Will Butler: por qué decidió irse de Arcade Fire, cómo es su nuevo disco y la extraña experiencia que vivió en la entrega de los Oscar
Cuando era adolescente, Will Butler podía pasarse horas mirando videoclips de Björk y observando cómo los directores detrás de ellos, como Michel Gondry y Spike Jonze, partían de una idea concreta y le daban otro vuelo. “El proceso de concebir algo que nacía de un conpceto como hacían ellos siempre me resultó fascinante, al igual que el proceso de colaborar con muchas voces”, cuenta el exintegrante de Arcade Fire en diálogo con LA NACION vía Zoom. “Es como llenar una tetera y dársela a la gente que tenés invitada a tu casa. Es algo práctico, pero al mismo tiempo es arte, así que no hay nada de práctico en ello” , reflexiona sobre cómo se desarrolla la creatividad en el momento justo y con las personas indicadas para ese viaje que se va arqueando con cada desafío. Luego de tres discos solistas, de una cuarentena en la que revisitó esos videoclips que lo asombraban de joven y en la que leyó profusamente, Butler, a sus 40 años y lejos de Arcade Fire (la banda fundada en 2001 por su hermano Win junto a Josh Deu), empezó a trabajar en un cuarto proyecto en solitario.
“En un momento me di cuenta de que no quería componer en mi sótano solo, así que llamé a los demás”, rememoró el músico respecto a cómo surgió el proyecto Will Butler + Sister Squares, la banda que formó junto al productor Miles Francis, a su esposa Jenny Shore, a su cuñada Julie y a Sarah Dobbs, y cuyo disco homónimo será editado este 22 de septiembre. En cierta medida, el álbum continúa la línea narrativa que Butler había iniciado con su disco de 2020, Generations, con la introspección como punto de partida. Sin embargo, el rompecabezas que armó junto a los integrantes le brindó otra tesitura a sus canciones, con una veta más lúdica y experimental que ya se percibía en los videos de los singles, “Long Grass” y “Arrow of Time”. El multiinstrumentista y compositor habló con LA NACION sobre la experiencia de concebir este disco en el que la camaradería fue la estructura insoslayable, sobre el motivo por el que se fue de Arcade Fire y sobre las enseñanzas que le dejó su colaboración con Spike Jonze, una de las figuras clave de su carrera como músico y artista audiovisual.
-Cuando empezaste a trabajar en estas canciones lo hiciste teniendo un nuevo disco solista en mente, ¿Cómo surgieron las ganas de involucrar al resto de los músicos?
-En verano de 2020, cuando la cuarentena se puso un poco más flexible, empecé a invitarlos a casa y les hacía escuchar cuatro temas que tenía grabados, pero con los que no sabía bien qué hacer. Pensé en si era mejor hacer este disco solo o si era mejor hacerlo con mis amigos ; jugaba con lo que tenía, pero muchas cosas no tenían suficientes dimensiones como yo quería. Al mismo tiempo, me encontraba pasando mucho tiempo con Miles (Francis), hablando de la posibilidad de hacer un álbum juntos, con todos los demás también, y ver qué surgía. El primer día fuimos al estudio de Miles, en su sótano, tocamos “Stop Talking” y fue increíble. El estar todos juntos en un sótano fue mil veces mejor que estar yo solo en un sótano (risas).
-¿Cómo fue el proceso una vez que empezaron a grabarlo? ¿Qué dificultades se les presentaron y cómo se gestó “The Window”, el tema más etéreo que cierra el disco?
-La verdad es que a, nivel humano, fue un trabajo muy, muy sencillo, las cosas simplemente fluían, todos estábamos emocionados, chocando las manos, muy felices de estar ahí. Fue maravilloso . En cuanto a “The Window”, empezó como un experimento personal en el sótano de casa, hasta que decidí llamar a Julie (Shore) y la idea era afinar el piano porque yo no lo había tocado desde la pandemia, así que llamé para que lo afinen. Entonces le dije a Julie: “El piano suena increíble, ¿te gustaría venir y tocar un poco de Chopin?”. Vino a casa y tocó parte de una pieza a la que cortamos y le cambiamos la velocidad. Al mismo tiempo, le envié a Miles varias cosas con las que había estado experimentando, y me dijo: “Eso suena genial, usemos eso en el tema”, y luego le sumamos voces y nos quedamos enloquecidos. Pensamos que la tarea estaba cumplida.
-En relación a la pandemia, pasaste mucho tiempo leyendo y mirando videoclips, que son una parte central de tu trabajo, como los casos del video para “Close My Eyes” y ahora el de “Arrow of Time”. ¿Cuán vital es para vos, como artista, sumarles el componente visual a las composiciones?
-Cuando era adolescente tenía esos boxsets que recopilaban los videos de Michael Gondry, Spike Jonze, Anton Corbijn, y me impactaron muchísimo. Los videos de Björk eran esencialmente una parte clave de esa corriente, pero además lo que hacía Spike era increíble. Él mostraba el mundo del skate, una cosa más punk, y hacía gloriosos videos en los que quedaba claro cómo pensaba. Él parecía decir, a través de los planos, “esta es la idea que tengo”, y eso me inspiró a mí a pensar que yo también podía concebir mis propias ideas, si bien somos muy distintos.
Los videos como negocio ahora no interesan como sí sucedía antes, pero como algo artístico despertó en mi yo adolescente algo muy fuerte, me marcó un camino a seguir, una línea de pensamiento creativo . Y ahora los hago con cero presupuesto (risas). Me digo a mí mismo: “Oh, yo puedo hacer una versión de bajo presupuesto de una película de Spike Jonze, empecemos”.
-Los videos de Spike Jonze tienen ese aditamento coreográfico que también está en el clip que hiciste con Sister Squares, “Long Grass”´. ¿Cuán divertido fue para ustedes filmarlo?
-El video de “Long Grass” lo hice con Adrienne (Anderson), quien suele trabajar fotografiando platos de comida para revistas y otros proyectos, pero también tiene un ojo creativo muy distintivo, es muy observadora. La idea era soltarnos un poco y que nos trate como si fuéramos frutillas danzantes para entrar en clima. Esa fue la instancia en la que todos nos preguntábamos quiénes éramos como equipo, cómo nos íbamos a poner frente a la cámara , cómo íbamos a presentarnos, a mostrarnos por primera vez.
-Formaste muchas duplas creativas interesantes, como cuando trabajaste con la ilustradora Abbi Jacobson (cocreadora y protagonista de la comedia Broad City) para la tapa de tu segundo disco, Friday Night. ¿Quién estuvo a cargo del arte de este último proyecto y qué estaban buscando representar como grupo?
-La tapa la hizo un artista canadiense de Winnipeg, Marcel, quien tiene una gran cantidad de trabajos hermosos y que ahora está trabajando con murales en Nueva York. De hecho fue él quien pensó en el nombre de Sister Squares hace años, porque es un obsesivo del ajedrez y el término proviene de un libro del artista Marcel Duchamp que muestra cosas del ajedrez, y con quien además él comparte el nombre. Nos gustó inmediatamente y, además, pensamos que como se trataba de nuestro primer disco, él debía dibujar algunas cosas. E hizo muchas, pero nos quedamos con el pequeño retrato que pintó de todos nosotros juntos.
-La literatura también es parte central de tu trabajo como compositor ¿Cómo influye el Will lector en el Will músico y cómo incorporaste la novela Jamila de Chinguiz Aitmátov al momento de escribir “Long Grass”?
- Yo me considero lector antes que músico. Desde mi juventud que me obsesionaba el poder tocar los libros, la sensación que genera tenerlos en las manos . Por ejemplo, ahora veo que tenés en tu biblioteca una colección de clásicos y la mirada se me va ahí, siempre me gustó lo concreto, y después la experiencia de la lectura en sí misma. Jamila fue una gran inspiración, es una novela hermosa que me recordaba a la obra de John Steinbeck, y me transportó a lugares a los que nunca había estado. Además, me relacionaba con este autor, me interpelaba lo que leía sobre ese hombre que se encontraba en soledad en un lugar vasto; y me empecé a preguntar qué me estaba pasando, qué estaba sucediendo.
-¿Cómo recordás el momento en que te convocó Spike Jonze para componer la música de Ella junto a Owen Pallett? ¿Vas a seguir trabajando en bandas sonoras?
-Sí, de hecho ahora tengo un proyecto en el que trabaja Owen Wilson, una película de mi amigo, Brantley Gutierrez (Lips Like Sugar). En relación a Ella, fue una experiencia que me enseñó muchísimas cosas sobre lo que implica la colaboración. Como director, Spike tenía la última palabra, pero te iba ayudando a entrar en su cabeza, porque vos estás trabajando en la música de la obra de otra persona . Eso fue difícil, pero hermoso al mismo tiempo, cómo todos nos fuimos acomodando. Me cambió la mentalidad para el resto de mi vida, me hizo preguntarme cómo imagino lo que está sintiendo otra persona, cómo está mirando, escuchando y el haberlo hecho de manera tan intensa por tanto tiempo fue clave para mí. Además, confiaba en él, sabía que la película iba a ser buena porque él es un gran artista. Ahora abordo las colaboraciones de otra forma.
-¿Qué es lo más difícil de componer para la visión de otra persona?
-El proceso empieza con vos enviando una pieza musical en la que venías trabajando, o con vos tocando esa pieza y que te digan: “Esto es muy triste”, entonces te empezás a preguntar qué tiene de triste, qué es lo que hace que algo lo sea, porque para mí sonaba feliz. Tenés que trazar vínculos, cuestionarte cosas básicas como qué es triste y qué no. El escenario emocional cambia completamente dependiendo de la persona que lo escuche.
En ese caso, el piano a Spike lo hacía sentir de una manera determinada y el sintetizador de otra, y eso se aplica a cualquier ser humano, pero en el proceso de composición de Ella tuve que mirar sus emociones con detenimiento y las emociones de los personajes en pantalla y hacer un ejercicio de traducción de sentimientos como alegría, incomodidad, dolor y eso siempre varía . El punk genera enojo en algunas personas y alegría en otras. Es muy difícil descubrir cuáles son las emociones de la gente. Fue un trabajo complejo pero muy gratificante.
-¿Y cómo se sintió ser nominado al Oscar por esa banda sonora? ¿Cuán importante es esa clase de reconocimiento para vos?
-Es hermoso, es genial. En un punto me parecía divertido cuando me contaron lo de la nominación. Pensé: “¿De qué estás hablando?”, pero de una manera positiva (risas) . No construyo mi vida alrededor del reconocimiento, pero sí es muy satisfactorio. En cuanto a la experiencia de ir a la entrega de los Oscar, te encontrás con mucha gente de la música, encontrás a tu comunidad, ya no son extraños o nombres que aparecen en Internet, hablás con gente a la que verdaderamente le importa lo que vos hacés. Pensaba: “Oh, aquí realmente hay personas a las que les interesa mi trabajo”, gente muy cálida de diferentes partes del mundo que se acercaban con buena energía, lo cual es hermoso.
Butler dejó Arcade Fire en marzo de 2022, luego de completar su trabajo en el sexto disco de estudio de la banda, We, editado en mayo . Tres meses después, su hermano Win fue acusado por abuso y acoso sexual por cuatro personas que brindaron su testimonio a la revista Pitchfork, que venía realizando una investigación sobre “las interacciones sexuales inapropiadas de Butler agravadas por la disparidad en las dinámicas de poder, diferencias de edad y contextos”.
Las tres mujeres y una persona no binaria hablaron con la publicación y en sus relatos hay denominadores comunes, como el fanatismo por la banda canadiense, la vulnerabilidad de la etapa adolescente (y posadolescente) por la que estaban atravesando y el período en el que estuvieron en contacto con el músico, de 2016 a 2020. Al ser consultado por Pitchfork, Butler confesó haber tenido “relaciones extramatrimoniales”, y alegó no haberse dado cuenta “de la importancia de la diferencia de edad”, aunque desmintiendo que esos encuentros y mensajes no hayan sido consensuados. “Me siento muy mal por todas las personas a las que lastimé con mi comportamiento. Seguiré aprendiendo de mis errores y trabajando para ser mejor. Lo arruiné todo, no es excusa, pero voy a mirar hacia adelante y sanar lo que haya que sanar y aprender de mis experiencias del pasado”, le comunicó el músico a la publicación.
-¿Extrañás tocar con Arcade Fire y con tu hermano?
-Sí... Lo extraño, pero no... Estoy listo para hacer otra cosa. Ese es, parcialmente, el motivo por el que dejé la banda. Era genial estar ahí, pero había algo que no coincidía, como que mi camino era otro, las cosas estaban yendo en una dirección distinta para mí, como que veía una inclinación hacia un lugar que no coincidía con el grupo. No me arrepiento de haberme ido.
-¿Te gustaría volver a la Argentina para tocar con Sister Squares?
-¡Sí! Ahora están todos en el sótano en este mismo momento ensayando. Hacer el disco, el trabajo, es tan increíble, tan excitante. Todo lo que viene después, como si será exitoso, si a la gente le gustará, si irán a los recitales, eso es importante, pero lo primordial es hacer algo, el colaborar con gente y crear . No es algo práctico, porque es arte, pero se siente práctico en cierta forma, como si estuvieras haciendo té. En cuanto a ir a la Argentina, nos encantaría, pero todo es un rompecabezas.
-La logística...
-Sí, exacto, la parte de la logística es lo complejo, el ir acomodando las piezas. Si pudiéramos conducir diez horas y llegar allá, iríamos a la Argentina este mismo fin de semana (risas). Me encanta salir de gira, pero siempre estoy preocupado porque todo llegue bien y las cosas estén en su lugar.