La mente de los bebés
En solo un año de vida, un bebé tendrá desarrollado el tamaño de su cerebro al 80 por ciento del que tendrá de adulto.
Patricia Kuhl es codirectora del Instituto del Cerebro y Ciencias del Aprendizaje de la Universidad de Washington y se ha especializado en la investigación de los procesos de aprendizaje tempranos del lenguaje, y ha hecho hallazgos sorprendentes acerca de cómo los bebés aprenden un lenguaje por sobre otros: escuchando a los humanos alrededor suyo y procesando los sonidos que necesitan conocer. Sus experimentos de laboratorio (y escaneos cerebrales) muestran cómo los bebés de 6 meses utilizan raciocinio sofisticado para entender su mundo.
A Kuhl la pasiona descubrir cómo se produce el aprendizaje. "Es fundamental para comprender cómo podemos maximizarlo —dice- y poder adaptarnos mejor a nuevas situaciones."
Según ella, la habilidad para aprender el primero, o un segundo, tercero o cuarto idioma va cambiando a lo largo del paso de los años.
"Los bebés son unos verdaderos genios. Los niños entre cero y siete años asimilan conocimiento como las esponjas absorben el líquido, con solo ponerlos en el ambiente adecuado. A medida que nos acercamos a la pubertad vamos haciéndonos menos habilidosos, y aún peores en la adultez."
Curiosamente, esta gigantesca capacidad de aprendizaje en los bebés sucede con el lenguaje y con la música. La pregunta es cuál es el secreto de los bebés, y que los adultos, con capacidades cognitivas superiores no podemos desplegar. "Todos funcionamos con un cerebro con habilidades computacionales y estamos produciendo estadísticas con toda la información que recibimos. Aprendemos acerca de lo visual, de lo auditivo, y de toda la información que ingresa en nuestro sistema inconscientemente. Los bebés sienten, escuchan, ven, y su cerebro va haciendo estadísticas: parte de esto tiene que ver con el procesamiento del lenguaje: cuántos sonidos, de qué tipo, acompañados de qué gestos están observando."
Esto se denomina "aprendizaje implícito". Te observo, veo cómo te comportas y detecto lo que te gusta y lo que no te gusta. Eso es parte de mi conocimiento implícito acerca de ti y surge automáticamente. Kuhl, de acuerdo con los experimentos realizados con bebés, sostiene que la interacción social e clave para que puedan asimilar su procesamiento de información.
"Llevamos a bebés estadounidenses de entre 9 y 11 meses, con sus mamás, que estaban aprendiendo inglés, su propio idioma, a 12 sesiones con personas de universidades que hablaban chino mandarín o español como primer idioma —explica Kuhl-. Se sentaban en el suelo y jugaban con ellos con libros y juguetes, mientras hablaban su idioma nativo. Otro grupo hizo lo mismo pero escuchando hablar solo en inglés. A un tercer grupo solo se le hizo oír el mandarín por televisión, o sea, información visual y auditiva pero sin interacción social. Y un cuarto grupo recibió solo información auditiva. La conclusión fue que solo el grupo que había interactuado en vivo con las personas que hablaban en otros idiomas, al cabo de las doce sesiones eran capaces de identificar esos nuevos sonidos: sus cerebros respondían a las palabras del mandarín o del español."
Lo que la investigadora llama "presión evolutiva" para comunicarnos a través del lenguaje, por ser seres sociales, es lo que nos lleva a aprender otra lengua cuando interactuamos. Allí se suma al proceso el aprendizaje implícito, que surge automáticamente de la observación del otro.
Aquí les dejo una entrevista con Patricia Kuhl.
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