Atrapa almas: un fútil relato de suspenso y terror que sorprende por su impericia

Atrapa almas: un fútil relato de suspenso y terror que sorprende por su impericia
Atrapa almas: un fútil relato de suspenso y terror que sorprende por su impericia

Atrapa almas (Hunting Souls, Estados Unidos/2022). Dirección: Diego Silva Acevedo. Guion: Diego Silva Acevedo. Fotografía: Schenley Sargusingh. Música: Raúl Grillo. Edición: Diego Silva Acevedo. Elenco: Aiden Turner, Sunny Mabrey, Chloe Garcia-Frizzi, Liz McGeever, Eddie Craig. Duración: 97 minutos. Calificación: apta para mayores de 13 años. Distribuidora: Lupino Films. Nuestra opinión: mala.

En La rosa púrpura del Cairo, obra maestra de Woody Allen, el personaje de Jeff Daniels emergía de una pantalla cinematográfica para interactuar con una admiradora a cargo de Mia Farrow. De este modo, la tan mentada magia del cine se volvía tangible, rompiendo la barrera entre ficción y realidad. En Atrapa almas se podría decir que pasa más o menos lo mismo: los personajes están toda la película diciendo “Esto no puede ser real”. Y desde la butaca, a medida que avanza este despropósito, el espectador piensa lo mismo: esto no puede ser real.

La película comienza con la pesadilla de Mike (Aiden Turner), un sueño en el que huye de un enmascarado hasta que lo encuentra y lo mata de un tiro en la cabeza. El hombre se despierta angustiado junto a su esposa Angie (Sunny Mabrey), quien trata de explicarle que no es para tanto, haciendo alarde de un sentido común que, lamentablemente, le dura poco. Enseguida aparece en la habitación la hija de ambos, la pequeña Sophie (encarnada por las hermanitas gemelas Chloe y Sophia Garcia-Frizzi), reclamándole atención al papá. El problema es que solamente la ve Mike, porque en realidad la nena está durmiendo en su habitación. No conforme la trama con esta primera manifestación paranormal, se suma que Sophie padece un mal extraño que la deja cada vez más débil.

En menos de diez minutos, el director Diego Silva Acevedo sienta las bases de una película que, aunque remanida, podría despertar cierto interés. El problema es lo que viene después. Porque además de desarrollar lo planteado, el guion comienza a dividirse de acuerdo a la aparición de nuevos personajes, hasta el punto de de no entenderse cuál es la historia principal y cuáles las secundarias.

Una conversación de pareja da a entender que Angie podría tener premoniciones (idea que nunca se desarrolla), aparece una asistente social que sospecha que Mike abusa de su hija; el mejor amigo de la nena tuvo sus mismos síntomas y murió, a pesar del esfuerzo de su padre que lo cuidaba mediante un ritual, del que tampoco se va a saber nada. Y así. Es más, cuando ya la trama se enreda lo suficiente como para llegar a un punto muerto que ella misma construyó, aparece una experta en satanismo, para explicarle de una vez por todas al espectador qué está pasando. Aunque tampoco es de tanta ayuda.

Está claro que el director y guionista se ha criado viendo clásicos como La profecía, El resplandor, algo de Freddy Krueger, tal vez leyendo a Lovecraft, y cuestiones por el estilo, pero amontonar todo eso en una misma historia sin el menor sentido no es lo que enseñan en las escuelas de cine. Tampoco ayuda la elección del casting: sumando a todo el elenco no se llegan a tres expresiones. Entre la sobreactuación y el blackout, ni Turner, ni Mabrey, ni las gemelas llegan al registro mínimo indispensable para sacar a la platea de la apatía.

Uno de los momentos más absurdos de Atrapa almas es cuando la pareja encuentra en la pared de la casa una inscripción gigante (ah, porque el demonio también deja mensajes, además de hace ruidos de noche, abrir o trabar puertas) que dice: “No la puedes salvar”. El hallazgo no deja mucho lugar a dudas sobre lo que pasa, y, sin embargo, incluso con la diabólica inscripción de fondo, el matrimonio se sienta a reflexionar si estas manifestaciones del más allá no serán producto del estrés, o del viento que mueve las cortinas. Ni Scary Movie se atrevió a tanto.

Cuando ni siquiera la película se toma en serio, cuesta entrar en su universo, y mucho menos, disfrutarlo. No queda claro qué quisieron hacer con Atrapa almas, si fue impericia o simplemente desidia. Pero si el objetivo era ofrecer un relato de suspenso y terror, es importante decir que consiguieron exactamente lo contrario.