Zoe de Gran Hermano: su infancia en Corrientes, la dura adaptación a Buenos Aires y cómo nació la relación con su novio

Zoe Bogach habló de lo que más le costó dentro de la casa de Gran Hermano, de su relación con su novio y de cómo la ayudó su mamá a seguir en el juego
Zoe Bogach habló de lo que más le costó dentro de la casa de Gran Hermano, de su relación con su novio y de cómo la ayudó su mamá a seguir en el juego

La semana de visitas de familiares y amigos terminó con sabor amargo para Zoe Bogach. La joven participante fue expulsada durante la última gala de eliminación y se retiró del juego en compañía de su madre, Aixa. En una charla con LA NACIÓN, habló de su infancia, su llegada a Buenos Aires y cómo nació la relación con su novio, Manuel.

-¿Qué fue lo que más disfrutaste de tu estadía en Gran Hermano?

-Lo que más me gustó fue el día de la entrada, me pareció una locura todo. Adentro de la casa tuve que adaptarme a muchas cosas y eso es algo que rescato de mí porque siento que me sirvió para crecer a nivel personal. Yo no tenía ninguna de las costumbres que adquirí ahí, desde las comidas hasta levantarme con ochenta luces sobre mi cara. Es más, ni siquiera tomaba mate.

-Y de la convivencia, ¿qué fue lo que más padeciste?

-Lo que más me afectaba eran las peleas. Me tuve que acostumbrar a ellas, e incluso me iba afuera sola a aislarme de tantos gritos. Los chicos se peleaban y se decían barbaridades. Una vez me fui al baño porque me ponía muy mal tener que presenciar esos cruces y que se dijeran tantas cosas. No me hacía bien estar en esas situaciones y por eso me paraba y me iba. Como yo no soy así, me tuve que acostumbrar, pero hubo peleas que me afectaron.

-¿Cómo fue la experiencia de compartir varios días en el juego acompañada de tu mamá?

-Fue muy lindo y se dio justo en el momento que más lo necesitaba. Fue el golpe de energía que me hizo seguir. Cuando nos decían que el juego se iba alargando, yo sentía que sola no iba a saber qué hacer, por eso fue necesario que estuviera mi mamá, para así no decaer tanto.

-¿Te afectó formar parte de Gran Hermano estando en pareja?

-Cuando entré en la casa, yo llevaba dos meses de novia y ahí adentro estuve cinco meses. Yo siempre confié en él , sabía que no me iba a hacer nada, pero me terminó de conocer adentro de la casa, de una manera que no me conoció afuera. Él me pudo ver las 24 horas del día, durante cinco meses y afuera no te podés ver todo ese tiempo. Entonces esa situación me daba mucha ansiedad porque me preguntaba qué estaría pensado él.

-Cuando empezó la historia con tu novio, ¿pensaste en cortar la relación antes de entrar al reality?

-No, porque para mí entrar soltera o de novia, no afectaba en nada el juego. Yo estaba de novia y no me iba a separar para entrar soltera. Con Manu nos conocimos por Instagram , nos empezamos a seguir, fuimos a merendar y se fue dando todo. Nos juntábamos casi todos los días, yo me quedaba en su casa los fines de semana, nosotros pasábamos mucho tiempo juntos. Por todo eso es que nos pusimos muy rápido de novios.

-A tu mamá la vimos mucho durante tu permanencia en Gran Hermano, pero ¿qué me podés contar de tu papá?

-Mi padre vive en Corrientes, como mis abuelos, mis tíos y mi prima. Él viene muy seguido porque también trabaja acá, entonces lo veía casi todos los fines de semana que venía a Buenos Aires. Y si no yo me voy para allá y me quedo unos días en la casa de él o de mis abuelos. Cuando viajo a Corrientes me aburro mucho, así que solo voy una vez cada dos meses, pero él viene más seguido.

-¿Cómo fue el proceso de separación de tu papá y tu mamá?

-Ellos se separaron cuando yo tenía doce años. Nosotros vivíamos en Corrientes y cuando se separan yo vengo a vivir a Buenos Aires. Me vine con mi mamá y en ese momento la pasé mal. Tenía a todos mis amigas de colegio allá y me re costó la decisión de venirme a Capital, pero una vez que me adapté fue lo mejor que me pasó.

-¿Hay algo que extrañes de la vida en Corrientes?

-No es que extrañe algo puntual, sino que cuando estoy muy agobiada, me voy allá a relajarme unos días y estar en tranquilidad.

-¿Qué fue lo que más te costó en ese momento de adaptarte a tu nueva vida en Buenos Aires?

-Mi rutina cambió un montón cuando llegué acá. Con el colegio me tuve que adaptar porque era más exigente. Me acuerdo que en Corrientes solo iba turno mañana, pero acá era doble turno, y salía del colegio y tenían un montón de maestras particulares, ese proceso fue lo que más me costó. En la relación con mis amigas también fue difícil porque en Corrientes dejé a muchas de ellas.

-¿Sentís que hubo algún aspecto tuyo que no llegaste a mostrar durante el juego?

-En la casa yo estaba muy aislada y no es que haya actuado, pero en el afuera tampoco soy cien por ciento así como me mostré. Yo actuaba como sentía que tenía que actuar adentro de una casa en la que había cámaras y micrófonos. No digo que en realidad yo sea totalmente distinta, pero estaba en esa onda porque era consiente que no me encontraba en la vida real.

-¿Qué esperás para tu futuro?

-Lo que no querría es trabajar en algo que no me guste. Esto que estoy viviendo es una locura, es lo que siempre soñé y por eso lo quiero aprovechar. Lo que más me gusta es el mundo del modelaje y las fotos.