Realidad o mito: ¿es cierto que aumentamos de peso con la edad?
La vida actual nos permite tener una vida mucho más activa, dinámica, y productiva a pesar del paso del tiempo. Los 50 o 55 años de edad eran en el pasado una época para concretar los últimos pasos para en el retiro hacia una vida sosegada, en la que el mayor reto fuese esperar la llegada de los nietos.
Ahora no. Las actividades diarias no se detienen, los desafíos están a la orden para ser alcanzados y replanteados como nuevas metas y la década de los 50 es simplemente otra etapa para disfrutar y producir para seguir adelante hasta que el cuerpo aguante.
Sin embargo, a veces la biología comienza a hacer sus cálculos naturales para avisarnos que vienen cambios en nuestro organismo que son inevitables. En el caso de las mujeres, es desde los 45 años cuando comienzan los síntomas de la menopausia que pueden incluir, por supuesto, una tendencia a aumentar de peso y la redistribución de la grasa en el cuerpo.
Para los hombres no es diferente. A partir de sus 50 años de edad presentan la andropausia que se trata, según el doctor Víctor Díez, consultado por El Mundo, de una caída gradual de los niveles de testosterona, lo cual puede afectarles provocando, entre otros síntomas, disminución del tono muscular y de la fuerza, fatiga, insomnio, riesgo de osteoporosis, y, por supuesto, aumento de la grasa corporal.
Pareciera que el aumento de peso es un factor común del que muchos no pueden escapar, sin embargo, al conocer los detalles de las pruebas que se avecinan, podemos superarlas mucho más fácil. La doctora Rebecca Moran, médico de medicina familiar, entrevistada para un artículo de la web de Banner Health en Phoenix, Estados Unidos asegura que muchos de sus pacientes no comprenden por qué, a pesar de no haber hecho ningún cambio en su dieta y actividad física, han aumentado de peso con la edad.
La respuesta de la especialista es sencilla: “No se dan cuenta de que, a medida que envejecemos, las calorías que se necesitan para hacer latir el corazón, digerir la comida y parpadear los párpados simplemente disminuyen”, afirma.
De manera que el frecuente aumento de peso en la medida que envejecemos está relacionado con tres factores claves según la especialista. La composición de nuestro organismo se hace distinta, el metabolismo se hace más lento y los niveles hormonales cambian. Vale destacar que si el aumento de peso es repentino, debemos consultar al médico inmediatamente.
Hormonas, metabolismo y sí, cambios corporales
La doctora Elizabeth Rojas de Poller, médico endocrinólogo recuerda que cuando las mujeres, entre los 45 y los 55 años de edad a más tardar, entran en el periodo de la menopausia y durante un período de un año o más sufre algunas alteraciones por la caída de los estrógenos. “Esto se asocia con la aparición de la hipertensión arterial y los eventos cardiovasculares que en ese momento de la menopausia se equiparan a lo que ocurre en el hombre, algunas pueden presentar diabetes, y obesidad”.
En el hombre, la disminución en los niveles de son más graduales, pero también inciden en estos cambios. Afortunadamente, según indica la doctora Rojas de Poller, hay un porcentaje alto de personas que ya no ven esta etapa como una etiqueta negativa, al contrario, hoy la mujer acepta su estatus menopáusico como una etapa en la que aún hay muchas cosas por hacer, y sobre todo, acude al médico para optimizar su salud.
Para esta etapa de la vida “existen tratamientos médicos, con hormonas o sin ellas si hay contraindicación, que contribuyen a evitar y prevenir la obesidad, la diabetes y se corrijan todos esos trastornos”.
Por otra parte, después de cierta edad es posible que tengamos menos ganas y ánimos de ejercitarnos, y esto definitivamente juega en nuestra contra. Al hacerse más lento el metabolismo, necesitamos menos calorías para llevar a cabo nuestras actividades cotidianas, con lo cual no estamos gastando la energía que consumimos habitualmente y es cuando comienzan a acumularse kilos indeseados. En este caso no solamente lo que comemos sino nuestra actividad física influirá en la aceleración del metabolismo.
Luego, hay que tener en cuenta que en la medida que envejecemos, nuestra masa muscular disminuye y esos espacios los toma la masa grasa que aumenta. De manera que hay que considerar consultar con los especialistas cómo mantener a tono la masa muscular, si se incorporan suplementos a nuestra dieta, además del esfuerzo de mantener la actividad física.
Manos a la obra
Expuestas las causas hay que revisar nuestros hábitos y rutinas y comprometernos a realizar los cambios que correspondan, no tanto por temas estéticos, sino para disminuir el riesgo de padecer otras enfermedades. La doctora Moran afirma que sí es posible lograr un equilibrio haciendo ejercicio y comiendo de forma más saludable, sobre todo si logramos concentrarnos más en sostener un estilo de vida saludable que en la báscula.
Para esto, los ajustes en nuestra dieta deben comenzar por aumentar la ingesta de fibras, pocas grasas saturadas y proteínas de alta calidad. “La proteína es el bloque de construcción del músculo, por lo que es especialmente importante consumir suficiente”, dijo.
Además, incorporar la ingesta de té verde, cuyos antioxidantes contribuyen con el control el peso según una investigación publicada en el American Journal of Clinical Nutrition; así como frutos rojos que son muy eficientes en la aceleración del metabolismo, según un artículo publicado en Food & Function.
En cuanto a la práctica de ejercicios, la doctora Moran aconseja sumar rutinas de resistencia a las actividades de cardio. “Como el músculo es metabólicamente más activo que la grasa, el aumento de la masa muscular magra es muy útil en la lucha contra el aumento de peso”, aseguró.
Finalmente, dormir bien nos ayudará a mantener en alto la energía a lo largo de cada jornada y realizar actividades que nos ayuden a mantener a raya el estrés, serán también muy valiosas.
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