Verónica Sánchez y Luis Fernández viven su primer verano de amor tras enamorarse en el rodaje de 'La favorita 1922'
Las largas jornadas en los platós; las interminables horas de grabaciones; la verdad de la que dotan a los personajes y los apasionados romances que viven en la ficción, han hecho que el amor traspase el set de grabación en alguna que otra ocasión. Esta vez las flechas de Cupido han alcanzado a dos actores muy conocidos y queridos por el público: Verónica Sánchez, la inolvidable Eva de Los Serrano, y Luis Fernández, el carismático Culebra de Los protegidos, quienes viven un romance en pantalla en La Favorita 1922, la nueva serie de época de Mediaset, que se ha trasladado a la vida real.
Aunque ni Verónica ni Luis, de 47 y 38 años, respectivamente, han confirmado ni desmentido su incipiente noviazgo, no ha hecho falta porque una imagen vale más que mil palabras y la pareja ha sido fotografiada disfrutando de sus primeras vacaciones como pareja. En unas imágenes que publicaba la revista Pronto, que no dejaban lugar a dudas, hemos podido ver a los actores muy acaramelados en las playas de Cádiz, un enclave idílico para el descanso y el amor. En una actitud muy romántica y relajada, se bañaron juntos sin dejar de abrazarse ni de mostrar gestos de cariño el uno con el otro, dejando de manifiesto lo enamorados y felices que están después de haber unido sus caminos profesionales y personales.
Pese al poco tiempo que llevan juntos, la serie comenzaba con sus grabaciones a finales del pasado mes de enero, la historia de amor de la protagonista de Ángela y del intérprete de Mar de plástico va viento en popa. Hay testigos de su entorno más cercano que aseguran que en las reuniones con amigos y familiares ambos se presentan como novios, oficializando así su relación entre sus íntimos.
No es la primera vez que sus tramas sentimentales en la ficción se han acabado trasladando a la vida real. Ambos actores ya habían atravesado por algo similar, Verónica con Fran Perea y Luis con Ana Fernández, junto a quienes protagonizaron las series que les lanzaron a la fama. Tiempo después, al protagonista de Afterparty le volvió a pasar con Ana Polvorosa, con la que compartió el set de rodaje de la serie Fenómenos y mantuvo un noviazgo de tres años. La historia se repite y, en esta ocasión, su romance coincide con el rodaje de La Favorita 1922.
¿De qué la serie que ha unido su carrera y sus destinos?
La ficción nos transporta a Sevilla en 1922. Allí vive la marquesa Elena de Valmonte (Verónica Sánchez), una mujer culta y de posición privilegiada, que se siente atrapada en un matrimonio infeliz con Adolfo, su autoritario marido que la menosprecia a la menor ocasión. La Marquesa anhela llevar una vida diferente y pasa horas tras los fogones junto al personal de servicio volcando su energía en su gran pasión: cocinar. Una noche, tras ofrecer una de sus famosas cenas en su palacete, Elena y Cecilia (Raquel Querol), su fiel doncella, se ven involucradas en un desafortunado incidente que cambiará sus vidas para siempre.
Convertidas en fugitivas, llegan a Madrid y se refugian en el local de un restaurante cerrado hace años. Elena se plantea reabrirlo y convertirlo en uno de los mejores de la capital. Decidida a cumplir su sueño empresarial, contacta con Julio (Luis Fernández), el apuesto propietario del establecimiento, quien le alquila el local sin explicarle en que consiste la letra pequeña de contrato. Decididas, la marquesa y Cecilia comienzan a formar su equipo, eligiendo a las candidatas entre las mejores cocineras y criadas del país. Finalmente se decantan por Ana Ferrer (Andrea Duro) como jefa de sala; Lourdes Mendieta (Maribel Salas) como cocinera; y Rosa (Elena Maroto) como repostera.
Muy ilusionadas con la nueva oportunidad que les brinda la vida, las cinco mujeres reabren el restaurante con el nombre de La Favorita Bistró, un lugar donde, entre guisos y recetas, sacarán lo mejor de sí mismas, compartirán secretos y confidencias, conocerán el amor y descubrirán que hace falta mucho más que talento y ganas para mantener el negocio a flote. Tal vez porque, lejos de acabarse, los problemas no han hecho más que comenzar...