por entonces, trabajaba en la librería Santa Fe, ubicada en Santa Fe y Larrea. Durante las noches era muy concurrida por intelectuales. “Había tiempo en esa época, ni qué hablar en invierno –explicaba–. Yo escribía narrativa por aquel entonces y comencé con algo que primero creí que se trataba de un ensayo histórico pero empezaron a surgir los diálogos como si tuvieran vida propia. Se ponían a hablar los locos. El asunto es que terminó siendo mi primera pieza teatral, El silicio de alivio”, que recién se estrenó en 1985 en el teatro San Martín ,con dirección de Lorenzo Quinteros.

A partir de entonces su producción es muy vasta. Pueden citarse obras como El fin de la ilusión (1980); Cándido (1981); Don Miseria y Margarita o nuestro Fausto y su diablo (1982); Los dos ladrones (1986); Patagónicas (1987); La transa; El banquete (1993); La situación eterna en colaboración con Roberto Cossa, Marcelo Marán y Eduardo Rovner; Juan Quiniela (1997); Fuego que enciende fuego y Bar/Grill (2001). A ellas les siguen producciones más actuales como Florita, la niña perseguida, Imberbes, Titulares, la voz del pueblo, Correas, la voluntad de vivir y En el aire.

En la mayoría de estos textos Carey se preocupa por seguir ciertas líneas características del realismo pero también, en muchos de ellos, parte de investigaciones históricas o traslada al escenario su relectura de algunos mitos populares de provincias como en Los dos ladrones o Patagónicas. También se detiene en figuras como Enrique Santos Discépolo, Homero Manzi o el filósofo y narrador Carlos Correas .

También junto a Julio Ordano realizó algunas adaptaciones del Cándido de Volataire, el Fausto de Goethe, El juguete rabioso de Roberto Arlt; El quijote, versión libre de la novela de Cervantes y Capitanes de arena, a partir de otra novela, en este caso de Jorge Amado.

“ Desde mis sátiras épicas hasta mis piezas intimistas, mi teatro se caracteriza por una visión desesperanzada del mundo y de los conflictos humanos . Mis temas, tratados con ácido humor, tienden a mezclar conductas opuestas y a acentuar con intención las contradicciones de los personajes, presentando comúnmente al individuo desde un ángulo que no lo favorece. Practico un teatro de relaciones descarnadas donde la historia no trata de probar una tesis –no hay que probar nada- sino que patentiza mi concepción del fracaso, lindante con la de culpa y pecado e inserta en la, para mi, decadencia general de la sociedad”, declaró el autor en el Diccionario de autores teatrales argentinos (1950-2000), de Perla Zayas de Lima, en 2006.

Manzi, la vida en orsai
Manzi, la vida en orsai fue uno de sus grandes éxitos - Créditos: @Mauro Alfieri

Bernardo Carey también tuvo una destacada actividad dentro del teatro musical con recordadas obras como Don Juan Milonga, con música de Luis Borda (1993); La magia de la Camerata Bariloche; Discepolín y yo, en colaboración con Betty Gambartes (2003); y Fuego en Casabindo, ópera de V. Marag, con libreto en colaboración de Eduardo Rovner sobre la novela de Héctor Tizón. Uno de sus fuertes éxitos teatrales fue Manzi, la vida en orsai, junto con Betty Gambartes y Diego Vila, que estuvo varias temporadas en cartel, con las actuaciones de Jorge Suárez, Julia Calvo y Néstor Caniglia .

“Siempre que veo mis obras en un escenario son mejores que lo que yo escribí –dijo el autor en una entrevista publicada por este diario en 2021, días antes de reponer su pieza Cosméticos–. Tuve buenos directores de estreno, como Julio Ordano, Manuel Iedvabni, Lorenzo Quinteros, Daniel Marcove. Son todos de la misma escuela: iluminan la obra escrita, la convierten en otra cosa. Nunca pensé en dirigir mi obra. Me parece que sería repetir lo que ya he hecho, no podría. No me atrae personalmente como experiencia y tampoco como resultado porque no veo que sea excelente en todos los casos. Son dos oficios distintos y en algunos momentos opuestos: de alguna manera el autor está inventando de la nada y el director está inventando de la cosa, de lo existente ”.

Entre otras distinciones Bernardo Carey recibió el Primer Premio Municipal, el Segundo y Tercer Premio Nacional, Argentores, Instituto Internacional del Teatro y Estrella de Mar. El silicio de alivio recibió el premio del Instituto Internacional de Teatro de la UNESCO, filial Argentina (1972); el Premio Municipal de la Ciudad de Buenos Aires, a obra sin estrenar (1973); el Premio del Fondo Nacional de las Artes, a obra sin estrenar (1975); el Premio Argentores a la mejor comedia del año (1985); y el tercer Premio Nacional por el período 1986/89.

Por su parte, su obra La gran peste recibió el segundo Premio Municipalidad de La Matanza (1974) y el Premio Universidades Populares Argentinas (1976); El hombre de yelo, el primer Premio Municipal de la Ciudad de Buenos aires a mejor obra estrenada en el período 1982/83; y el Premio Estrella de Mar por formar parte la versión reducida Volver a Cracovia, en el espectáculo La salvación eterna, junto a otros autores (1993).

Otras obras de Bernardo Carey fueron Los dos ladrones (segundo Premio Nacional por el período 1984/87; Reconversiones (En el aire), Manzi, la vida en orsai y Hormiga negra. Además, Carey fue el primer docente de Dramaturgia de la carrera homónima creada en 1993 en la Escuela Nacional de Arte Dramático Antonio Cunill Cabanellas.

Bernardo Carey, pieza clave del teatro argentino
Bernardo Carey, pieza clave del teatro argentino

Repercusiones

“Chau, Bernardo. Una parte ta inmensa de nuestra escena, de nuestras luchas, de ser un ser de teatro”, manifestó en su cuenta de Instagram la directora Corina Fiorillo. Por su parte, su gran amiga y colaboradora Betty Gambartes expresó en su Facebook: “Profundamente conmovida por la partida del querido Bernardo Carey. Un grande en todo sentido. Tuve la alegría de escribir con él dos obras Discepolín y yo y Manzi, la vida en orsai. ¡Qué de recuerdos! Era muy placentero trabajar con él por su conocimiento y su generosidad. ¡Que solos que quedamos ahora, querido Bernardote! ¡Hasta siempre, amigo!”. El empresario teatral Carlos Rottemberg, también lo despidió desde su popular cuenta de Twitter: “Desde esta casa teatral saludamos a su familia, colegas y amigos”.

La agente de prensa Haydée Marocchi expresó en su Twitter: “Bernardo querido, cuánto te voy a extrañar. Con tu humildad, calidez, humor y enorme sensibilidad. Te despido con gran dolor”.

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