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Guillermo Benavides Pekín, 2 ene (EFE).- En la ciudad septentrional china de Harbin, el hielo del río Songhua, base del famoso Festival de Nieve y Hielo, enfrenta un nuevo desafío: un otoño más cálido ha dejado capas más delgadas, afectando tanto el oficio de los cortadores como su sustento. "En años anteriores, en esta época, la capa de hielo tenía un metro de espesor, pero ahora solo tiene de veinte a treinta centímetros", explica a EFE Jia Jihai, fundador del Festival de Recolección de Hielo de Harbin, donde el invierno marca el inicio de una tradición centenaria que ha dado identidad a la ciudad. Desde 2015, Jia lidera este certamen, celebrado a mediados de diciembre, el cual recrea los rituales de antaño, como la extracción del primer bloque de hielo, envuelto en tela roja. "El ritual de la recolección de hielo en la antigüedad era sagrado: en primavera, el río debía abrir, y en invierno, debía cerrar", relata. Sin embargo, el calentamiento global está haciendo mella en los recolectores de hielo como él, que lucha por preservar un ritual que combina lo ancestral con lo comunitario. En 2024, las temperaturas globales marcaron un récord histórico, con una anomalía térmica de 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales (1850-1900), según el programa europeo Copernicus, referente mundial en monitorización climática. Y este mismo jueves, la Administración Meteorológica de China informó de que 2024 fue el año más caluroso en el país asiático desde que comenzaron los registros en 1961, con un aumento de 1,03 grados respecto a la media histórica. Efectos del calentamiento global Incluso en Harbin, conocida por sus inviernos extremos, los efectos del cambio climático son evidentes y la temporada de recolección se ha acortado, complicando el trabajo de los recolectores, que enfrentan temperaturas de hasta -20 °C con escasas garantías laborales. Según un informe reciente, las asignaciones por bajas temperaturas, de unos 200 yuanes (unos 26 euros) mensuales en Harbin, apenas cubren los riesgos de estos trabajadores. "Debido al calentamiento global, la fecha de la recolección de hielo tendrá que retrasarse. Tomemos este año como ejemplo. Este año es un invierno cálido, pero no podemos luchar contra la naturaleza", advierte Jia. Ante este panorama, insiste en la necesidad de concienciar: "Lo único que podemos hacer es informar a todos y hacer que protejan el medio ambiente". Perspectivas futuras y estrategias de adaptación A pesar de los desafíos, Harbin busca adaptarse para preservar su legado: "Hemos comenzado a almacenar bloques de hielo para utilizarlos el año siguiente", explica Jia. Esta medida, junto con el ajuste de las fechas del festival al período de 'Sanjiu' (los nueve días siguientes al día del Solsticio de Invierno), cuando las temperaturas son más bajas, permite mantener la calidad del evento. La tecnología también es clave: "Se han adoptado tecnologías modernas que son muy eficientes para mejorar la recolección de hielo", señala el recolector de hielo. En paralelo, la promoción de vehículos sostenibles en eventos turísticos refuerza el compromiso de Harbin con la sostenibilidad. Y en el plano cultural, Jia insiste en educar a las nuevas generaciones sobre esta tradición: "Hay que tener en cuenta tanto la historia como la modernidad". Con estas medidas, Harbin no solo busca proteger su herencia, sino también posicionarse como un referente de turismo invernal sostenible: con danzas tradicionales y especialidades locales como peras congeladas, el festival se ha consolidado como un pilar económico y cultural para las futuras generaciones. "En la última edición, alrededor de 30.000 o 40.000 personas acudieron (para recolectar hielo), incluyendo pequeños comerciantes que montaron negocios temporales", señala Jia. La región recibió casi un 80 % de sus visitantes de provincias del sur, lo que explica el crecimiento del 40 % en tours grupales hacia la ciudad. Asimismo, Harbin atrae a miles de personas cada año gracias también al festival en el que, durante estas fechas, algunos de los mejores escultores del mundo transforman bloques de hielo en todo tipo de figuras, convirtiendo a la urbe en uno de los pilares del turismo invernal en China, que en 2024 generó más de 1 billón de yuanes (137.000 millones de dólares, 131.693 millones de euros). "Queremos salvar esta cultura, que existió hace cien años, ahora se ha convertido en una fiesta para el disfrute de todos", remata Jia. (c) Agencia EFE