¿Qué veo? Millonarias altruistas, gamers talentosos y criptofinancistas decididos a salvarse a cualquier precio

Joel Kim Booster, Maya Rudolph y Ron Funches en Loot
Joel Kim Booster, Maya Rudolph y Ron Funches en Loot

Loot. ¿Qué se le puede regalar a quién lo tiene todo? Esta nueva comedia contesta el interrogante desde su primera escena con el extravagante y enorme yate que recibe para su cumpleaños Molly Novak (Maya Rudolph) de parte su marido John, un otrora ingeniero de programación devenido en multimillonario con una infinita capacidad de gasto. Más allá de todas sus posesiones materiales la pareja se disuelve debido a una infidelidad del insoportable John y, en el reparto del divorcio, Molly se queda con 87.000 millones de dólares y el corazón roto. Aparentemente inspirada en el final del matrimonio de Jeff Bezos y en la división de bienes resultante, la serie se centra en la vida de Molly después de recibir el dinero. Interpretado por la talentosa Rudolph, el personaje se debate entre la angustia existencial que ningún avión privado ni colección de alta costura puede remediar y el desparpajo que le otorga su fortuna. Eso hasta que se entera que existe una fundación benéfica que lleva su nombre y a la que sostienen sus millones: decide hacer de ella el centro de sus preocupaciones, así como las extravagantes ideas que sus cuentas de banco pueden solventar. Una temporada. Disponible en Apple TV+

Players
Players

Players. Con la estructura del falso documental, esta comedia se ríe con mucha inteligencia de la cultura gamer y los peculiares personajes que la integran. Así, la trama explora el mundo de las competiciones de E-sports y especialmente el detrás de escena de un equipo famoso, Fugitive, y su jugador estrella: Creamcheese (Misha Brooks). Con entrevistas a cámara que discuten los triunfos y tropiezos del equipo como si se tratara de cuestiones de Estado, la comedia explora el nuevo fenómeno con los elementos del documental de deportes al estilo de El último baile. Claro que aquí en el lugar de Michael Jordan y Scottie Pippen aparecen personajes como Organizm (Da’ Jour Jones), un jugador prodigio que apenas habla pero al que todos se refieren como alguien especial. “Ese movimiento de mouse no se ve en un jugador de su edad”, dice uno de los muchos “expertos” que aparecen en cámara dando declaraciones tan ridículas que le dan forma a la graciosa parodia. Una temporada. Disponible en Paramount+

Ambición, dinero y descontrol en Negocios son negocios
Ambición, dinero y descontrol en Negocios son negocios

Negocios son negocios. La serie de seis episodios empieza con la aclaración que lo que estamos a punto de ver es la historia del escándalo financiero más catastrófico de la Alemania de posguerra. Un concepto que los creadores de la serie sacaron directamente de las noticias sobre un empresa que quiso instalar una billetera digital que tomara el lugar de los bancos y resultó en un mecanismo de lavado de dinero con falsas declaraciones de financiación y demás ilegalidades. Con una mezcla de las ideas visuales y el tono de El lobo de Wall Street, de Martin Scorsese, y el vuelo más rasante de La gran apuesta, de Adam McKay, la serie sigue las desventuras de Felix Armand, la mano derecha del dueño de una empresa financiera, en el “día más importante de su carrera”. El sueño del arrogante ejecutivo es ascender a CEO del negocio una vez que se concrete el acuerdo que les permitirá cotizar en bolsa, un avance planificado por él, dispuesto a todo para conseguirlo. Incluso lavar dinero de la mafia y tener a unos siniestros pornógrafos como sus principales clientes. Con aires de la serie Silicon Valley pero pasado por el tamiz de la historia alemana -“volveremos a poner a Alemania en el mapa”, se escucha por ahí-, la comedia logra sostener siempre el ritmo frenético que propone desde su primera escena. Una temporada. Disponible en Netflix