El último contenido de 'Fiesta' es demasiado desagradable incluso para Emma García

Emma García, presentadora de 'Fiesta', en una imagen promocional (Mediaset)
Emma García, presentadora de 'Fiesta', en una imagen promocional (Mediaset)

A Emma García se le ha aguado la fiesta este fin de semana. Al menos, esa es la sensación que se dio ayer a última hora, cuando la presentadora vasca tenía que despedir el programa Fiesta que empezó su andadura en las tardes de Telecinco hace escasas tres semanas. Y es que el programa ofreció una exclusiva que resultó demasiado desagradable a la maestra de ceremonias del magacín, y más teniendo en cuenta que era la hora en la que muchas personas podrían estar sentándose a cenar.

Fiesta tuvo temas habituales de los magacines de Mediaset. Un poco de actualidad, algo de corazón, nada nuevo bajo el sol. A falta de pocos minutos de terminar la entrega, el programa se puso la medalla de vender una información exclusiva, que giró alrededor de Paulina Rubio. Pero no de los éxitos en su carrera como cantante, ni siquiera sobre sus romances o su conocida vida personal.

Lo que les vamos a mostrar son imágenes no aptas para sensibles”, advertían, mientras veíamos las típicas imágenes de archivo de la Chica Dorada. “Paulina nos ha sorprendido tanto. Lo que muchos hacemos en un lugar privado, ella lo hace en la playa a la vista de todos”, relataban, mientras se veía a la de ‘Ni una sola palabra’ a la orilla del mar, apartada de la gente, entre rocas. La locución describía la colección de fotos, las que la mexicana “se apoya y Paulina finalmente hace caca”. “La cantante mexicana no ha podido aguantar el apretón y se ha tenido que ir directa al trono”, seguían diciendo en el vídeo, alargando el contenido de la pillada de Rubio. Incluso describieron cómo, al parecer, se habría limpiado con unas piedras, que esperaban que no se hubieran llevado de recuerdo.

No contentos con este momento escatológico, Fiesta recordó otra situación similar que tuvo por protagonista a Amador Mohedano, en unas imágenes que se emitieron en Sálvame en 2014. En ellas, el hermano de Rocío Jurado aparecía, completamente borroso, eso sí, haciendo de vientre en otra playa. “Amador no se limpia y con las mismas termina su posado más subido de tono en la playa”, describían en la imagen.

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Al volver, la cara de Emma García era un poema. “Voy a decir una cosa a mí, terminar con esto… me parece una...” decía la presentadora, sin saber muy bien cómo terminar la frase. Una colaboradora decía que la gente podría estar cenando en ese momento, y Ana María Aldón bromeaba conque era “una hamburguesa calentita” lo que había hecho Paulina en la playa. Otro decía por ahí que lo visto era “una cagada”.

Era fácil entender el sentimiento de Emma García. Hacer un programa como Fiesta requiere un gran esfuerzo, son muchas horas de televisión en directo, muchos contenidos. A veces tiene que realizar entrevistas complicadas, o que igual no le apetece lo más mínimo llevar a cabo. Y tras estar desde las cuatro de la tarde dándolo todo, el programa se despide con una exclusiva de un nivel bastante chabacano.

Podrán llamarlo información, periodismo, corazón, o como lo deseen. Pero antes de pasar a Informativos de Telecinco, lo que yo vi como espectador, así como tantos otros miles de personas, es a Paulina Rubio yéndose por la patilla abajo en la playa, y por si fuese poco, nos regalaron imágenes de archivo de Amador Mohedano. Y chistes de cagadas, y hamburguesas calientes. Algo que no podemos llamar televisión de calidad, precisamente.

Una vez, en el programa ¿Dónde estás, corazón? de Antena 3 despidieron una entrevista a Carmen Martínez Bordiú con Carlos Latre imitando a su abuelo, el dictador Francisco Franco. A ella se le cambió la cara, porque no le encontraba la gracia. “Es como si me estoy tomando una sopa buenísima y me cae un moscardón, pues ya no me la como. Y el recuerdo que me queda no es que la sopa estaba buenísima, sino que le cayó un moscardón”, dijo la nietísima. Pues algo así se puede expresar sobre la entrega de Fiesta de ayer. Da igual los reportajes, las entrevistas, el esfuerzo en sacarlo todo adelante. Muchos espectadores se quedarían con el momento de Paulina Rubio, y eso Emma García lo sabía bien. Y era injusto, la verdad. De ahí que su cara dijese todo lo que sus labios se debían callar para no abrir una guerra dentro de su propia casa. Esperemos que, al menos, esto sirva de lección para el futuro y no vuelvan a tropezar dos veces en la misma piedra. Y con esto último me refiero al dicho popular exclusivamente, y no a las piedras que la cantante usó para limpiarse lo suyo.

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