Se confirma que el uso de las mascarillas alivia los síntomas de las alergias
Los estudios muestran que usar mascarillas en los espacios exteriores, además de ser efectivo contra la Covid-19, puede proteger a quienes sufren por las alergias estacionales.
Así lo confirman también los especialistas en Alergología: los síntomas de rinitis y asma disminuyen hasta en un 98 por ciento gracias a las mascarillas, y así las molestias de las personas alérgicas acaban siendo más leves.Además, la Sociedad Española de alergología e inmunología clínica (SEAIC) añade que el uso de mascarillas en pacientes alérgicos disminuye el consumo de medicamentos de rescate y las visitas a urgencias.
“El uso de mascarillas ayuda a estabilizar los síntomas de las alergias primaverales, ya que reduce significativamente la exposición al polen", comenta la doctora Susana Ranea, alergóloga y miembro de Doctoralia.
Las mascarillas filtran gran cantidad de partículas suspendidas en el aire, "incluidas las del polen", asegura la doctora Carmen Mogío, alergóloga en el Hospital Ribera Povisa de Vigo (del grupo sanitario Ribera), quien señala que "las FFP2 son más eficaces porque filtran un mayor número de partículas y, además, se ajustan más fácilmente a la cara"
"La mascarilla quirúrgica, al no sellar tan bien, permite el paso de más alérgenos", puntualiza la doctora Victoria Cardona, jefe del Servicio de Alergología del Hospital Vall d'Hebron.
La explicación es sencilla. Las mascarillas FFP2 filtran un 92 por ciento de partículas superiores a 0,3 micras y, con la pinza nasal que llevan, se adaptan mejor a la anatomía de la cara. Si tenemos en cuenta que los pólenes tienen un tamaño variable que va desde menos de diez micras hasta las 200 micras, es fácil de entender. Por ejemplo, el polen de gramíneas, el plátano de sombra y el olivo tiene un tamaño intermedio, de unas 25 micras, y el de parietaria, de 13 a 19 micras.
Se sospechaba hace ya 30 años, la mascarilla tiene un efecto beneficioso para los alérgicos ya que evita la inhalación de partículas de polen o aeroalérgenos, como ácaros, epitelios y hongos. De hecho, mucho antes de la pandemia los alergólogos ya aconsejaban a sus pacientes con alergias graves que usaran mascarillas al aire libre, especialmente durante actividades prolongadas como la práctica de ejercicio o la jardinería.
No hay duda: si hay menos polen entrando en la nariz y boca, es menos probable que sufras un ataque de alergia. Eso sí, tal y como recoge este artículo publicado en el New York Times, la protección varía dependiendo de la mascarilla, el ajuste y, en el caso de las mascarillas de tela, según el tejido que se use en la fabricación (cuidado que algunas pueden irritar la piel y empeorar las alergias cutáneas).
Por su parte, la mascarilla quirúrgica puede filtrar partículas superiores a las 2 micras, por lo que también son totalmente eficaces para bloquear los pólenes alergénicos, cuyos tamaños oscilan entre las 15 y las 35 micras. Pero estas no suelen ajustarse bien a la cara, y al dejar espacios en los laterales y cerca de la nariz, el polen puede acceder a nuestras vías respiratorias.
Sin embargo, hay un matiz importante: las mascarilla puede ayudar, pero no necesariamente eliminará todos los síntomas. En este sentido, la Dra. Ranea advierte que llevar una buena mascarilla no nos debe hacer descuidar el resto de recomendaciones dadas por el médico.
"Las mascarillas no son la única medida para hacer frente al polen”, apunta. Y es que aunque los hallazgos sugieren que usar una mascarilla puede reducir los síntomas de alergia en la mayoría de las personas, usar cubrebocas no resuelve el problema del picor en los ojos. Por eso se aconseja no dejar de usar el colirio y el resto de medicamentos prescritos por el médico para su el tratamiento.
"Este año, el uso generalizado de las mascarillas va a contribuir a disminuir los síntomas de rinitis y asma por el polen, debido al efecto de pantalla sobre la nariz y boca. Esto va a provocar una reducción en el consumo de medicación, aunque insistimos en la necesidad de cumplir con los tratamientos recomendados", matiza la doctora Mónica Antón, responsable de Alergología del Hospital Universitario del Vinalopó, en Alicante.
Llevar gafas al aire libre, cambiar con frecuencia la mascarilla quirúrgica o FFP2 (no van a salir larvas pero algún alérgeno puede quedar atrapado ahí dentro) y lavar a menudo las reutilizables, cambiarse de ropa al volver a casa y ducharse antes de dormir, son algunos de las medidas que pueden ayudarte a combatir los síntomas.
Por cierto, cuando llueve el polen disminuye. Antes de una tormenta y después de haber pasado ésta, aumenta considerablemente la concentración de polen atmosférico, así que mejor no salgas en ese intervalo. Te en cuenta también que el polen se libera durante el día, y que de madrugada aumenta su concentración (igual que en días secos y calurosos), motivo por el cual debes tener las ventanas de su habitación cerradas.
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