El 30 por ciento de niños y adolescentes españoles se siente preocupado o infeliz: ¿por qué?

Niña triste
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Preocupado, triste e, incluso, infeliz; ¿cómo puede ser que el 30 por ciento de la población infantil y adolescente de nuestro país declare sentirse así? Los datos se han extraído del informe Nivel socioeconómico y estilos de vida de la población infantil y adolescente en España, elaborado por la Gasol Foundation, la fundación de Pau y Marc Gasol, y presentado el pasado mes de julio.

Antes de intentar dar respuesta a los porqués, la psicóloga sanitaria Mª Barca Mojarro Corrales, del gabinete Tribeca Psicólogos, hace una importante advertencia a raíz de las conclusiones del informe: “el aumento de niños y adolescentes que manifiestan sentimientos de preocupación, tristeza e infelicidad es un reflejo de una realidad en la que el malestar psicológico merece una atención urgente”.

Teniendo en cuenta que el acceso a servicios especializados sigue siendo insuficiente en muchas áreas, es una realidad que muchos niños y adolescentes no cuentan con el apoyo que necesitan

¿Por qué tantos niños y adolescentes se sienten preocupados, tristes o infelices?

“Podrían contemplarse varias razones que subyacen este fenómeno; aspectos como el aislamiento, la incertidumbre y la alteración de las dinámicas sociales son hechos cada vez más presentes entre los niños y adolescentes, siendo factores como la disminución del tiempo al aire libre y de la actividad física, el deterioro de la calidad del sueño, el creciente aumento de tiempo frente a pantallas, el impacto de las redes sociales y el incremento del estrés y la presión académica, aspectos que contribuyen significativamente a esta problemática”.

Hay que tener en cuenta, además, que la pandemia de COVID-19, que ya tan lejana parece, ha exacerbado aún más estos problemas, tal y como señala la psicóloga, contribuyendo al aislamiento social y desestabilizando determinadas rutinas diarias que resultan fundamentales para el bienestar emocional. Muchos niños y adolescentes siguen arrastrando aún hoy en día las consecuencias, desde el punto de vista psicológico, de todo lo que supuso la pandemia.

Mojarro Corrales apunta también a la desconexión emocional que sienten muchos menores, a pesar de que existe una mayor conciencia en torno a la importancia de la salud mental. “Teniendo en cuenta que el acceso a servicios especializados sigue siendo insuficiente en muchas áreas, es una realidad que muchos niños y adolescentes no cuentan con el apoyo que necesitan”.

La inestabilidad familiar y las dificultades económicas son aspectos que podrían añadir una capa adicional de malestar psicológico entre los menores. “Las expectativas familiares, así como los conflictos que pueden tener lugar dentro del hogar, pueden dar lugar a un entorno emocionalmente hostil para los niños y adolescentes, lo que repercute de forma directa en su salud mental”.

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Por lo general, se manifiesta de manera similar a muchos otros problemas de índole emocional. Cambios en el comportamiento, mayor irritabilidad y aislamiento, pérdida de interés por actividades o hobbies que antes le gustaban, alteraciones de sueño o un peor rendimiento académico son los aspectos que enumera la psicóloga de Tribeca Psicólogos y que nos deben poner en alerta y hacernos sospechar de que algo puede estar ocurriendo.

Incluso, pueden aparecer “síntomas físicos que no tienen una explicación orgánica como la disminución del apetito o dolores de cabeza, el aumento de verbalizaciones y comentarios negativos sobre sí mismos o el aumento de problemas en las relaciones interpersonales en forma de conflictos o distanciándose de figuras cercanas, podrían ser posibles indicadores de esta problemática”.

Niño triste habla con la doctora sobre salud mental
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¿Cómo pueden las familias ayudar a su hijo si se encuentra preocupado, triste o infeliz?

“La inestabilidad familiar y las dificultades económicas son aspectos que podrían añadir una capa  adicional de malestar psicológico entre los menores. Las expectativas familiares, así como los conflictos que pueden tener lugar dentro del hogar, pueden dar lugar a un entorno emocionalmente hostil para los niños y adolescentes, lo que repercute de forma directa en su  salud mental”. Por eso, M.ª Barca señala tres líneas esenciales a procurar seguir con los niños y adolescentes en casa para evitar ese malestar emocional. Son las siguientes:

1. Promover un estilo  de vida saludable.

Promover un estilo de vida saludable implica:

  • Fomentar la actividad física como regulador del estado de ánimo, incentivando a practicar ejercicio a través de actividades simples y accesibles como paseos en familia, juegos en el parque o el establecimiento de rutinas en casa

  • Promover una alimentación saludable, planificando las comidas para ofrecer una dieta equilibrada

  • Establecer rutinas de sueño saludables y consistentes, proporcionando un entorno tranquilo y promoviendo un ambiente que facilite el descanso

  • Supervisar y reducir el tiempo de pantallas, fomentando actividades alternativas que fomenten la creatividad y el ejercicio físico

Fomentar un espacio de comunicación con tu hijo donde se sienta acogido de forma empática y pueda expresarse sin sentirse juzgado resulta fundamental para abordar la situación

2. Fomentar la comunicación y la escucha activa en el seno de la familia

Partiendo de la base de que el contexto familiar es el pilar más importante en el desarrollo emocional de los niños y adolescentes, “crear un entorno de apoyo familiar en el que se dedique tiempo de calidad y en el que se establezca un espacio seguro en el que los menores exterioricen sus emociones, prime la escucha activa y la validación de sus emociones resulta indispensable”, subraya M.ª Barca Mojarro.

Muy útil para lograr este fin es “establecer rutinas periódicas que en forma de momentos donde se facilite la expresión de los sentimientos y las preocupaciones de los menores”.

3. Buscar ayuda profesional si es preciso

“En estos casos, fomentar un espacio de comunicación con tu hijo donde se sienta acogido de forma empática y pueda expresarse sin sentirse juzgado resulta fundamental para abordar la situación”, concluye la psicóloga. “A la suma, en el caso de que la sintomatología persistiera o fuera muy intensa, resulta crucial acudir a un profesional de la salud mental para intervenir de la forma oportuna y contribuir al bienestar del menor”.