Los últimos años de George Harrison: del intento de asesinato que sufrió al disco que dejó preparado antes de morir
El 29 de noviembre de 2001 el mundo se quedó con un Beatle menos. Ese día, murió George Harrison, a sus 58 años, tras afrontar una dura enfermedad. Apenas 12 meses después, se publicó Brainwashed, el álbum de estudio en el que el músico había estado trabajando desde 1997.
Al observar su discografía como solista, se puede advertir que entre este último disco y el anteúltimo, Cloud Nine, hay 15 años de diferencia. Sin embargo, durante todo aquel período, el “Beatle místico” no dejó de trabajar, aunque lo hizo a su ritmo y forma. Primero, fueron los dos álbumes con Traveling Wilburys, la superbanda que él mismo creó con artistas como Bob Dylan, Roy Orbison, Tom Petty y Jeff Lynne. Luego, salió de gira por Japón y grabó el último disco en vivo de su carrera.
A mediados de los años 90, el proyecto que más consumió su tiempo fue The Beatles Anthology y, una vez que finalizó, Harrison consideró que era momento de volver al estudio. Era el año 1997, y el músico tenía un puñado de canciones ya escritas y ganas de componer. De a poco, comenzó a trabajar en los demos de la mano de Lynne, a quien eligió una vez más como productor. Pero la vida le presentaría varias sorpresas y le marcaría que las prioridades eran otras.
El cáncer, el intento de asesinato y la grabación de su último disco
Cuenta el escritor Marc Shapiro, autor de Detrás de esos ojos tristes: la vida de George Harrison, que en julio de aquel año el artista británico descubrió un bulto en su nuca y, tras consultar con un médico, recibió el diagnóstico: tenía cáncer, aunque le dijeron que no se trataba de un caso grave.
“Por suerte, determinaron que ese nódulo era solo una señal de alarma”, dijo Harrison al respecto. Con cirugía y radiación, logró sobrellevar su enfermedad y siguió adelante tanto con su vida como con sus proyectos artísticos. De esta manera, mientras seguía con la composición y la grabación de su nuevo disco, el autor de canciones como “Something” y “Here Comes The Sun” recuperó su catálogo y decidió ponerse a remasterizarlo, tarea que comenzó con All Things Must Pass.
Pero todo se complicó la noche del 30 de diciembre de 1999, cuando un hombre entró en su casa de Friar Park, y lo atacó a él y a su esposa Olivia. El ex Beatle recibió numerosas puñaladas y una de ellas le perforó el pulmón: justamente, una de las partes de su cuerpo afectada por las células cancerígenas.
Ya a comienzos de 2001, Harrison sabía que la enfermedad estaba de regreso. En aquel entonces, le extirparon un tumor de un pulmón y, meses más tarde, hicieron lo mismo con uno del cerebro: el cáncer había hecho metástasis.
Consciente de su situación y de su estado delicado, el músico nacido en 1943 se refugió en sus prácticas religiosas y en el cariño de familiares y amigos, y se dedicó a avanzar lo más posible con su proyecto discográfico. Tal es así que, según el productor Jeff Lynne y Dhani Harrison, el único hijo del cantante, el disco estaba casi terminado y solo faltaba ultimar detalles cuando murió. El propio George se había encargado de dejar registro de cuáles eran sus intenciones para el material y de qué era lo que había que hacer con las canciones que aún no estaban finalizadas.
George Harrison falleció el 29 de noviembre de 2001 en Los Ángeles, en una casa que Paul McCartney le prestó para que pudiera estar en paz, sin el acoso de la prensa y cerca del hospital donde se trataba.
Un año más tarde, el 19 de noviembre de 2002, Brainwashed salió a la venta en todo el mundo y así se completó la obra de uno de los artistas más trascendentales de la segunda mitad del siglo XX. Canciones como “Any Road, Pisces Fish” y “Looking For My Life” son algunas de las piezas más destacadas y, en un plano general, el disco se destaca por su tono místico y religioso y por su carácter pacífico y luminoso: cualidades que dicen mucho acerca de la personalidad de George Harrison y de la manera en que encaró su enfermedad y su muerte.