Yordi Rosado y Luis de Llano: cómo la entrevista normaliza el abuso (y quióbole con la ‘imparcialidad’)

La escena es ya conocida: el conductor de espectáculos Yordi Rosado charla con uno de sus “grandes invitados”, Luis de Llano, productor musical mexicano. En otro contexto, esa conversación pudo haber tenido un momento de atención para luego olvidarse como cualquier otra, pero puso bajo los reflectores públicos un tema minimizado —y normalizado— en México: las relaciones de hombres mayores con mujeres adolescentes.

Sentados frente a frente, Rosado y De Llano comparten risas, chistes, recuerdos. Hablan de la larga y vasta carrera del hombre de 77 años que formó grupos como Vaselina y Timbiriche, y platican de “viejos amores” como un par de amigos que se ponen al corriente de sus vidas después de años sin verse.

La entrevista de una hora y media, lanzada en el canal de YouTube de Yordi Rosado que tiene más de 3 millones de suscriptores, se publicó el 6 de marzo de 2022, apenas dos días antes del Día Internacional de la Mujer.

En un tono familiar, como de cotorreo, Yordi Rosado y Luis de Llano hablaron de cuando en los años 80 Sasha Sokol “le rompió el corazón” al productor después de una relación que duró cuatro años. Lo que ambos hombres omitieron es que ese “noviazgo” inició cuando Sokol era una adolescente de 14 años y De Llano un hombre de 39. Casi le triplicaba la edad.

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Esa conducta, de una persona adulta que se gana la confianza y amistad de una niña, niño o adolescente para mantener una relación basada en el poder tiene nombre: grooming.

“Hablamos de esta relación que se da y que puede llevar a diferentes —vamos a hablar políticamente— delitos. Por ejemplo al chantaje, hostigamiento sexual, violación. El grooming es lo que desencadena otro tipo de conductas que podemos encontrar penalmente”, detalla Angie Contreras, consultora en la asociación civil Cultivando Género.

Este tipo de interacciones no son nuevas, pero la normalidad no las hace correctas.

El grooming y el factor Poder

El poder es un factor inherente a las relaciones humanas que nos articula individual y socialmente, explica la psicóloga Maynné Cortés, creadora de Laboratorio Afectivo. “No podemos hacer como que el poder no existe, pero sí podemos gestionar y construir herramientas que nos permitan regularlo y ejercerlo de manera más justa”.

Y para eso hay que tener muy claro en dónde están las disparidades de poder.

Por ejemplo, en el caso de Luis de Llano manteniendo una relación con Sasha Sokol cuando ella era una adolescente, no solo se atraviesa el tema de la edad (ella 14 y él 39), también de género, acceso mediático, jerarquía laboral y económico.

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La persona que ejerce la violencia tiene la capacidad de decidir sobre la otra, sobre su bienestar emocional, económico, sobre su integridad física e incluso persuadirla a cambiar de parecer o forzarla a través del miedo”, dice Ricardo Ayllón, cofundador de Gendes, organización especializada en el trabajo con hombres para promover y fortalecer relaciones igualitarias.

Claramente, Luis de Llano tenía esa capacidad de persuasión sobre Sasha Sokol.

Teniendo en cuenta estas características (económicas, sociales, mediáticas), tenemos que voltear a ver también el factor género.

Estas características van a imposibilitar que a ella se le crea. Específicamente en un tema de abuso sexual, a las niñas y adolescentes normalmente no se les cree, se les llama mentirosas, provocativas o que quieren llamar la atención. Pero es distinto cuando una adolescente habla desde la libertad de su personalidad, a cuando es obligada o cuando se le condiciona”, dice Angie Contreras, de Sembrando Género.

La adolescencia, una etapa clave

Durante la adolescencia, explica Maynné Cortés, todas las personas atravesamos por una etapa emocional sumamente compleja y es un momento de desarrollo clave para consolidar nuestra identidad.

Es en esta etapa que comenzamos a tener más autonomía y cuestionamos nuestro entorno, “las amistades se configuran de manera distinta, los vínculos sexoafectivos son como un mundo nuevo que se empieza a abrir”, dice la psicóloga.

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Del otro lado, ya en la adultez —a los 30-40 años—, todo ese proceso ya se completó. A esas alturas ya se vivieron experiencias buenas, malas, decepciones, ilusiones, momentos placenteros; es decir, ya se tienen herramientas para vincularse, para hablar de necesidades personales y negociar conflictos. “Tus herramientas son mucho más amplias porque has tenido experiencias que te han permitido desarrollarlas”.

A esto, Angie Contreras agrega que además de que una persona adulta tiene la capacidad de tomar decisiones, la parte social y cultural todavía pesa y pesa mucho.

“Es el cómo se nos ha educado: a las niñas, niños y adolescentes se les enseña que tienen que respetar a las personas adultas, que lo que diga la persona adulta es la verdad y que esa persona, por ser mayor que tú, te va a cuidar y tiene la razón”.

Entonces, ¿lo de De Llano y Sasha Sokol fue abuso?

Sí. Y uno grave. Como sociedad debemos notar y señalar estos comportamientos, pues todavía (¡en pleno 2022!) siguen viéndose como normales o “no tan trascendental”.

“No importa si Luis de Llano es buena persona, buen amigo, buen productor o es chistoso; nos importa la situación que es estructuralmente abusiva. Él incurrió en una circunstancia y acción que es abusiva, punto. No tiene que ver con que si es buena o mala onda, sino con la posición que él ocupaba en ese momento y la manera en la que ejerció la ventaja o el poder que tenía sobre Sasha Sokol”, destaca la psicóloga.

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Bueno, y Yordi Rosado qué tiene que ver con Luis de Llano y Sasha Sokol

Para allá vamos.

La charla que mantuvo Yordi Rosado con Luis de Llano no fue propiamente una entrevista periodística. El tono de las preguntas, la familiaridad entre ambos, la ligereza con la que se habló del “tema Sasha Sokol” hicieron que, en conjunto, fuera más una conversación de cuates.

Hablar públicamente de la relación abusiva que De Llano mantuvo con Sokol, bromear al respecto, incluso en algún momento culparla a ella de “romperle el corazón” al productor, ayuda a borrar esos límites entre una relación entre iguales a una estructuralmente abusiva.

En ese sentido, estas charlas públicas (en ese tono desenfadado) fomentan la normalización de la violencia de género y las relaciones que mantienen disparidades de poder abismales.

“Por un lado, no son espacios para hablar de estos temas. Son espacios de entretenimiento, no para exponer a quien vivió la violencia y los impactos que le dejan estas conductas”, expone Ricardo Ayllón de Gendes. “En este caso en específico, quien relata es quien ejerció la violencia sin ningún respeto para la víctima, volviendo a revictimizar. Minimiza la violencia, se colude con Yordi, incluso la niega aludiendo que la familia lo sabía, como si buscara justificarse y normalizar esa violencia”.

Y en este punto hay algo importante a señalar: la misma Sasha Sokol ha declarado que su familia no lo supo hasta que ella tenía 16, dos años después de iniciada la relación. En ese momento, ha dicho la cantante, sus papás tomaron la decisión de separarla de De Llano, la sacaron de Timbiriche y la enviaron a estudiar al extranjero.

Aun así, el productor persistió y viajó para verla a escondidas. La relación se mantuvo por al menos dos años más.

En la conversación que Rosado y De Llano mantienen, hablan del hecho como si no existiera violencia estructural de por medio, “degradan la violencia ocurrida a la categoría de mero sujeto que puede ser sujeto a interpretación”, dice Maynné Cortés.

La psicóloga detalla que al hablar con esta ligereza de una relación tan dispar “constantemente va a estar perdiendo la persona más vulnerable de ese vínculo”, en este caso, Sasha Sokol que en ese entonces era una adolescente que aún no había desarrollado sus herramientas emocionales y comunicativas.

¿Ser “imparcial” ante la violencia?

Luego de que Yordi Rosado dijo que “le faltó experiencia” al hablar con Luis de Llano, se abrió una discusión en redes sociales sobre si él, como entrevistador, debería ser “imparcial” al hablar con el productor.

Además de que el tono de la entrevista no fue de “periodista-entrevistado” (y más bien el ritmo se siente como una charla de amigos), se dejó de lado el tema grooming y se le dio voz a quien ejerció la violencia.

“(Yordi) ya lo pone a debate, no está hablando de que eso es violencia, está preguntándose si eso es bueno o malo y está abriendo el debate a favor del agresor”, dice Maynné Cortés quien destaca que a la víctima jamás se le dio el micrófono para poner sobre la mesa el tema de una relación desigual que padeció.

Abrir la discusión a favor del agresor obstaculiza la capacidad de identificar que lo sucedido no era correcto ni en ese entonces ni ahora, “termina siendo una cosa que puede ser excusable”, dice la experta.

“Socialmente no solo se desacredita a la víctima, sino que también lo están viendo muchas otras víctimas de violencia de género que están recibiendo el mensaje de que no importan sus testimonios, de que no importa lo que digan, lo que vivan, la justicia que quieran pedir, porque siempre los medios, la narrativa, la gente van a estar del lado del agresor”, destaca Cortés.

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En temas de violencia no puede haber imparcialidad”, dice tajante Ricardo Ayllón de Gendes. “A Luis de Llano no se le cuestiona, no se le señala y esto, por ser parte de un programa de entretenimiento, da como resultado un pacto patriarcal, aludiendo en las violencias contra las mujeres”.

La responsabilidad de los medios de comunicación y personajes públicos

La activista Angie Contreras señala que es urgente que desde los medios de comunicación se aborden estos temas desde la perspectiva de género y de derechos humanos.

Las conductas como la de Yordi Rosado cotorreando con Luis de Llano las vemos como normales, como charlas ligeras, “esto promueve un tema que nos duele mucho todavía: la impunidad, porque entonces es casual hablar del tema y que no hay una sanción”.

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En este sentido, dice la experta, debería existir un parámetro mínimo para hablar sobre los derechos humanos.

“No es que estemos pidiendo imparcialidad o no imparcialidad, lo que tenemos que pedir es que haya una perspectiva mínima que se llaman derechos humanos y sobre eso tenemos que garantizar los derechos de niñas, niños y adolescentes, y también los de las personas víctimas”.

Angie Contreras destaca la Ley de acceso a las mujeres a una vida libre de violencia, “nos habla de la violencia mediática y, como parámetro mínimo, si yo voy a estar entrevistando a una persona que ha sido denunciada como agresora sexual o violador, entonces se realiza la entrevista sin que se normalicen estas conductas que, además, las hace ver como que se pueden documentar estos delitos y no pasa nada e, incluso, hasta las romantiza.”

“No importa si fueron seis meses de relación, cuatro años, 24 horas o 15 minutos: es violencia”.