Aspromonte, la tierra de los últimos es una fábula sensible sobre la Italia más postergada

Aspromonte, la tierra de los últimos, estreno del jueves 15
Aspromonte, la tierra de los últimos, estreno del jueves 15

Aspromonte, la tierra de los últimos (Aspromonte, la terra degli ultimi, Italia/2019) Dirección: Mimmo Calopresti. Guion: Mimmo Calopresti y Monica Zapelli. Fotografía: Stefano Falivene. Edición: Esmeralda Calabria y Andrea Bonanni. Música: Nicola Piovani. Elenco: Valeria Bruni Tedeschi, Marcello Fonte, Francesco Collela, Marco Leonardi, Sergio Rubini, Romina Mondello, Francesco Siciliano, Elisabetta Gregoraci, Francesco Grillo, Giulio Cuzzilla, Elisa Rosaci. Calificación: apta para mayores de 13 años. Distribuidora: Zeta Films. Duración: 89 minutos. Nuestra opinión: muy buena.

El título de esta sentida película de Mimmo Calopresti se explica desde el comienzo de la narración: “Los griegos lo llamaban ‘Monte brillante’, a la distancia, desde las naves, se lo veía blanco como la nieve. Para mí, es la tierra de los últimos”, y así sitúa la historia que se remonta a febrero de 1951, cuando del pequeño pueblo de Áfrico, en el valle del macizo de la región de Reggio Calabria que da título al film, bajan los pobladores a la ciudad para reclamar un médico para esa región postergada. En paralelo, al pueblo cuasidesierto arriba la profesora Giulia Tedeschi con la misión de dar clases.

Luego todo se desenvuelve con la precisa labor de Calopresti como una fábula que, con ineludibles pinceladas y cierta evocación neorrealista, conecta ambos universos bajo una idea central: la postergada unidad de Italia. Los campesinos con una ruta que los conecte y la maestra enseñando italiano por sobre el dialecto local en una escuela en desuso hace tiempo. Por supuesto, los cambios no están exentos de miedos, amenazas y complicaciones y, muchas veces, no son como se los espera.

Un relato de gran sensibilidad apoyado en un sólido elenco donde subyace el enorme trabajo de Valeria Bruni Tedeschi como esa profesora que busca educar a los pequeños habitantes de un pueblo donde: “Se estudia por pasión, no porque sirva para algo”, y donde el director incluyó la dedicatoria: “Questo film e dedicato alla gente di Calabria”, para aquellos que sufrieron la urgencia de vivir en el olvido.