10 baños que demuestran que las bañeras siguen siendo tendencia
Aunquecambiar la bañera por el plato de ducha es una de las reformas más habituales en los hogares, hoy rompemos una lanza por las bañeras. Y es que no siempre es la mejor idea sustituirlas por un cómodo plato de ducha. Más aún, si lo que estamos buscando es otro tipo de ventajas. Las bañeras invitan a baños infinitos y relajantes, son perfectas si tienes niños pequeños y ofrecen unlook mucho más elegante y estiloso, ya sea clásico, con una bañera con patas, o más moderno, con un modelo de líneas depuradas. Hoy hemos reunido varios ejemplos de esta afirmación. Porque sí, ¡nos gustan las bañeras! Y estas propuestas lo demuestran.
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Un momento de desconexión
La principal ventaja que ofrece una bañera frente a los platos de ducha es que invita a largos y relajantes momentos de desconexión. Sea exenta, encastrada, clásica o moderna, una bañera es el elemento perfecto para quienes ponen en valor la importancia del autocuidado y dedicarse un rato a uno mismo. Una bañera es perfecta para conseguir esos momentos de relax en la intimidad.
Si es una bañera exenta, como la de esta propuesta de Tinda’s Project, es interesante destinar otro espacio del baño a la ducha y así contar con la infraestructura para cuando hay prisa. Eso sí, sin prescindir del lujo que desprende una bañera.
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Encastrada en la pared
Las bañeras más comunes (y económicas) son las encastradas en la pared. Estas tienen la ventaja que permiten también darse una ducha en ellas. De hecho, la mayoría cuenta con una cómoda mampara de ducha, que no es más que un panel abatible que se abre hacia fuera de la bañera y que impide que el agua se salga.
En este tipo de duchas, queda mejor revestir el faldón de la ducha con el mismo azulejo que las paredes, de manera que su presencia quede completamente integrada con el resto de la decoración. Es lo que hizo la interiorista Laura Yerpes en este baño con azulejos en colocados diagonal y en varios tonos de azul.
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De líneas depuradas
Las bañeras exentas son todo un activo de la decoración que te ayudará a definir o matizar aún más el estilo del baño. Su diseño de líneas sencillas y rectas, con un diseño contemporáneo y un acabado elegante. Suelen estar fabricadas con materiales de alta calidad, como acrílico o solid surface. Asimismo, ofrecen una forma ergonómica para garantizar un baño relajante y cómodo.
Su carácter exento permite ubicarlas en cualquier parte del baño, brindando más libertad para la distribución del espacio. Si están junto a la pared, la grifería suele ser mural, es decir, encastrada en la misma pared, como en esta propuesta de Pia Capdevila.
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Completamente integrada
Una bañera encastrada puede estar completamente integrada en la decoración del baño si se reviste toda la superficie que la rodea con el mismo acabado y material. Observa esta idea del equipo de interioristas de Espejo&Goyanes. Aquí, se ha empleado un revestimiento de gran formato tanto para el faldón de la bañera como para el suelo de la ducha y a través del cual se accede a la bañera, separados visualmente del resto del baño por el acabado en negro del revestimiento, que también cubre el perfil de la bañera. Un panel fijo separa físicamente esta zona de aguas del resto del baño. Nos encanta la idea.
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De estética clásica
Si hay una bañera que, además de regalar los baños más relajantes, hacen que viajes en el tiempo, esas son las bañeras exentas con patas. Su aspecto clásico se suma a su elegancia, encanto y versatilidad a la hora de encajar tanto en baños clásicos como en otros más modernos, convirtiéndose en la pieza central de la decoración.
Tradicionalmente, estas bañeras se fabrican en hierro fundido con un recubrimiento de porcelana, dotándolas de mayor durabilidad y un aspecto elegante. Hoy en día, además del hierro fundido, es común encontrar bañeras de este estilo fabricadas en materiales como el acrílico, que es más ligero y cálido al tacto.
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Muchos acabados
Este tipo de bañeras con patas suelen presentarse en color blanco, lo más habitual. Pero también las hay con tonos brillantes o mates, lo que permiten un aspecto más personal en el baño. Incluso hay modelos con acabados metálicos, como cobre, latón o níquel, que aportan un toque de sofisticado y lujoso.
Este tipo de bañeras cuentan con un pie, como la de esta propuesta, o con patas, que pueden encontrarse en diversos estilos y acabados. Las más habituales lucen diseños ornamentados, como las clásicas patas de garra, en acabados como cromo, latón, bronce o incluso en colores pintados para combinar con el resto de la decoración del baño.
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Con la grifería en el suelo
Dependiendo de la ubicación de la bañera, su posición respecto a la pared y la forma de la misma, será necesario instalar una grifería de pie. Este tipo de griferías ofrecen un look moderno y depurado, ya sea con acabado en cromo, dorado o, incluso, negro. Eso sí, será necesario tenerlo en cuenta durante la reforma, ya que habrá que modificar la instalación de fontanería tanto para el suministro de agua como para el desagüe.
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Con luz propia
Si te decantas por instalar una bañera para disfrutar de un relajante baño de vez en cuando, ten en cuenta que la iluminación juega también un papel fundamental para potenciar un ambiente que invite al relax. Copia la idea de esta propuesta de la interiorista Laura Yerpes, que instaló luz led en por debajo de todo el perímetro de la bañera, remarcando su presencia y convirtiéndola en el elemento central de la decoración.
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Las más elegantes
Si el espacio y las dimensiones del baño lo permiten, no dudes en instalar una bañera en el suelo o la que se acceda mediante unas escaleras, de manera que parezca que está encastrada en el suelo. Este tipo de bañeras pueden proporcionar una experiencia de baño más lujosa y relajante, similar a la de un spa, especialmente si se combinan con sistemas de hidromasaje o cromoterapia.
Pero no solo son muy estéticas, sino que además es más fácil acceder a ellas. Y es que son mucho más cómodas tener el acceso mediante escaleras en lugar de un borde elevado
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Ni contigo ni sin ti
Que el baño tenga una bañera, no implica que haya que renunciar a una cómoda ducha. De hecho, las ventajas de una nada tienen que ver con las que ofrece la otra. Mientras que la bañera invita a la comodidad, la ducha tiene otras muchas ventajas diferentes: ahorran agua, transmiten una imagen mucho más limpia y son más accesibles para las personas mayores o con movilidad reducida.
Y, aunque pueden ir juntas –ya has visto alguna propuesta– también pueden instalarse por separado. En este baño reformado por Raquel González se han separado ambos elementos con un muro a media altura que se completa con un panel de cristal fijo.