Vinagre de manzana: creadores -y prisioneros- de sus propias mentiras
Vinagre de manzana (Apple Cider Vinegar, Reino Unidos/Australia/2025). Creación: Samantha Strauss. Elenco: Kaitlyn Dever, Alycia Debnam-Carey, Aisha Dee, Mark Coles Smith, Tilsa Cobham-Hervey, Susie Porter, Catherine McClements. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: buena.
La moda de influencers y emprendedores revelados como estafadores ha llegado a un pico de extravagancia en el que parecía imposible agregar cualquier novedad desde la ficción. ¿Qué podía agregar The Dropout (2022) al ficcionalizar la vida de Elizabeth Holmes, creadora de la empresa Theranos, con la que engañó a la comunidad científica haciendo creer que se podían realizar análisis de sangre y detectar enfermedades con solo una gota de sangre? ¿O al engaño perfecto de la rusa Anna Sorokin en Inventing Anna (2022), quien se hizo pasar por una heredera y consiguió estafar a la élite de Nueva York con la promesa de una fundación para nuevos artistas? ¿Qué más se podía agregar en WeCrashed (2022) a las excentricidades de Adam Neumann, el fundador de WeWork, capaz de conseguir una valuación de 47 mil millones de dólares para su empresa de co-working mientras aseguraba ser parte de un “movimiento global para generar conciencia”?
Todos esos personajes ya eran absurdos y bizarros en la realidad, responsables de delitos multimillonarios, capaces de fingir infancias, estirpes e incluso el timbre de voz, de decir cosas ridículas con la convicción más férrea, y de vender ilusiones y pese a ello lograr primero la fama y el éxito, y luego el escarnio y la caída. Sin embargo, después de todo eso, también se convirtieron en criaturas de ficción de la nueva moda del streaming.
El último eslabón de esta larga cadena de falaces entrepreneurs es la australiana Belle Gibson, creadora de una app de recetas saludables que ganó su fama gracias a convencer a sus seguidores, auspiciantes y medios que la promocionaron, que se había curado un tumor cerebral gracias a una dieta vegana. La mentira se vino abajo por una investigación periodística que demostró que nunca había estado enferma y que gran parte de su historial había sido manufacturado a partir de mentiras y plagios. La artífice de su caída fue Chanelle McAuliffe, periodista y amiga de Gibson, quien conocía desde la adolescencia a Milla Baker, una joven verdaderamente enferma de cáncer que también había promocionado su mejoría a partir de terapias saludables. La historia de Gibson inspiró el documental Instagram’s Worst Con Artist (2023), que sigue bajo las coordenadas del true crime la ‘celebridad’ de Gibson, la publicación de su exitoso libro de recetas y la inclusión de su app ‘The Whole Pantry’ en la lista de Apple. “Una historia verdadera nacida de una mentira”.
Vinagre de manzana, la miniserie creada por Samantha Strauss y estrenada en Netflix este jueves, recrea algo más que el personaje y su diagnóstico inventado: profundiza en la raíz del fenómeno que tiene como ejemplo a esta cultora del bienestar pero que se ha convertido en una constante de plataformas y redes sociales. La promesa de una mejora rápida y sencilla en la salud, siguiendo unos pocos consejos, fundamentados en la voluntad individual y en la autonomía de acción. En este caso, está aplicada al cáncer ficticio que la australiana inventó para inspirar lástima y ser vista con compasión, pero la miniserie permite trasladarla a otras utopías y otros personajes. Una ilusión que tiene mucho de credo y que utiliza a las nuevas tecnologías para aggionar estafas piramidales que estimulan la propagación de consejos de salud como modelo de negocio.
Por ello el foco del relato no es solo Belle Gibson, sino una traída de personajes que al mismo tiempo permiten el ir y venir en el tiempo. Primero está la cronología de Belle (Kaitlyn Dever), que combina los primeros atisbos del desenmascaramiento, y el intento de afirmar su personaje a través de estrategias de RR.PP. y entrevistas pagas, con el ascenso en su juventud, su vida de madre soltera en Melbourne y el inicio de la mentira del cáncer. En paralelo, conocemos a Milla (Alycia Debnay-Carey), enferma de un extraño sarcoma que inicia su curación en México y resulta el prototipo del personaje que inventa Belle; y a Lucy (Tilda Cobham-Hervey), una paciente con un cáncer avanzado que sigue los consejos de Belle y abandona los tratamientos ortodoxos para apostar a una cura saludable. La serie explora con inteligencia y algo de efectismo las complejas motivaciones de los personajes, sobre todo a partir del gran trabajo de Dever para dar matices a Belle, creadora y prisionera de sus propias mentiras.
Hay algo en la fractura de la lógica temporal que afecta el crecimiento dramático de la miniserie y puede tornar algunos personajes secundarios –como el de Chanelle (Aisha Dee), o el de la madre de Belle-, erráticos en su evolución. Pero lo que prioriza Strauss no es la singularidad del fenómeno sino justamente su condición de síntoma de una época, que encuentra correspondencias con otras estafadoras como Holmes o Sorokin en el anhelo de pertenecer a un mundo de éxito y glamour, en el deseo de validación pública (que se traduce en likes de Instagram), y la entrada a circuitos exclusivos como garantía de su valía personal. Eso es lo que se respira en Vinagre de manzana, un olor ácido y penetrante que no está circunscripto a una celebridad que es desenmascarada, sino que se destila en toda una seguidilla de falsos profetas de un bienestar que siempre termina siendo una mentira ramplona en la que nunca sabemos cómo hemos creído.