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Nueva York, 6 feb (EFE).- La Semana de la Moda de Nueva York (NYFW) regresa hoy con más de 50 desfiles en su calendario oficial hasta el 11 de febrero y un cúmulo de eventos que esperan atraer a celebridades, 'influencers' y aficionados en un momento de incertidumbre económica para el sector. La NYFW, que desde hace años se centra en la moda 'made in USA', acogerá a marcas veteranas como Michael Kors, Carolina Herrera o Calvin Klein, esta última inmersa en una nueva etapa creativa tras un lustro alejada de las pasarelas, y otras emergentes como Campillo, Elena Velez y Luar. Este jueves se presentan ya una quincena de firmas, encabezadas por diseñadores favoritos en las alfombras rojas, como Brandon Maxwell, Christian Sirian y Christopher John Rogers. La Gran Manzana acoge también pasarelas alternativas como la de la Federación de Modistos Latinos (FDLA) o el Harlem Row, enfocada en el talento afroamericano, así como eventos de todo tipo para el público general; en total, el impacto económico ronda los 600 millones de dólares anuales. Esta edición de febrero, no obstante, llega en una coyuntura económica complicada, pues a los retos que ya sufría el sector en la edición de septiembre, como la deslocalización de la producción, la competencia global y la inflación, ahora se suman los riesgos de una guerra comercial. Según la Asociación de la industria de la moda de EE.UU. (USFIA), cerca del 98 % de la ropa que se consume en el país es importada, sobre todo de Asia y en concreto de China, y el reciente cruce de aranceles con este socio comercial ha sembrado la preocupación. El pasado lunes, el diseñador Marc Jacobs quiso combatir la sensación de desánimo con un desfile parecido a un espectáculo teatral, con prendas de siluetas exageradas, que tituló "coraje" y acompañó de un alegato escrito en el que aludía a no sucumbir al "miedo", disfrutar la "libertad" para ser vulnerables y "afrontar" la realidad. Una coyuntura complicada Según el Partnership for New York City, una asociación de grandes empresas, la ciudad ha perdido relevancia como "capital global de la moda" frente a Milán o París, y la contribución de la NYFW al PIB local está en declive desde 2014, de acuerdo con un informe reciente. El sector de la moda, señaló el informe, emplea a 50.000 personas menos respecto a hace una década y se espera más pérdida de trabajos; según los últimos datos, en la ciudad este emplea a 130.000 residentes, y en todo el estado a unas 310.000 personas. Parte de la fuerza de trabajo procede de los inmigrantes indocumentados: según un informe de Pew Research Center, en 2005 el 26 % de los trabajadores de confección no tenían estatus legal en EE.UU. y en 2024 el porcentaje se situaba en 23,1 % (unos 120.000), recoge el medio especializado Sourcing Journal. No obstante, tras la investidura de Donald Trump, que está aplicando mano dura a la inmigración, llama la atención el silencio de este sector conocido por sus mensajes progresistas y que en la anterior NYFW organizó una marcha política de inclinación demócrata, liderada por exprimera dama Jill Biden. A nivel corporativo, algunas empresas tienen más problemas que otras, pues el pasado noviembre zozobraron los planes de fusión de las dos mayores empresas del lujo del país, Tapestry y Capri, que abarcan marcas como Coach y Michael Kors. El propio Kors, en un juicio sobre esa fusión, reveló que a su marca, que presentará su desfile en el cierre de esta NYFW, le cuesta afrontar la competencia global y que sus bolsos, que tienen un precio medio de 450 dólares, acaban vendidos por menos de 100, pues es habitual en los 'outlets'. (c) Agencia EFE