Con 17 años se consagró como “la más hermosa del verano”, pero en la cúspide de su carrera dejó todo por su verdadera pasión
Pasó sin escalas de llegar de Carhué, su pueblo natal, con su familia para pasar unos días de vacaciones en Mar del Plata a convertirse en Miss Siete Días 1976. Así de sorprendente fue el cambio en la vida de María Liliana Marini en aquel verano que la terminó consagrando y lanzando como modelo desde su país al mundo.
Tenía por entonces apenas 17 años y había terminado de cursar el cuarto año del colegio secundario cuando tomaba sol en la playa Bristol. Fue ahí que pasó el fotógrafo de la revista, Osvaldo Dubini, y le propuso tomarle fotos. María Liliana no podía más de la vergüenza que le provocaba semejante sugerencia, pero sus amigos la alentaron para que aceptara. Al tercer día del ofrecimiento -sabia decisión- terminó aceptando. Las imágenes fueron analizadas por expertos editores más allá del ojo entrenado por la trayectoria del reportero gráfico y la joven terminó coronada como la octava Miss Siete Días la noche del 13 de Marzo en la tradicional boîte Enterprisse de La Feliz, donde era una tradición que se realizara el certamen.
Otra vez la velada estuvo conducida por Antonio Carrizo, quien presentó a las doce finalistas seleccionadas entre un total de 126 postulantes: Hebe Jordá, Patricia Heger, Stella San Martin, Gabriela Dematteis, Liliana Biasizzo, Jenine Giani, Liliana Vaillorente, Alicia Campos, Cristina González, Patricia Lage, Adriana Salgueiro, y la mencionada María Liliana Marini.
Tras las clásicas pasadas, el animador dio a conocer la decisión del jurado. Segunda Princesa fue consagrada Patricia Lage de 20 años y 1,76 metros de estatura. La Primera Princesa resultó Liliana Gladys Biazzio de 18 años y 1,70. Y la flamante Miss Siete Días terminó siendo María Liliana de 17 años y 1,72 de altura.
La selección estuvo a cargo de un jurado integrado por 20 personas, y como cada año se contó con la presencia del intendente de Mar del Plata, en esta oportunidad, Luis Fallacio. También se hicieron presentes las siete reinas que la precedieron. Patricia Lage había sido la representante argentina en el certamen Miss Young Internacional en 1973, y Adriana Salgueiro, quien llegó a estar entre las finalistas, sería electa en octubre de 1976 como Miss Argentina para Miss Mundo (luego, alcanzó en Londres la sexta posición).
Marini representó a la Argentina en el concurso Miss Belleza Panamericana que se llevó a cabo el 29 de diciembre en diciembre en Cali, Colombia. Allí compitió junto a otras diez representantes por la corona siendo considerada una de las favoritas junto a las concursantes Elizabeth Zayas de Puerto Rico y Patricia Naranjo Gómez del país organizador. Si bien en la pasada en bikini Liliana alcanzó el puntaje más alto, la corona se la llevó la representante de Colombia y el título de vice-reina fue para la representante de Puerto Rico.
Una carrera en ascenso que ella decidió frenar
A partir de allí, Marini continuó con una carrera imparable. Con Siete Días viajó a París, Francia y también recorrió España e Italia. La querían contratar en Europa, pero ella deseaba regresar a su tierra. En la Argentina se cansó de trabajar y viajar para cada desfile o certamen que le proponían. Le encantaba alojarse en el Hotel Hermitage cuando llegaba a Mar del Plata y siempre reconoció que ganaba muy buen dinero. Pero soñaba con algo más. Quería seguir estudiando porque pensaba seriamente qué iba a hacer en el futuro cuando su trayectoria sobre las pasarelas llegara a su fin. Por eso hizo el esfuerzo de terminar el secundario rindiendo libre y se anotó en la carrera de Psicología en la Universidad de Belgrano.
Ya vivía en Buenos Aires junto a su hermano y su pareja que le hicieron un lugar. Y con empuje se terminó recibiendo de Licenciada en Psicología. Feliz, se le dio la oportunidad de comenzar a trabajar. Y de un día para otro abandonó el modelaje luego de casi diez años para ejercer.
Empezó en el Hospital de Clínicas, luego sumó el Rivadavia. Hoy atiende en forma particular, también en una obra social y en un Instituto de Cáncer donde recibe pacientes con una sonrisa, les brinda esperanza a través de su tarea humanitaria y el lema que aplica desde hace cuarenta años cuando se recibió: “Ayudar te ayuda a vos mismo”.
“La Marini”, como la bautizaron sus colegas en su momento de esplendor, hoy disfruta y está orgullosa de su hija, Francesca, de 23 años, quien además de recibirse de ingeniera en alimentos, ejerce una tarea muy profesional tomando fotos de personal de salud desarrollando funciones en quirófano.
En su memoria está más que vivo el recuerdo de compartir escenarios con grandes como Adriana Salgueiro, Patricia Lage, Graciela Cánovas, Patricia Fraccione, Pata Villanueva, Sonia Pepe, Paula Domínguez, a las que rememora con gran cariño, en especial el amor que sentía por “la querida Beatriz Salomón”. Y lo profesional que siempre fue Graciela Alfano, el afecto que le tenía y le tiene, y el haber compartido pasarela a su lado, a quien califica sin dudarlo como “la mujer más bella de la Argentina”.