Así es la vida de Ana Araujo sin Pablo Lyle: "Mi historia es la de muchas mujeres"
En marzo del 2019, la vida de Pablo Lyle y su familia dio un vuelco para siempre. En apenas un segundo, todo cambió. Los golpes del actor a Juan Ricardo Hernández le llevaron a la muerte y el mexicano acaba de ser declarado culpable.
Después de tres años privado de su libertad, regresa a prisión, dejando a su familia de lo más triste y consternada como se pudo ver en el juicio.
Entre ellos, su esposa Ana Araujo, quien se enfrenta nuevamente a su papel de madre en soledad de sus dos pequeños Aranza y Mauro, y todo lo que supone ejercer de responsable del hogar.
Ana regresa a casa y a una vida de la que ha ido compartiendo retos en sus redes sociales con sinceridad, sin filtros y mostrando la realidad de lo que ha sido todo este tiempo con Pablo a la espera de juicio. Eso sí, siempre sin mencionarle y centrándose en su vida como madre y mujer.
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"Mi historia es la de muchas mujeres y mi cara es la de todas ellas", expresaba hace apenas dos meses en su perfil de Instagram. Un mensaje motivador para quienes, como ella, afrontan momentos duros en su día.
Lejos de esconderse y ampararse en la pena, todo este tiempo Ana se ha dedicado a cuidar y prosperar en su negocio, Skinny Bakery, donde ofrece pastelería y repostería sin azúcar ni harinas refinadas.
Sus hijos han sido y siguen siendo su pilar, la razón por la que se levanta cada día para emprender nuevos retos y objetivos.
La empresaria ha invertido también su tiempo en crecer, madurar y alimentar su alma a través de la espiritualidad. Así lo ha enseñado en videos donde comparte sus pensamientos y reflexiones más profundas.
"Tan llena de significados nuestra existencia y tan vacía al mismo tiempo. Este año lo comienzo lento, buceando la relatividad del tiempo, buscando el significado correcto a mi existencia, pretendo disfrutar más, escuchar más, rezar más, cantar más, conectar más, bailar más, escucharme más", escribía al comienzo del 2021.
Porque ese es otro de sus puntos fuertes, el escribir. Ana ha cautivado a sus casi 100 mil seguidores en esta red con sus escritos y su manera tan peculiar de contar las cosas, sobre todo, sus sentimientos y lecciones aprendidas.
"Uno no es lo que ES, si no lo que los otros le permiten creer que es... Cada mañana quiero recordar que soy suficiente, mil veces suficiente", escribía este verano junto a una reflexión que aseguró aprendió en terapia.
Ana ha recibido un nuevo golpe con la sentencia de su esposo. Pero, esta vez, con un espíritu más fuerte y preparado para afrontar esta nueva etapa. Una en la que está arropada más que nunca por los suyos y en la que sus hijos, sin olvidarse de ella, son la máxima prioridad.