Ari Telch y su lucha contra el estigma de la enfermedad mental que casi destruye su vida: "somos muy ignorantes"
A mediados de los años 90, Ari Telch era uno de los actores más famosos y populares de la televisión y el teatro en México; su participación en telenovelas como “Mirada de mujer”, “Imperio de cristal”, “Dos vidas” (en la que hizo su debut formal, al lado de Rebecca Jones, en 1988) y “Muchachitas”, que fuera un fenómeno de popularidad.
Sin embargo, hacia la primera década del 2000, Ari había encontrado muchos problemas y su fama se había convertido en una carga, al ser catalogado como un actor “difícil” e “irresponsable”, y al hacer público su diagnóstico de una enfermedad mental, el medio que le dio celebridad prácticamente le volvió la espalda; sin embargo el que haya logrado vencer esta adversidad –y si no vencerla, por lo menos vivir con ella– es una historia de éxito que amerita reconocimiento.
Telch, que es un hombre sensible y culto, padre de dos hijas adultas y que pese a todo, ha mantenido el afecto de un sector del público que nunca lo abandonó, padece de manera congénita un trastorno de bipolaridad tipo II, enfermedad que es incurable, pero sí tratable, y cuida mucho de su salud mental para que esta no interfiera con su vida diaria.
La bipolaridad irrumpió en su vida privada y pública hacia 1996 cuando estaba en el apogeo de su éxito como actor, a punto de dejar las filas de Televisa, donde llevaba más de diez años trabajando, para incorporarse a las de Argos para protagonizar “Mirada de mujer” al lado de Angélica Aragón, y colmaba el Foro Shakespeare varias noches a la semana con la obra teatral “XXXX” en la que compartía escena con Consuelo Duval y Amara Villafuerte y en la que hacía desnudo total –esto era algo que Ari ya había llevado a cabo en escena anteriormente, en obras como “La Tarea”, dirigida por Jaime Humberto Hermosillo, donde aparecía al lado de María Rojo.
Todo parecía ir muy bien, hasta que él comenzó a perder el control de su persona, como lo relata en su espectáculo unipersonal “D’Mente”, en el que habla sin tapujos de sus experiencias, momentos en que la bipolaridad lo llevó a vivir extremos de euforia, sexo y gastos desmedidos, pero también de profunda tristeza y ganas de quitarse la vida. “Pasaba a estar de un buen humor a mentar madres; de estar eufórico y dormir un par de horas, a períodos en los que no podía levantarme de la cama, sumido en la tristeza, la apatía e ideas suicidas”.
Este espectáculo, que estrenó en 2018 y con el que continúa en gira y que además puede verse en streaming alrededor del mundo, Telch es honesto acerca de las circunstancias de su vida como bipolar y cómo no se ha dejado vencer, tanto por él, como por quienes le rodean, entre ellas sus hijas Sofía y Paulina (que vive en Brasil).
En una extensa entrevista con Adela Micha, Telch explicó cómo vivió su enfermedad: “Tienes largos periodos de normalidad y, de pronto, así, nada más, te vas a la manía, a la hipersexualidad, combinada con el parloteo y conductas de riesgo. No necesitas dormir, no por insomnio, sino porque no puedes, basta un par de horas al día y el resto te la pasas echando relajo y gastando en exceso. Es una enfermedad sumamente delicada”, explicó.
Asimismo, el actor confesó que, aunque había tenido episodios de manía y depresión desde la adolescencia, no fue después de los 36 años que finalmente acudió al psiquiatra buscando solución a sus problemas.
“En esa época tenía mucha energía,” señaló “y pensaba que los días deberían durar 36 horas, pero de pronto comencé a irme para abajo, había tres o cuatro días en los que no me paraba de la cama. Me diagnosticaron depresión y así estuve como ocho años, tomando fármacos.”
También reconoció que se apoyó en el alcohol (hoy no bebe nada más fuerte que un refresco) para sobrellevar la manera en que se sentía. Así lo dijo al diario Milenio: “Cuando no entiendes ni tienes los medicamentos a la mano, te medicas con lo que te encuentras y lo más fácil es el alcohol; hasta que un día dije basta y me interné veintiocho días, me quité el alcohol de encima. Eso fue hace más de 10 años.”
Afortunadamente, hoy en día, Telch puede identificar si está recayendo o si la medicación está perdiendo su efecto, pero debe mantenerse muy alerta: por otra parte, el medio no fue generoso con él al principio, y aún hoy, causa incomodidad abogar y hablar abiertamente sobre la salud mental, como lo hace en su espectáculo, en el que hace alusión a las actitudes impulsivas que lo llevaron a casarse varias veces (una de ellas con Ninel Conde, que fue una unión fugaz, aunque ella la aprovechó para poder entrar al mundo de la fama, que era lo que deseaba, aunque dejó de lado a su cónyuge en su peor momento) y a desperdiciar muchos recursos, aunque Ari no se arrepiente ya de nada, porque “el arrepentimiento es importante, pero no puede ser permanente. Puedes reconocer que hiciste mal, pero tampoco fustigarte por ello para siempre”.
Así fue que surgió “D’Mente”, un unipersonal (o one-man show) que tiene una duración aproximada de una hora con 40 minutos, en los que como actor y como conector, busca que el público tenga una mayor consideración para hacerse revisiones sobre la salud mental, recalcando que se trata de problemas que muchas veces pasan por alto o ni siquiera son considerados en la vida diaria: “a nadie se le ocurre que pueda tener un problema. Los medios, cuando yo me enfermé, pensaron que yo era drogadicto o alcohólico, o nada más mamón, o decían que estaba loco, pero siempre con opiniones muy a la ligera, y cuando fui honesto y dije ‘esto es lo que tengo’, no les gustó, y no querían que hablara de ello, pero yo no tengo por qué esconder quién soy y cómo soy y es lo que busco con este espectáculo: que se le pierda el estigma a la enfermedad mental y que se sepa que se puede vivir con ella, bien, aun si no hay cura”.
La idea de esta obras es que la gente además de pasársela muy bien, se percate de lo que es la enfermedad mental y tal vez se mire al espejo si hace falta. “Desgraciadamente somos muy ignorantes en lo que respecta a la enfermedad mental porque está muy estigmatizada, llena de mitos y de tabúes, sobre todo reina alrededor de ella una terrible ignorancia. Si mi experiencia sirve de algo para que otra persona busque ayuda, entonces todo lo que pasé no habrá sido en vano”.
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