Las emociones negativas te envejecen: esto es lo que debes hacer para contrarrestar sus efectos
Ese profundo surco en el entrecejo no es solo causado por la acción natural del tiempo. Es posible que sea consecuencia del estrés y de las preocupaciones, emociones que pueden ir mucho más allá de las líneas de expresión.
Además del paso del tiempo, nuestra piel -sobre todo la del rostro- es capaz de manifestar más de 10.000 expresiones asociadas a las emociones, según descubrió en los años 60 el científico californiano Paul Ekman, pero además de las consecuencias obvias en la piel, todo lo que sentimos se revela de alguna manera a través de nuestro cuerpo.
Así como cuando estamos enamorados, nos sentimos alegres, lucimos especialmente atractivos, cuando tenemos angustias y estrés, el rostro y el cuerpo en general puede delatarnos.
Susana Misticone, médico especialista en dermatología cosmética y láser, confirma que efectivamente las emociones negativas pueden impulsar el envejecimiento de la piel y afectar nuestra apariencia. “Sí. Es cierto. Toda emoción que nos genere estrés nos hace más susceptibles a infecciones, pues se nos debilita el sistema inmunológico. Por ejemplo, es conocido que luego de un estrés fuerte las personas se encanecen y arrugan en muy poco tiempo”.
Misticone agrega que hay muchas enfermedades de la piel que empeoran con el estrés, la ansiedad o la tristeza. "Afecciones como la dermatitis seborreica, la psoriasis, el vitiligo, el eczema y hasta el mismo acné empeoran. Pero hay enfermedades que van más allá como la neurodermatitis, la cual produce picazón y rascado crónico; la tricotilomanía, que se manifiesta por el arrancado compulsivo del cabello; y las excoriaciones neuróticas, trastorno con el cual las personas que se rascan hasta hacerse daño. En estos casos los tratamientos siempre tienen que ir acompañados de terapias psicológicas”.
Por qué ocurre
La psicólogo clínico Adriana Gioni, explica que la psicosomática estudia las relaciones mente-cuerpo, la influencia de los factores psíquicos en los trastornos físicos, en la cual profesionales de la medicina y la psicología buscan comprender el origen de determinadas enfermedades. “En este grupo de enfermedades no se incluyen aquellas causadas por factores hereditarios, alteraciones genéticas y las causadas por factores medioambientales”.
La experta cita a la Clínica de la Ansiedad en España cuando explica que una persona sufre somatizaciones cuando presenta uno o más síntomas físicos y tras análisis detallados estos síntomas no pueden ser explicados por una enfermedad física. “Además, pese a que la persona pueda padecer una enfermedad, tales síntomas y sus consecuencias son excesivos en comparación con lo que cabría esperar. Todo ello causa a la persona un gran malestar en distintos ámbitos de su vida”.
La ecuación es sencilla: así como una enfermedad física hace que nos sintamos decaídos anímicamente, las emociones negativas pueden provocar síntomas físicos.
Tal como refiere la Sociedad Española de Medicina y de Familia Comunitaria, que tengamos como consecuencia de emociones negativas afecciones en nuestra salud física se explica desde dos enfoques fundamentales. El primero, responde a que cuando experimentamos emociones como ira, miedo, preocupación y tristeza, abandonamos hábitos saludables como mantener una alimentación adecuada, la práctica de ejercicio o una vida social activa. En lugar de ello, se recurre al sendentarismo y adicciones para evadir o contrarrestar estas emociones.
Esto, por supuesto, incide negativamente en nuestra piel, y en nuestra salud en general apurando el envejecimiento y causando deterioro al organismo.
Por otra parte, y más complicado, las reacciones emocionales sostenidas en el tiempo afectan nuestra salud con la activación del sistema nervioso autónomo, elevación de la frecuencia cardíaca, hipertensión arterial, aumento de la tensión muscular, disfunción central de la neurotransmisión, perturbación de ritmos circadianos de cortisol, entre otras cosas.
Gioni, quien es también psicopedagoga, agrega que “el factor que lleva a la aparición de síntomas somáticos o al agravamiento de las enfermedades son desequilibrios en el sistema inmunológico. Es frecuente que cuando nos enfrentamos a un conflicto la persona padezca gripe, migrañas o dolencias corporales que aparecen cuando la inmunidad está baja. Por tanto, cualquier trastorno orgánico está relacionado con los estados emocionales, conscientes o inconscientes, recientes o lejanos”.
La psicóloga puntualiza que con el estrés, la ansiedad o la depresión, se activan hormonas que provocan cambios en nuestro organismo, generando radicales libres que ocasionan desde envejecimiento prematuro hasta enfermedades como el cáncer.
“En este sentido, el cuerpo actúa como una pantalla donde se van proyectando las emociones. Y las emociones negativas se proyectan en forma de dolencias. Esas somatizaciones se producen a corto o a largo plazo, ya que cada mente y cuerpo reaccionan conforme a su propio tiempo. Por eso se hace necesario un esfuerzo por resolver todo lo que nos disgusta, evitando así que nuestro inconsciente se comunique a través del cuerpo negativamente, pues es un hecho que el factor psíquico predomina, constituyendo el origen de gran parte de las dolencias adquiridas a lo largo de la vida”.
Cómo frenar a tiempo
Sentirse motivado, enamorarse, disfrutar de los placeres de la vida, como una buena comida, regocijarse con la contemplación de la naturaleza, ser amable con otros y dar incondicionalmente son acciones que generan emociones positivas que se traducen en bienestar general, y esto ocurre porque se activan zonas específicas del cerebro que liberan neurotransmisores que promueven esas sensaciones.
De hecho, Gioni recomienda hacer actividades que liberen endorfinas de forma natural, que contribuyan a hacernos sentir bien y a ser útiles para otros, tales como practicar alguna autodisciplina como la meditación o alguna modalidad deportiva o afición, aprender a hacer algo nuevo o desarrollar alguna habilidad, disfrutar del arte, y reservar siempre tiempo para el ocio.
“Con el fin de mantener y fortalecer la salud mental y emocional es importante prestar atención a nuestras propias necesidades y sentimientos, no permitir que el estrés y las emociones negativas como rencores y resentimientos, se acumulen. Tratar de mantener un equilibrio entre las responsabilidades diarias y las cosas que nos gustan, y cuidar de nosotros mismos permite estar mejor preparado para hacer frente a los desafíos cuando aparezcan".
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR:
La campeona olímpica Gabby Douglas cuenta lo que sufrió por su cabello: "Tenía calvas en la cabeza"
El autocuidado: la única herramienta de protección en tiempos de pandemia
EN VIDEO: La vida en color: la chica arcoíris