'We Are the World': el himno mundial que Lionel Richie y Michael Jackson escribieron en una noche digna de comedia

Michael Jackson y Lionel Ritchie en un momento de descanso, en la histórica madrugada de grabación de
Michael Jackson y Lionel Ritchie en un momento de descanso, en la histórica madrugada de grabación de "We Are the World"

Al día de hoy quizás Lionel Richie no tenga claro si su mayor temor cuando escribió “We Are The World” era el poco tiempo que tuvo para crearla o las condiciones en las que debió “llamar a la inspiración”, en la casa del coautor de la letra, Michael Jackson, rodeado de serpientes y pájaros parlantes.

A mediados de la década pasada, antes de su última visita a la Argentina, durante una charla con LA NACION, Richie recordó aquella situación: “Ese año [enero de 1985] yo debía ser el anfitrión de los American Music Awards. Tenía que aprender todo el guion de la ceremonia, con todo lo que eso implica, y una noche me encontré en la casa de Michael Jackson para escribir la canción que Harry Belafonte y su representante, Ken Kragen, nos habían pedido. Michael me presentó a su serpiente. También había un perro llamado Ricky y un pequeño pero poderoso pájaro miná que hablaba. Trataba de concentrarme mientras escuchaba al pájaro decir: “¡Cállate!”, y cuando gritaba el perro comenzaba a ladrar. Decidimos subir y de repente miro hacia arriba y veo a una serpiente python albina. De pronto me encontré corriendo y gritando dentro de la habitación de Michael. Sí, lo sé: la gente quiere escuchar una historia espiritual acerca de cómo se escribió “We Are The World”, pero esto fue lo que tuve que superar aquella noche. Ese fue el proceso para llegar hasta allí. Lo hermoso de esto es que no teníamos idea de lo que sucedería cuando la grabamos. El día de los American Music Awards terminé a la medianoche y me fui a grabar. Estuvimos en el estudio [A&M de Hollywood] entre la 1 y las 7 de la mañana. Al día siguiente de los premios la gente llamaba para felicitarme, porque había ganado seis estatuillas. Pero yo ya ni lo recordaba”.

En cuanto a la canción, había que mantener el secreto y no sería fácil porque fueron más de cuarenta los artistas famosos que participaron: “Tres semanas después Michael me llamó para decirme que encendiera el televisor. En Londres y en Tokio, en Los Ángeles y en Nueva York; en todos lados estaban viendo lo que habíamos hecho”, sumó Lionel Richie en aquella oportunidad. Ahora, un año antes de cumplirse cuatro décadas del estreno de aquel himno solidario, Netflix estrenará el 29 de este mes The Greatest Night in Pop, un documental sobre el proceso de grabación de la canción.

Como el mismo Richie explicó, el primer impulsor del proyecto fue Harry Belafonte, quien pensó que se podría hacer una canción como la que en Londres había grabado un gran seleccionado de músicos británicos, “Do They Know It’s Christmas?”. Aquel proyecto de Band Aid ideado por el irlandés Bob Geldof terminó convertido en un mega festival, con dos escenarios, a cada lado del Océano Atlántico. La primera instancia de Belafonte y su representante fue grabar, al menos, una canción. El plan inicial era que fuera compuesta por Jackson, Richie y Stevie Wonder, con la producción de Quincy Jones. Pero Wonder se excusó por problemas de agenda y fue así que Lionel y Michael quedaron solos a cargo de la composición, con la jungla de la residencia Jackson como telón de fondo.

Así como Richie lo cuenta -realmente un paso de comedia digno de un stand up-, la composición pareció hacer sido lo más problemático. Sin embargo, reunir a más de cuarenta figuras de la música norteamericana seguramente no habrá sido tarea sencilla. Tampoco lidiar con el divismo de cada uno. De hecho, Quincy Jones, convertido en jefe de todo ese operativo, pidió a los músicos que al entrar al estudio dejaran “el ego en la puerta”, del lado de afuera, y que el tema no se filtrara, para que al ser estrenado causara mayor impacto.

La foto grupal antes de comenzar la grabación de
La foto grupal antes de comenzar la grabación de "We Are The World", en enero de 1985

La advertencia no era en vano, ya que además de Richie y Jackson asistieron Ray Charles, Diana Ross, Willie Nelson, Kim Carnes, Tina Turner, Billy Joel, Stevie Wonder, Cyndi Lauper, Huey Lewis, Dionne Warwick, Kenny Loggins, Daryl Hall, Steve Perry del grupo Journey, Bob Dylan y Bruce Springsteen, entre muchos otros.

Bob Geldof, “el verdadero inspirador”

Antes de la grabación, cuando todos los cantantes estaban reunidos, desde el podio de director, con su atril delante, Quincy Jones dijo que quería presentar a un músico que era Bob Geldof y lo definió como “el verdadero inspirador de este evento” . “Acabamos de llegar de Etiopía y quiere decirles algunas palabras”. Geldof solo se limitó a arengar a los músicos a través de la concientización.

“Para ponerlos en tema de la canción que van a cantar (...), lo que está sucediendo en África es un crimen de grandes proporciones. El crimen es que Occidente tiene millones de toneladas de granos en sus silos y no los comparte con la gente que muere de hambre. No sé si nosotros realmente podemos imaginar lo que es la nada. Nada es no tener un cartón para cobijarse en una noche de 10 grados bajo cero. “Nada” no es no tener bebida para emborracharse, es no tener agua. Cuando entrás a las chozas hay meningitis, malaria y tifus en el aire. Y cadáveres en el suelo junto a los vivos. Y un buen día solo ves 120 personas muriendo poco a poco frente a tus ojos. En algunos campamentos hay 15 bolsas de harina para 27.500 personas. Por eso estamos aquí hoy. No quiero deprimirlos, pero quizá sea la mejor forma de que entiendan por qué están aquí comprometidos con este proyecto. Muchas gracias y espero que funcione.

En esa larga trasnoche de grabación, algunos usaron un buzo con la leyenda USA For Africa y otros fueron lookeados casi como se los solía ver sobre los escenarios. Michael Jackson apareció con su traje negro con apliques labrados en dorado y sus anteojos oscuros (al estilo Ray Ban) de aquellos años. Cyndi Lauper llego con su outfit hippie chic llena de collares y aros tintineantes. Tanto que cuando le hicieron notar que hacían demasiado ruido en la grabación pidió disculpas y debió quitárselos para que el sonido fuera más claro. En redes hay varios registros, tanto de los ensayos como de las grabaciones, que terminaron siendo las tomas que quedaron para la el disco. La tríada integrada por Huey Lewis, Lauper y Kim Carnes para una de las estrofas tuvo que ser repetida muchas veces hasta encontrar el ensamble que se estaba buscando.

Quizás, el cansancio también pudo haber jugado en contra de esta maratónica sesión. La elección de grabar luego de la ceremonia de los American Music Awards seguramente tuvo que ver con que muchos de los artistas estaban allí cerca, en el Shrine Auditorium de Los Ángeles. Luego de las tres horas que duró la gala muchos se subieron a limusinas y fueron directamente al estudio. Michael Jackson, en cambio, faltó a la gala para grabar más temprano las tomas vocales que se utilizaron de base, junto a Quincy Jones, para que el resto de los músicos tuviera de referencia. Hace algunas décadas se realizó un documental conducido por Jane Fonda que contó los pormenores de esta grabación. Fonda, además, tuvo el privilegio de estar aquella noche en el estudio de Los Ángeles.

En cambio, hubo otros que se bajaron a último momento, como Prince, sin dar mayores explicaciones, tal era su costumbre. Muchos años después, una de las integrantes de su banda de aquellos años, The Revolution, aseguró que no participó porque no le gustaba la canción. El resultado de la creación de Jackson y Richie suena a canción navideña aunque, como sugirieron algunos, con cierta sorna, tiene toques de jingle publicitario. De cualquier modo, el tema fue un éxito y tuvo una llegada fuerte y clara a quienes estaba destinado. La música no cambia el mundo, eso esta comprobado (tampoco alimentan a millones de bocas las regalías discográficas que se puedan donar por lo que se recaude por una canción). Pero puede crear consciencia en aquellos oídos que están dispuestos a escucharla.

Claro que la ausencia de Prince no fue el único inconveniente con el que tuvo que lidiar Ken Kragen para llevar adelante el arduo proceso de grabación con 46 artistas en total. De hecho, para la foto tuvo que jugar el juego del gato y el ratón, porque Jackson había desaparecido. Lo encontró escondido dentro de un baño. Y debió convencerlo para que volviera al estudio para la fotografía grupal. Se ve que Michael no había leído el cartel que Quincy Jones había escrito a mano y pegado en una de las paredes del estudio. “Por favor, dejen el ego afuera”.

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